Torres Mirdan fue una de las ciudadelas que los elfos de la Alta Estirpe de Laentis-Anne, los Viajeros, construyeron a lo largo del Viejo Mundo cuando se expandieron por éste. Aquellas regiones las encontraron desahabitadas, y en una posición elevada, construyeron las dos torres. Era una formidable castillo, que se elevaba bien alto. Durante mucho tiempo Torres Mirdan fue una importante ciudad elfa, tan lejos como estaba de Artha'Ula, primero, y de Cordonia, después, donde reinaban los elfos de Laentis-Anne.
Poco después de que el Mundo cambiara, ya entrada la Edad de los Hombres, cuando estos comenzaron su gran expansión, los elfos que habitaban Torres Mirdan vieron estallar la Guerra de los Mil Años, en que las bestias cruzarían las Montañas del Anochecer, e invadirían el Viejo Mundo en masa...
Por aquel tiempo, Torres Mirdan era una posición estratégica, a camino entre Iftir y Gordlindon, en las Tierras Bajas que se extendían hacia el este, y Filania hacia el suroeste, sobre el Ethir Aluadin. Tras las primeras invasiones de los vesorianos en las montañas, los gonotes ocuparon las Tierras Bajas, así como las Tierras de Balhan, al norte. En aquellos remotos lugares, los elfos mantuvieron una posición de acogida, y amistad con los hombres que huían de las bestias. Los gonotes habitaron aquellas tierras durante siglos, hasta que los vesorianos les hicieron retroceder... Iftir y Gorlindon cayeron pronto, y Torres Mirdan se temió lo peor.
Cauando llegaron las bestias ante sus puertas, los elfos lucharon con valor, y mucho tiempo aguantaron, en muchos momentos ayudados por los gonotes. Pero al final Torres Mirdan cayó, en la imparable masa de bestias que les atacaron desde el este... Así, la ciudad fue reducida a cenizas, y a todos sus defensores se les dio muerte. Durante aquella dura batalla, que aconteció en 181, se dice que una de las torres de la fortaleza cedió, y se derrumbó en el patio de armas, donde había muchos elfos... Tras lo sucedido, nadie volvió a habitar el lugar en al menos dos cientos treina años...
Los vesorianos continuaron con su ola de destrucción, y al final tomaron también Filania, que corrió la misma suerte que Torres Mirdan. Tras aquellas conquistas, los vesorianos continuaron, hasta tomar el Bosque de las Brujas, expulsando a los gonotes que en él vivían. Hasta allí llegaría entonces Odín, la Bella, quien habitaría el bosque desde entonces. Para ella levantarían el Sitial de las Brujas, y en su bosque crecería la planta que tanto amaba... Ella sería quien, en un intento de complacer al Ladrón de Almas, plantó unas semillas mágicas entre las ruinas de Torres Mirdan.
Así, de entre los escombros, brotó una planta enredadera, que creció y creció hasta engullir lo que quedaba del castillo. De la planta brotaron millares de flores de un color rosa muy bello, y de entre sus pétalos, nacían demonios de todas clases... Aquel lugar fue maldito mucho tiempo, y los vesorianos lo utilizaron para traer demonios al Mundo, a este lado de las Montañas del Anochecer...
Los elfos y los hombres, tras la Paz de Cartesse, y habiendo hecho retroceder a las bestias hasta aquellas tierras, encontraron Torres Mirdan desolada, engullida por la enradadera de flores rosas. Al ver que de aquel lugar manaban los demonios que los vesorianos traían a batalla, decidieron que debían conquistarla, pues era de vital importancia para vencer aquella guerra. Pero ante la imposibilidad, pues el lugar estaba invadido por fieros demonios que la defendían bien, los elfos y los hombres decidieron una resolver la situación de forma drástica. Acamparon rodeando la atalaya, y dispararon miles de flechas en llamas. Así, quemaron Torres Mirdan para matar a la enredadera. El sitio durante semanas, y mantuvieron el fuego vivo durante ese tiempo, hasta que no quedó nada de la planta, al menos no sobre el suelo... La batalla fue sangrienta, pues aun debieron enfrentarse a los demonios que subrevivieron, y aquello jamás lo olvidarían... Al final Torres Mirdan fue reconquistada, en el año 412, tras haber ardido hasta sus cimientos.
Después de aquello, los elfos tomaron la posición, reconstruyendo la fortaleza. Elevaron la torre que hubo caído durante la batalla contra la bestias, hacía más de dos siglos atrás. Y Torres Mirdan volvió a llenarse de esplendor. Durante el resto de la Guerra de los Mil Años, elfos y hombres enviaron grandes ejércitos desde las torres a conquistar las Tierras Bajas, que ayudados por los enanos, cayeron pronto.
Al final ganaron la guerra, y expulsaron a las bestias del Viejo Mundo. Y durante todo aquel tiempo, algo creció de la tierra del castillo. La planta mágica no había muerto, pues sus raíces sobrevivieron al inciendo, y volvió a brotar del suelo, y comenzó a trepar los muros de la fortaleza. Los elfos, que la habitaban, trataron de contener el crecimiento de la planta, y por largo tiempo lo consiguieron, pero cuando la guerra iba dando a su fin, al ver que la Señora Mielina se marcharía cuando todo terminara, decidieron abandonar Torres Mirdan, y marcharse hacia la Península de Ëslinor, de donde partirían los elfos de Laentis-Anne para siempre.
Así, en el año 456, cuando se libró la Batalla de las Bestias, y la Guerra de los Mil Años diera fin, los habitantes de Torres Mirdan se marcharon de allí, y dejaron el lugar abandonado. Entonces la planta enredadera pudo crecer silvestre, y volvió a engullir el castillo, y desde entonces sería conocido por todos como un sitio maldito, al que muy pocos se atrvieron a acercarse, pues según dijeron al volver, estaba infestado de demonios de todas formas...
De las Torres Mirdan se habla en las Crónicas de la Guerra de los Mil Años.
Para situar la fortaleza en el mapa, consulta la entrada anterior.
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