El mensajero llegó al atardecer, cuando ya las primeras estrellas habían nacido al sur del extenso desierto de Elhada, donde los elfos oscuros habían vivido durante miles de años. Aquella noche, sería la primera en muchísimo tiempo en que Lorsan, Princesa de la Casa de Orah, dormiría deseando que llegara un nuevo día. El hastío, la rutina y el silencio del desierto eran lo único que tenía. Hija de uno de los más grandes guerreros de la Alta Estirpe de Yandalath, hermano del que algún día sería Rey de Orah, y si los planes de su padre resultaban, Señor, además, de todos los elfos... ¿Pero qué le quedaba a ella, salvo el olvido y la ignorancia de su padre, Sarek, de Orah?
Cuando el mensajero llegó, Lorsan estaba sentada en su trono, comiendo un pescado exquisito, de un color blanco reluciente. Estaba sola, pues hacía tiempo ya que ella y su esposo, Theraco, mantenían vidas separadas. El elfo corrió hasta sus pies, se quitó el yelmo y se arrodilló apresurado ante ella. Al otro lado de sus lacios cabellos oscuros habló exhausto.
- Mi Señora. Un ejército pielverde se acerca por el sur. Han cruzado las montañas, y...- Levantó la cabeza y miró a la Princesa.- Traen consigo La Sangre de Edön.
Lorsan se levantó de un salto, y plato, cubiertos y pescado cayeron al suelo, junto al mensajero, que permaneció inmóvil.- ¿Cómo lo sabes?
- Han enviado emisarios, mi Señora. Han traido esto con ellos...- Y sacó del peto de su coraza un pañuelo, con el escudo de la Casa de Yandalath bordado.- Aseguran que su intención es devolverla, y rendiros culto.
- Malditos... ¿Quién los dirige?- Preguntó la Princesa.
- Un orco, al que se han referido como Garko.
- Ha hecho bien en traer un ejército, pues... Los pielesverdes no negocian. Quieren guerra. y la tendrán.- Lorsan volvió a sentarse.- La Sangre de Edön...- Fueron palabras que se escaparon de su boca, cuando la imagen de su padre ya estaba en su mente.- Ve a llamar a Ladda. Hazle saber que quiero su consejo. Y después dirígete a Dvalar, dile que quiero al ejército preparado mañana, con el amanecer. No pienso dejar que lleguen hasta mi castillo.
- Sí, mi Señora.- Y el mensajero salió del gran salón.
Cuando llegó Ladda, la consejera de Lorsan, ésta se encontraba sumida en pensamientos de grandeza. Aspirar a conseguir La Sangre de Edön era algo que habían ansiado muchos en mcuho tiempo.
- Ladda, has servido a la Casa de Orah desde sus comienzos, y antes ya serviste al padre de mi padre, Hiligar, llamado el Corrupto.- Ladda era una bruja muy poderosa, temida por muchos, y admirada sin duda por Lorsan.- Este es el momento en que mejor debes servirnos. Dame consejo. Dime, ¿qué poder alberga La Sangre de Edön?
La bruja miró fijamente a su Señora. Llegó a sonreir, y bajó la cabeza.
- Mi Señora, el poder de La Sangre de Edön es demasiado grande como para revelarlo en esta estancia.
- Ladda, vas a decirme lo que sabes. Mañana habrá una guerra, y esa Sangre estará en mis manos al anochecer.
- No es posible. La Sangre se perdió hace siglos.
- Ha sido encontrada, consejera...- Aquellas palabras sonaron en tono irónico, junto a una sonrisa malvada.- He de conocer su secreto.
- Mi Señora, no puedo revelársolo. Mi lealtad a vos es infinita, pero la que le debo a vuestro padre es superior, si cabe. Entenderéis que debo consultarle esto primero...
Aquello fue más un desafío de autoridad que una simple negativa. Ladda saltó ágil hasta la elfa bruja y sacó un cuchillo que siempre tenía preparado, a la espera del traidor inesperado. La sujetó del cuello con una mano, mientras con la otra le amenazaba.
- Vas a contarme cuál es su poder. O vas a morir sin hacerlo. En todo caso, mañana la Sangre será mía.
- Hasta vuestro padre, mi Señora, supo que enviarme a vos era un error. Pero hasta a la hijas hay que tenerlas bien controladas...- La bruyja rió.- En eso siempre estuvimos de acuerdo...
La princesa le clavó el puñal. Sin miramientos. Se hundió en el badomen de la bruja, y ésta se contrajo, conteniendo el dolor, no iba a permitirse darle ese lujo a Lorsan.
- Una sola gota de esa Sangre, mi Señora, alberga tal poder, que ni vos podréis controlarlo... Es la guerra condensada, la magia y la muerte concentradas...- Se le escapó un hilillo de sangre por la boca, que le cayó por la barbilla. Sus rostros estaban muy cerca, y uno de ellos se enfriaba ya poco a poco.- No podréis controlarlo...
