La llamada

La preciosa Lyda una noche bajó apresurada a su cámara subterránea secreta, pues sentía la llamada. Levantó la alfombra, no sin antes detenerse a echar un vistazo a la Flor de Lis, que en terciopelo plateado aun se dibujaba, vieja y pisada mil veces. Abrió la trampilla y bajó las escaleras corriendo, y al poco llegó a la habitación secreta.

Allí tomó una pintura de una balda en la pared y comenzó a dibujar en el suelo, hasta formar un símblo muy hermoso. Extrañas formas y dibujos que significaban cosas que sólo ella conocía. Entonces se arrodilló, y apagó las velas. Todo quedó oscuro y en silencio, y apareció él.

Era una figura borrosa, un espíritu de otro mundo, que venía a darle las nuevas de lo acontecido.

- El tiempo será quien decida. Dos meses y medio...

Ella no contestó, entendiendo exactamente a qué se refería, y la figura desapareció sobre el dibujo en el suelo.
Todo quedó a oscuras, en el más completo silencio...






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