- Hola, Rogho, llevábamos tiempo esperándote. Habla cuanto antes, y no escatimes en detalles.- La voz del Rey resonó en el gran salón, pues todos los presentes, la música y la fiesta, se habían detenido.
El emisario, sin levantar la cabeza, le habló, mirando a los pies descalzos de aquel hombre al que admiraba, y al que debía su vida y la de sus descendientes.- Mi Rey, es cierto. La Corona Radiante descansa en un trono vacío, esperando a ser ceñida por un alto señor…
- ¡Sí!- Gritó el Rey.- ¡Que suene la música, que continúen los bailes, y que las rameras sigan complaciéndonos! La celebración hasta ahora era por una esperanza. ¡Esta noche brindaremos por nuestra próxima conquista!- Esto último lo dijo de pie, elevando el cuerno que usaba por copa, y los vítores se elevaron en el salón, el gentío volvió a colmarlo todo, el fuego hasta estalló eufórico, y la música lo acompañó, en un redoble de tambores y una mezcla de cánticos y melodías de instrumentos de cuerda.- Mi buen Rogho, descansa esta noche, embriágate con la bebida de tu propia tierra, sáciate con alguna mujer, ¡y más le vale que te de cuánto mereces por tamaño recorrido y tales nuevas! Pues mañana ordenaré talar los bosques, acabaremos con todo árbol que aun se yergue en estas tierras, y pronto las naves estarán listas. En ellas nos haremos a la mar, y juntos regresaremos a la tierra que llaman Himn, donde los hombres esperan un Rey para ser gobernados…
1 comentarios:
Dr Darka, enhorabuena por cómo vas entramando tan vasto mundo, de personajes a cada cual más enigmático, y en un entorno fantástico que describes como si existiese realmente. Hombre, de alguna manera existe; en tu cabeza, y ahora tras escribirlo, en la de los lectores.
¡Un abrazo crack!
Publicar un comentario