Cuando el mensajero llegó, Lorsan estaba sentada en su trono, comiendo un pescado exquisito, de un color blanco reluciente. Estaba sola, pues hacía tiempo ya que ella y su esposo, Theraco, mantenían vidas separadas. El elfo corrió hasta sus pies, se quitó el yelmo y se arrodilló apresurado ante ella. Al otro lado de sus lacios cabellos oscuros habló exhausto.
- Mi Señora. Un ejército pielverde se acerca por el sur. Han cruzado las montañas, y...- Levantó la cabeza y miró a la Princesa.- Traen consigo La Sangre de Edön.
Lorsan se levantó de un salto, y plato, cubiertos y pescado cayeron al suelo, junto al mensajero, que permaneció inmóvil.- ¿Cómo lo sabes?
- Han enviado emisarios, mi Señora. Han traido esto con ellos...- Y sacó del peto de su coraza un pañuelo, con el escudo de la Casa de Yandalath bordado.- Aseguran que su intención es devolverla, y rendiros culto.
- Malditos... ¿Quién los dirige?- Preguntó la Princesa.
- Un orco, al que se han referido como Garko.
- Ha hecho bien en traer un ejército, pues... Los pielesverdes no negocian. Quieren guerra. y la tendrán.- Lorsan volvió a sentarse.- La Sangre de Edön...- Fueron palabras que se escaparon de su boca, cuando la imagen de su padre ya estaba en su mente.- Ve a llamar a Ladda. Hazle saber que quiero su consejo. Y después dirígete a Dvalar, dile que quiero al ejército preparado mañana, con el amanecer. No pienso dejar que lleguen hasta mi castillo.
- Sí, mi Señora.- Y el mensajero salió del gran salón.
Cuando llegó Ladda, la consejera de Lorsan, ésta se encontraba sumida en pensamientos de grandeza. Aspirar a conseguir La Sangre de Edön era algo que habían ansiado muchos en mcuho tiempo.
- Ladda, has servido a la Casa de Orah desde sus comienzos, y antes ya serviste al padre de mi padre, Hiligar, llamado el Corrupto.- Ladda era una bruja muy poderosa, temida por muchos, y admirada sin duda por Lorsan.- Este es el momento en que mejor debes servirnos. Dame consejo. Dime, ¿qué poder alberga La Sangre de Edön?
La bruja miró fijamente a su Señora. Llegó a sonreir, y bajó la cabeza.
- Mi Señora, el poder de La Sangre de Edön es demasiado grande como para revelarlo en esta estancia.
- Ladda, vas a decirme lo que sabes. Mañana habrá una guerra, y esa Sangre estará en mis manos al anochecer.
- No es posible. La Sangre se perdió hace siglos.
- Ha sido encontrada, consejera...- Aquellas palabras sonaron en tono irónico, junto a una sonrisa malvada.- He de conocer su secreto.
- Mi Señora, no puedo revelársolo. Mi lealtad a vos es infinita, pero la que le debo a vuestro padre es superior, si cabe. Entenderéis que debo consultarle esto primero...
Aquello fue más un desafío de autoridad que una simple negativa. Ladda saltó ágil hasta la elfa bruja y sacó un cuchillo que siempre tenía preparado, a la espera del traidor inesperado. La sujetó del cuello con una mano, mientras con la otra le amenazaba.
- Vas a contarme cuál es su poder. O vas a morir sin hacerlo. En todo caso, mañana la Sangre será mía.
- Hasta vuestro padre, mi Señora, supo que enviarme a vos era un error. Pero hasta a la hijas hay que tenerlas bien controladas...- La bruyja rió.- En eso siempre estuvimos de acuerdo...
La princesa le clavó el puñal. Sin miramientos. Se hundió en el badomen de la bruja, y ésta se contrajo, conteniendo el dolor, no iba a permitirse darle ese lujo a Lorsan.
- Una sola gota de esa Sangre, mi Señora, alberga tal poder, que ni vos podréis controlarlo... Es la guerra condensada, la magia y la muerte concentradas...- Se le escapó un hilillo de sangre por la boca, que le cayó por la barbilla. Sus rostros estaban muy cerca, y uno de ellos se enfriaba ya poco a poco.- No podréis controlarlo...
Ésta es la introducción al trasfondo de una semicampaña de WARHAMMER que voy a jugar con mi amigo Joe. Él conducirá a los Elfos Oscuros, y yo a los Orcos y Goblins, en una guerra que durará sólo un día. Pronto os iré contando más. De momento sólo lo estamos preparando. El nombre de la Campaña será: El Día de la Sangre.
2 comentarios:
Bueno qué escena más intensa, el final hasta me ha dolido a mí! Mucha suerte con los Warhammer, la imagen es preciosa también. Un besote!
Pinta muy bien este comienzo de partida de Warhammer :)
A ver si es verdad que este año empiezo a jugar. Ay mi madre... este verano va a ser demasiado friki me temo...
"Say heeeee!!!!"
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