La muchacha batió las manos llenas de dados tan fuerte como pudo, y cuando se detuvo, miró directamente a los ojos a la anciana que tenía delante. Aquellos ojos amarillos, profundos como el atardecer, te dejaban atontado si permanecías más de un segundo mirándolos. La bruja lo sabía, y bien que le sacaba partido. La chica abrió las manos sobre la mesa y el destino en la forma de una docena de dados cayeron sobre el tepate cubierto de inscripciones y coloridos exóticos. La chica, muy despacio, apartó las manos. Ya no dependía de ella. Su suerte estaba echada. Ahora sólo había que leerlo. En ese momento, la bruja, sentada justo en frente, en esa mesa redonda y pequeña, comenzó a contar como si le fuera la vida en ello. Ambas manos se movían de dado a dado, y sus dedos iban contando los valores de los dados al pasar por encima, mientras, parecía, los iba anotando en la cabeza. A la chica le pareció que pasó varias veces por cada dado. Había un dado de cuatro caras, tres dados de seis, un dado de ocho, un dado de diez, tres dados de doce lados, uno de veinte, uno de cien y uno que debía tener incluso más allá de cien caras, y que no tenía números, sino unas inscripciones incomprensibles. Cada dado era de un color diferente, y a la luz de la vela sobre la mesita la escena no parecía verosímil.
- Ciento treinta y dos.- Dijo la bruja escasos segundos después. La chica dudó si era cierto o si se había inventado la cifra, pues a ella le habría resultado imposible contar a tal velocidad.- Pero,- Se dispuso a añadir la bruja señalando el dado que no tenía números.- este dado indica que el valor debe dividirse por tres. Por lo tanto tu resultado es cuarenta y cuatro.- Para la chica, es como si la bruja hablara en otro idioma. Cuarenta y cuatro, pues cuarenta y cuatro. ¿Y eso qué significaba?- El doble cuatro indica valor. No significa que vayas a hacerlo, sólo que eres capaz. ¿Ves el dado de cuatro? En él obtuviste un tres, lo que le quita valor a tu doble cuatro. Pero en los de seis has sacado un cuatro, y dos doses, lo que podría indicar que vas a hacerlo.- La bruja hablaba a toda prisa, sin dejar que la chica razonara su comentarios, sin importarle demasiado. Movía ambas manos sobre el extraño tapete, dirigiéndose a los diferentes dados que iba nombrando, como si todo aquello tuviese un sentido que sólo ella pudiera ver, o que fuera una gran mentira, o que fuese la auténtica verdad del mundo.- En el de veinte, en cambio, ha sido un veinte, máxima puntuación. El dado de veinte es el de la fuerza. Así que si lo haces, es probable que te resulte. Pero hay un problema. Has sacado tres seises. ¿Ves? En el dado de diez, y en dos de los de doce. Eso indica un posible fracaso. Si hubiera sido en tres dados iguales, los de doce o los de seis, yo te aconsejaría que no lo hicieras, pues las consecuencias podrían ser terribles, pero si ha sido en dos de los de doce y en el de diez... Es posible que no signifique nada, o que te vaya mal. En todo caso, el cincuenta y uno te indica que el azar no está de tu lado, pero tampoco en tu contra. Todo depende de ti. Yo te diría, como consejo personal, que lo hagas, pues sino la duda se acomodará en ti y jamás podrás resolverla. Y los dados te dan valor y fuerza, aunque no te aseguran el éxito.
La bruja se calló, como si aquel veredicto fuera definitivo e inapelable. El destino estaba leído. Pero la chica no había comprendido nada. Fue a hablar, pero la bruja endureció los ojos, ni te atrevas, le decían en ese amarillo profundo. Aun así, ella pagaba, ella preguntaba.
- Pero... ¿Si no tengo un destino sobre esta cuestión, cómo puedo resolver el asunto?- Ella lo único que quería saber era si podía ir a ver a un hombre, del que estaba enamorada, y si éste le invitaría a un paseo, o una cena. Pero la bruja no le estaba ayudando nada.
- ¡Sí tienes un destino!- Casi le gritó, escupiendo las palabras de su garganta arrugada.- Todos lo tenemos. Es sólo que el destino no es definitivo. Siempre puede cambiar. Todo depende de lo que tú decidas hacer. Los dados sólo son una herramienta para leerlo. ¿No esperarías una respuesta contundente sobre un futuro incierto, verdad? Eso sería absolutamente ridículo.
