Estos días estamos comenzando a planear un gran viaje que tenemos en mente desde hace muchsísimo tiempo. Para verano de 2013, cuando hayamos acabado la tesis, dos amigos y yo, pensamos ir al Pacífico. Pretendemos pasar todo el verano de 2013 de isla en isla, con largas termporadas donde estemos más agusto. La idea de coger un barquito, y recorrer entre islas cercanas no se descarta...
Suena a locura, pero llevamos ahorrando ya mucho tiempo, y aun nos quedan 2 años más, así que lo vemos realmente viable.
Y estos días hemos comenzado los preparativos, a mirar destinos,y formas de llegar. Nuestro punto de reunión (pues estamos en los extremos de España: Galicia, Mallorca y Tenerife) es este blog: μ-Nesia.
Y todo ello me ha hecho pensar en cómo serían esos lugares en Mi Mundo, y he sabido cosas...
Resulta que tras el Gran Cataclismo, en que el Mundo casi se partiera, nació toda una cadena volcánica submarina, que se extendía desde las Tierras Orientales de Catai hasta las Tierras Prohibidas de Hiria, que las separaban más de 3000 millas náuticas, entre 6000 y 7000 Km. Allí donde las erupciones volcánicas alcanzaron la superficie del mar, se formaron innumerables islas, y entre ambos continentes quedó lo que llamaron la Cadena Volcánica de Munesia.
Estas regiones del Gran Océano, que separaban ambos continentes, fueron conocidas como los Mares del Fin del Mundo, pues para lo hombres del Catai, y de los Desiertos de Ceniza y más tarde del Viejo Mundo, aquello significaba el final de las aguas navegables. Algunos colonizaron las islas más cercanas a Catai, el Mar de las Especias lo llamaron, pues en las incontable islas había riquezas exóticas que no se hallaban en ningún otro lugar del Mundo. Las islas volcánicas y coralinas maravillaron a todos.
Los elfos habían mantenido aislada la Tierra de Hiria durante el tiempo que duró su Edad, pero cuando los hombres comenzaron a colonizar el Mundo, les resultó realmente difícil conseguirlo. A muchos les engañaron, haciéndoles creer que en tras aquellas aguas terminaba el Mundo, y por miedo, la mayoría jamás las navegaron. Los Mares del Fin del Mundo fueron una leyenda, y gracias la miedo, los hombres se mantuvieron lejos durante milenios. Pero los elfos de Hirinen y Gelidén, que gobernaban la Cadena Volcánica de Munesia, confiaron en algunos hombres, y les permitieron vivir en aquellas islas alejadas de todo. Los Siluallüi, que nacieron en la Tierra de Hiria y habían entablado muy buenas relaciones con los elfos de Hirinen, lanzaron fuertes oleadas migratorias sobre las nuevas islas formadas, y colonizaron muchas de ellas. Las primeras migraciones sucedieron pronto tras el Gran Cataclismo, en que las islas se formaran. Pero más tarde, en el S. V antes del comienzo del calendario del Viejo Mundo, estos hombres de tez negra y tecnología rudimentaria, colonizaron muchas islas más allá, acercándose peligrosamente a los Kitan y a Catai. Pero los Siluallüi se mantuvieron fieles a los elfos, y no fueron más allá sin su permiso.
Los Kitan, que provenían de Catai, se mantuvieron fieles a los elfos al principio, evitando navegar más allá del Mar de las Especias, pero éstos fueron un pueblo próspero, y bajo la influencia de los elfos de Gelidén, aprendieron la navegación y su cultura se desarrolló rápido, y comenzaron a hacerse preguntas... Al final, trataron de saber más, y así se libraron las Guerras del Fin del Mundo, en que los elfos los rechazaron durante las tres guerras, que se libraron en los Siglos II, XI y XVI.
Los arabis, los hombres que habitaban los Desiertos de Ceniza no fueron diestros en la navegación hasta más tarde, tras la Guerra de los Mil Años, que azotó el Viejo Mundo, muy lejos de los Mares de Munesia. Los arabis establecieron un comercio de especias y otros materiales durante mucho tiempo, gracias al cual mantuvieron el monopolio de las especias, única vía por tierra hasta el Viejo Mundo. jamás entablaron batalla contra los elfos en los Mares de Munesia.
En torno al S. IV antes del calendario de los hombres de occidente, los helenos, bajo el mando de un poderoso emperador, alcanzaron las Tierras Orientales de Catai, y ya así los habitantes del Viejo Mundo se maravillaron con los tesoros exóticos de aquellas aguas. Ellos fueron los primeros habitantes del Viejo Mundo en llegar hasta los Mares de Munesia. Pero el imperio que habían creado sucumbió durante las Guerras de los Mil Años, cuando los arabis reconquistaron los Desiertos de Ceniza, y éstos ya jamás volverían a regresar por tierra.
