- Se perdió el fin del mundo.
- ¿Y?- Dijo uno de los ángeles sobre su altar dorado.
- Sé que lo que pido es mucho, señores, que no es habitual concederle este favor a un mortal, pero es que ella no tenía la culpa de haber estado durmiendo en ese momento.
- No es siquiera habitual que un mortal nos pida un favor.- Dijo otro de los ángeles.- Pero dada la situación, en que a partir de ahora habrá muchos más mortales por aquí... Creo que deberíamos considerar lo que se nos pide.
- ¡Pero nos hemos vuelto locos!- Exclamó un tercer ángel que estaba de pie, hasta ese instante enjuagándose las manos en una fuente preciosa.- Hoy sería repetir el fin del mundo, y mañana ¿qué? ¿El incio de otro mundo? ¿Hiroshima? ¿El Krakatoa? Hay millones que no vieron arder el cielo cuando se estrelló la roca en el Yucatán, ¿por qué no lanzamos otra?- Y resopló, lavándose la cara con las manos empapadas, como si todo aquello fuera inverosímil realmente, o imposible de volver a hacer.
- Señores... Entiendo que sólo puede haber un fin del mundo. No pido que creen otro mundo para volver a destruirlo después. Sólo uno en el que ella y yo vivamos un tiempo, y después verlo estremecerse como ya ha ocurrido. Fue tan bello ver todo desmoronarse...
- Sí que lo fue.- Dijo uno mirando al cielo infinito sobre sus cabezas. A lo que los demás ángeles asintieron con resignación, era algo a lo que habían estado esperando mucho, y que ya no podría repetirse.
- ¡Ella estaba durmiendo! ¡Mala suerte!- Añadió el cascarrabias de antes.
- No es sólo que estuviera durmiendo y se perdiera tan hermoso y desvastador final del mundo. Es que además, fue a parar al infierno, y no volveré a verla jamás.
- Oh...- Todos ellos se apenaron, salvo uno, que hasta sonrió.
- Las cosas en el cielo se han puesto feas.- Dijo un ángel que aun no había hablado.- Tras el fin del mundo, muchos vinieron a parar aquí, ¡y ahora no hay ni donde sentárse! Creo que sería buen negocio cambiar favores a mortales, por billetes de sólo ida al inframundo... ¿Qué os parece, muchachos?
Unos ángeles asintieron, otros quedaron pensando, y el cascarrabias hasta dio un respingo.- ¡Genial idea!- Dijo éste último.
- ¿Mortal, cambiarías tu condición de elegido, tu eternidad en este paraiso abarrotado, por una cueva en los avernos, junto a ella, donde hay mucho más sitio para tantos mortales?
El chico ni lo pensó. El trato estaba hecho.
Un instante después, estaba en un paraiso terrenal. Un bosque verde y plagado de flores, y ella estaba junto a él. Frente a ambos, nacía el mar en una playa de imposible belleza. Y aunque el aire era fresco, el sol lucía sin rastro de nubes, y los rumores del bosque venían apaciguados por las olas, allá en lo lejos, donde comenzaba el horizonte infinito, algo crecía. Era un fuego inmenso, una explosión incesante, un horror que lo arrasaría todo. El cielo fue poco a poco cubriéndose de aquella destrucción, y el mundo en que se encontraban, desierto salvo por ellos dos, acabaría en segundos. Fue un último momento muy bello. Llovieron meteoros, se elevaron los mares, la tierra se resquebrajó y el bosque terminó por hundirse. Fue un espectáculo hermoso...
Cuando todo hubo acabado, el chico sólo vio negro, sólo respiró azufre, sólo encontró rocas incandescentes por suelo y muros, y solo escuchó el incesante lamento de millares de almas atormentadas...
Para conocer el final de otros mundos, visita:
4 comentarios:
Si que hace tiempo si. Espero q el abandono acabe aquí.
Sobre tu escrito...
Esto de elegir es un coñazo, se nos tendría que dar la oportunidad de hacer ambas cosas. Aunque supongo q a tu protagonista le fue suficiente con esos minutos que tuvo de+ con ella y lo que viniera después ya daba igual.
saludines. espero seguir leyendote
¡Menudos angelitos estaban hechos! ja, ja... ¡Cómo se las gastaban! Creo que yo hubiera actuado como tu protagonista: hay instantes que son tan valiosos como una vida entera o como toda la eternidad. Un abrazo.
:(
No lo entiendo del todo... no tenía que al final estar junto a ella como era el trato?
A no ser que despúes de los últimos puntos suspensivos viniese la frase: ...mientras saboreaba su dulce compañía (el gusto, es el único sentido que falta en tu último párrafo).
un beso
Publicar un comentario