- Ciento treinta y dos.- Dijo la bruja escasos segundos después. La chica dudó si era cierto o si se había inventado la cifra, pues a ella le habría resultado imposible contar a tal velocidad.- Pero,- Se dispuso a añadir la bruja señalando el dado que no tenía números.- este dado indica que el valor debe dividirse por tres. Por lo tanto tu resultado es cuarenta y cuatro.- Para la chica, es como si la bruja hablara en otro idioma. Cuarenta y cuatro, pues cuarenta y cuatro. ¿Y eso qué significaba?- El doble cuatro indica valor. No significa que vayas a hacerlo, sólo que eres capaz. ¿Ves el dado de cuatro? En él obtuviste un tres, lo que le quita valor a tu doble cuatro. Pero en los de seis has sacado un cuatro, y dos doses, lo que podría indicar que vas a hacerlo.- La bruja hablaba a toda prisa, sin dejar que la chica razonara su comentarios, sin importarle demasiado. Movía ambas manos sobre el extraño tapete, dirigiéndose a los diferentes dados que iba nombrando, como si todo aquello tuviese un sentido que sólo ella pudiera ver, o que fuera una gran mentira, o que fuese la auténtica verdad del mundo.- En el de veinte, en cambio, ha sido un veinte, máxima puntuación. El dado de veinte es el de la fuerza. Así que si lo haces, es probable que te resulte. Pero hay un problema. Has sacado tres seises. ¿Ves? En el dado de diez, y en dos de los de doce. Eso indica un posible fracaso. Si hubiera sido en tres dados iguales, los de doce o los de seis, yo te aconsejaría que no lo hicieras, pues las consecuencias podrían ser terribles, pero si ha sido en dos de los de doce y en el de diez... Es posible que no signifique nada, o que te vaya mal. En todo caso, el cincuenta y uno te indica que el azar no está de tu lado, pero tampoco en tu contra. Todo depende de ti. Yo te diría, como consejo personal, que lo hagas, pues sino la duda se acomodará en ti y jamás podrás resolverla. Y los dados te dan valor y fuerza, aunque no te aseguran el éxito.
La bruja se calló, como si aquel veredicto fuera definitivo e inapelable. El destino estaba leído. Pero la chica no había comprendido nada. Fue a hablar, pero la bruja endureció los ojos, ni te atrevas, le decían en ese amarillo profundo. Aun así, ella pagaba, ella preguntaba.
- Pero... ¿Si no tengo un destino sobre esta cuestión, cómo puedo resolver el asunto?- Ella lo único que quería saber era si podía ir a ver a un hombre, del que estaba enamorada, y si éste le invitaría a un paseo, o una cena. Pero la bruja no le estaba ayudando nada.
- ¡Sí tienes un destino!- Casi le gritó, escupiendo las palabras de su garganta arrugada.- Todos lo tenemos. Es sólo que el destino no es definitivo. Siempre puede cambiar. Todo depende de lo que tú decidas hacer. Los dados sólo son una herramienta para leerlo. ¿No esperarías una respuesta contundente sobre un futuro incierto, verdad? Eso sería absolutamente ridículo.
(...)
La Señora de la Magia Mutable
Lyda de Lis. Historia de una estatua de piedra
Darka Treake
Lyda de Lis. Historia de una estatua de piedra
Darka Treake
Hoy os dejo este fragmento, introducción de la Señora de la Magia Mutable, capítulo segundo del cuanto de Lyda de Lis. No os dejo aquí la versión descargable, aunque ya la haya subido, porque estoy pensando en algunos cambios.
Pero este fragmento me gustó como quedó, y quería mostrároslo.
Ya estoy con el tercer capítulo del cuento, y tengo ya escritos el quinto y sexto. La verdad es que va más avanzado de lo que esperaba. Os dejo aquí la lista de capítulos:
Lista de capítulos (Provisional)
Prólogo. Lluvia
LIBRO PRIMERO. El Lunariu
1. Lyda de Lis y la Bruja de los Sueños
2. La Señora de la Magia Mutable
3. El dragón nimio
4. Historia de una estatua de piedra
5. El sueño de la estatua
6. La advertencia del hombre extraño
7. Sebah, el duende de epoxi
8. Las botas bajo la cama
9. La última baronesa
10. Autorretrato
11. La Voz del Demonio
12. La Dama Negra
13. El Lunariu
14. Mircea, la Señora que guarda la Entrada
15. El muñeco
16. Impotencia
LIBRO SEGUNDO. La Fortaleza
17. Murtagh, el Señor Caracol
18. Lluvia
19. Lendaia, la bruja de pelo azul
20. Gudrun, la bruja orcglud
21. El arco de entrada
22. La Fortaleza
23. Gingoen, el Demonio Resentido
24. La estatua de piedra
Epílogo. El pacto de Dristán con Gingoen
Prólogo. Lluvia
LIBRO PRIMERO. El Lunariu
1. Lyda de Lis y la Bruja de los Sueños
2. La Señora de la Magia Mutable
3. El dragón nimio
4. Historia de una estatua de piedra
5. El sueño de la estatua
6. La advertencia del hombre extraño
7. Sebah, el duende de epoxi
8. Las botas bajo la cama
9. La última baronesa
10. Autorretrato
11. La Voz del Demonio
12. La Dama Negra
13. El Lunariu
14. Mircea, la Señora que guarda la Entrada
15. El muñeco
16. Impotencia
LIBRO SEGUNDO. La Fortaleza
17. Murtagh, el Señor Caracol
18. Lluvia
19. Lendaia, la bruja de pelo azul
20. Gudrun, la bruja orcglud
21. El arco de entrada
22. La Fortaleza
23. Gingoen, el Demonio Resentido
24. La estatua de piedra
Epílogo. El pacto de Dristán con Gingoen
Pronto vuelvo con más!!
2 comentarios:
todo esto tiene muy buena pinta... Lo que más me gusta es lo organizado que lo tienes todo, con tus capítulos por orden... Fantástico. Sigue escribiendo así que, en mi opinión, vas por muy buen camino...
Un beso enorme:
M.
Lo de los dados es buenísimo :D
He intentado pillarlo pero me dí por vencida cuando iba por los dados de seis... o era los de doce?¿ jajaja
Yo ... es que... soy de letras... ejem...
1 besito volado!
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