Más tarde, alentados por la perspectiva, y gracias a los avances en la navegación, los pridonios, uno de los grandes pueblos de los hombres del Viejo Mundo, codiciosos de las maravillas de estas regiones del Mundo, alcanzaron sus costas. Aquel contacto inesperado para los elfos, se saldó en la Guerra de las Especias, que duró largo tiempo, y en la que participaron muchas naciones del Mundo de la época. La intención de los hombres fue instaurar el comerció marítimo de las especias. Los elfos al final se lo permitirían, pero jamás les dejarían ir más allá del Mar de las Especias...
Estas regiones del Gran Océano, que separaban ambos continentes, fueron conocidas como los Mares del Fin del Mundo, pues para lo hombres del Catai, y de los Desiertos de Ceniza y más tarde del Viejo Mundo, aquello significaba el final de las aguas navegables. Algunos colonizaron las islas más cercanas a Catai, el Mar de las Especias lo llamaron, pues en las incontable islas había riquezas exóticas que no se hallaban en ningún otro lugar del Mundo. Las islas volcánicas y coralinas maravillaron a todos.
Los elfos habían mantenido aislada la Tierra de Hiria durante el tiempo que duró su Edad, pero cuando los hombres comenzaron a colonizar el Mundo, les resultó realmente difícil conseguirlo. A muchos les engañaron, haciéndoles creer que en tras aquellas aguas terminaba el Mundo, y por miedo, la mayoría jamás las navegaron. Los Mares del Fin del Mundo fueron una leyenda, y gracias la miedo, los hombres se mantuvieron lejos durante milenios. Pero los elfos de Hirinen y Gelidén, que gobernaban la Cadena Volcánica de Munesia, confiaron en algunos hombres, y les permitieron vivir en aquellas islas alejadas de todo. Los Siluallüi, que nacieron en la Tierra de Hiria y habían entablado muy buenas relaciones con los elfos de Hirinen, lanzaron fuertes oleadas migratorias sobre las nuevas islas formadas, y colonizaron muchas de ellas. Las primeras migraciones sucedieron pronto tras el Gran Cataclismo, en que las islas se formaran. Pero más tarde, en el S. V antes del comienzo del calendario del Viejo Mundo, estos hombres de tez negra y tecnología rudimentaria, colonizaron muchas islas más allá, acercándose peligrosamente a los Kitan y a Catai. Pero los Siluallüi se mantuvieron fieles a los elfos, y no fueron más allá sin su permiso.
Los Kitan, que provenían de Catai, se mantuvieron fieles a los elfos al principio, evitando navegar más allá del Mar de las Especias, pero éstos fueron un pueblo próspero, y bajo la influencia de los elfos de Gelidén, aprendieron la navegación y su cultura se desarrolló rápido, y comenzaron a hacerse preguntas... Al final, trataron de saber más, y así se libraron las Guerras del Fin del Mundo, en que los elfos los rechazaron durante las tres guerras, que se libraron en los Siglos II, XI y XVI.
Los arabis, los hombres que habitaban los Desiertos de Ceniza no fueron diestros en la navegación hasta más tarde, tras la Guerra de los Mil Años, que azotó el Viejo Mundo, muy lejos de los Mares de Munesia. Los arabis establecieron un comercio de especias y otros materiales durante mucho tiempo, gracias al cual mantuvieron el monopolio de las especias, única vía por tierra hasta el Viejo Mundo. jamás entablaron batalla contra los elfos en los Mares de Munesia.
En torno al S. IV antes del calendario de los hombres de occidente, los helenos, bajo el mando de un poderoso emperador, alcanzaron las Tierras Orientales de Catai, y ya así los habitantes del Viejo Mundo se maravillaron con los tesoros exóticos de aquellas aguas. Ellos fueron los primeros habitantes del Viejo Mundo en llegar hasta los Mares de Munesia. Pero el imperio que habían creado sucumbió durante las Guerras de los Mil Años, cuando los arabis reconquistaron los Desiertos de Ceniza, y éstos ya jamás volverían a regresar por tierra.
Más tarde, alentados por la perspectiva, y gracias a los avances en la navegación, los pridonios, uno de los grandes pueblos de los hombres del Viejo Mundo, codiciosos de las maravillas de estas regiones del Mundo, alcanzaron sus costas. Aquel contacto inesperado para los elfos, se saldó en la Guerra de las Especias, que duró largo tiempo, y en la que participaron muchas naciones del Mundo de la época. La intención de los hombres fue instaurar el comerció marítimo de las especias. Los elfos al final se lo permitirían, pero jamás les dejarían ir más allá del Mar de las Especias...
A continuación os presento los mapas que he hecho de los Mares de Munesia, aquella región del océano que los elfos ocultaron a los hombres, los cuales los conocieron como los Mares del Fin del Mundo...
MARES DE MUNESIA
MAPA HISTÓRICO DE LOS MAERES DE MUNESIA
(Trazado por los elfos de Hirinen)
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