En un bosque recóndito, encantado dicen algunos, existía un árbol diferente a todos los demás. Se hallaba en la falda de una montaña, bajo la sombra de los atardeceres de las Altas Ered Ilais. Allí, oculto por el bosque, se erguía el poderoso árbol, viejo como el mundo. Sus hojas nacían blancas, y jamás se le caían, era tan bello... De sus ramas aun colgaban hojas desde épocas inmemorables, y en todas ellas, venían escritos cuentos e historias ocurridas a lo largo y ancho del Mundo, en el recorrer de las eras... Su tronco y ramas crecían fuertes, en un tono marrón que entonaba con el infinito blanco de las hojas. Los hechos ocurridos, aquellos dignos de ser contados, y recordados, habían nacido escritos en ellas. Nadie sabía qué era aquél árbol, ni cuál era el propósito de tal tesoro de palabras y palabras encadenadas. Suele existir distancia entre lo que se dijo a la realidad, pero algunos aventuraron que nació de una semilla puesta por uno de los Siete Grandes Lüe, los siete grandes dioses que lo crearon todo. Unos pocos susurraron que no era un árbol en realidad, sino un Semidios, hijo del Dios del Recuerdo en el Mundo. Que lo fuera o no, poco importa ya, pero todo lo que contó, quedó ahí recordado... Y de entre sus hojas, de entre sus infinitas hojas de sabiduría e historia, nació una en que se narró el cuento de U, la sirada, del Principe Assul, y de la Corona Radiante. Una hoja en la que se contaba un cuento en el que aparecía él mismo, el Árbol de las Mil Ideas.
He vuelto.
PS: Para Gemita, que fue idea suya!
1 comentarios:
Sinceramente, agradezco que un árbol así no exita en la realidad, por bello que fuera... acabaría vandálicamente destrozado, arrancadas sus hojas para llevarlas de recuerdo :s
Hola de nuevo Darka, se te echaba en falta ;)
Un besote
Publicar un comentario