27 de noviembre de 2008

Lyda y el extraño hombre I

Lyda se encontraba en su jardín, junto al largo tallo de una enorme esterlizia. Saboreó su aroma, y observó sus pétalos anaranjados, entonces algo le llamó la atención más allá, en el segundo plano de la imagen. Al otro lado de la verja que separaba su jardín del resto del mundo, en medio del espeso bosque de laurisilvas, le sorprendió una extraña silueta acercándose. Parecía un hombre muy alto, con un sombrero de copa muy largo, de cuya cima sobresalía un pincho. Vestía una túnica negra, que bien podría haber sido una manta haciendo los usos de prensa, y caminaba tambaleándose, parecía que fuera a perder el equilibrio en cualquier momento, y a despeñarse camino a bajo. Venía directamente hacia su casa, y Lyda, rápidamente, se transformó en arbusto cargado de moras rojas, y lució preciosa mirando venir al extraño hombre. Éste se acercó, y sin ver a Lyda, se apoyó en la madera de la verja, y lanzó un fuerte suspiró que resonó varias veces. Entonces dijo algo para sí, como refunfuñando. Parecía muy cansado, como si hubiera llegado corriendo. Su rostro, ahora que podía verlo de cerca, era de un anciano muy grueso, con una barba rizada y larga, de un color gris oscuro y canoso, que le caía por la túnica. Su cuerpo, extremadamente alto y esbelto en comparación con su rostro, parecía deforme, pues del pecho larguirucho le surgía una protuberancia, que hasta por un momento pareció moverse. Y de sus hombros, muy altos para tan corto cuello, salían unos brazos cortos y rechonchos. La túnica le dejaba al descubierto unas gruesas botas, de buena calidad, aunque muy gastadas, como propias de un caminante itinerante. El hombre se reafirmó el sombrero con una manita rechoncha y peluda, tosió, y se dirigió tambaleando a la puerta de la casa de Lyda. Cuando los perdió de vista, la bonita chica adoptó su forma original, y acudió al interior de su vivienda. Una vez allí, escuchó un golpe seco en la puerta, y el silencio de la espera.

Dudó si abrir, o si dejarle creer que no había nadie. Pero, es que ¿y si necesitaba ayuda? ¿Quién sería ese extraño personaje que había caminado sólo por el bosque hasta dar con su casa? La curiosidad le pudo. Entonces, Lyda se convirtió en un fornido hombre, con una espada al cinto y fuertes músculos en los brazos, con pelocorto, bigote y barba pelirrojos, y con carisma en la mirada. Sonrió para sí, y abrió la puerta confiada, haciendo tintinear las campanitas del móvil que colgaba en el umbral.

Ante su puerta encontró a aquél extraño personaje, que pareció sorprenderse del fornido guerrero.

- Buenos días, señor.- Dijo con acento lejano el extraño hombre entre la barba canosa.- No querríamos ofenderle, pero teníamos entendido que aquí podríamos encontrar a una bruja.- A Lyda le sorprendió sobremanera aquello, tanto, que pasó por alto el plural de su primera persona.- Una bruja capaz de dominar la Magia Mutable.- Terminó, tratando de simular una sonrisa amistosa. A ella le pareció que su tono, bajo ese acento lejano, ocultaba algo, como si estuviera sobreactuando.


(...)

Continuará...








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21 de noviembre de 2008

nuevo logo para la web y FPU

Hola!!
¿Cómo están ustedes?
ajajaja

No...no. Si pensábais que dejo esto abandonadísimo últimamente... es cierto.
Me siento mal por ello. Pero bueno, ya sabemos que esto va por épocas. Tengamos calma...
No lo busques, no lo busques...

Ahora venía a hablaros de dos cosas:
Quería presentaros el nuevo logo que tendrá la web (no he podido resistirme). Y es que estoy trabajando en una serie de (grandes) cambios que ya llegará el momento de presentaros.
Por ahora, os avanzo esto, a ver qué os parece:




Y además, quería comentaros sobre un proyecto en el que me estoy embarcando:
Y es que voy a pedir la FPU (Formación de Profesional Universitario). Una beca para obtener el doctorado, una vez haya terminado el master en junio.
Estoy muy ilusionado con el tema. Ya os iré informando, pues es difícil que me den la beca, y tampoco quiero hacerme muchas ilus...
Ya os contaré más cosas sobre el tema!!





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9 de noviembre de 2008

Un mundo deshecho




Me acabo de levantar de la cama y me he sentado frente a la máquina de escribir. Ella aun está entre las sábanas, llorando. Me enciendo un cigarrillo ignorando sus lamentos, y observo por la ventana junto a mí antes de ponerme a escribir. Llueve a cántaros, como suele llover por estas fechas. Lluvia complaciente, sincera, sin nada que ocultar al mundo. Es de noche, y los perros aullan en el callejón. Sus lamentos sí que me conmueven, y no los de la chica que acabo de conocer, y que me desea tanto que jamás podré complacerla...

Tecleo las primeras palabras a modo de título y absorbo del cigarrillo como si me fuese la vida en ello. El orgasmo que acabo de tener no me ha satisfecho lo más mínimo, y comienzo a escribir sobre ello. Sobre la chica que llora en mi cama, sobre lo fácil que ha sido conocerla y engañarla para que venga a pasar la noche conmigo. Mañana no quiero volver a saber de ella.

Otra calada, y siento el humo bajar por mi garganta, me absuelve de lo que acabo de hacer. Una bocanada de aire contaminado en un mundo deshecho, en el que uno sobrevive a base de castigar.

Esta noche no dejará de llover. Mañana amanecerá nublado, y será un día tan triste como el de hoy. Menuda mierda. Lo pasaré navegando por la red, buscando complacerme en relaciones vanales y páginas para adultos. Por la noche, volveré a salir de caza. Mañana es sábado. En sábado todas están sedientas de compañía. Una compañía que este mundo deshecho no te da gratis. Unas sonrisas, un revolcón, con suerte sudor, y un cigarrillo que te absuelve mientras observas llover y escuchar los perros aullar. El domingo no querré saber nada de ella... Ya veré qué hago entonces con mi vida.






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1 de noviembre de 2008

El Cuentacuentos: Y si... ¿secuestramos al sol? | Tú haz lo que quieras yo me voy a mi casa.

- Y si.. ¿secuestramos al sol?

- Tú haz lo que quieras yo me voy a mi casa.- Le contesté.

- Espera, un segundo, míralo de esta manera.- Trató de convencerme con sus suaves palabras. Miraba hacia el oeste anaranjado, en los últimos segundos antes de que la bola colorada se metiera tras el horizonte líquido.- Si lo secuestramos, ahora mismo, en este preciso momento, haremos que esta noche sea eterna...-

Yo la miré fijamente, aunque ella seguía mirando al oeste.- Tú estás mal de la cabeza.

Ella sonrió.- No. Aunque parezca mentira, lo digo muy en serio. Desearía que esta noche fuera para siempre. Fíjate, no hay ni una nube, las primeras estrellas ya aparecen como puntos de nácar en el azul oscuro tras nosotros, y allí,- Señaló al sur, sin mirar siquiera.- debe estar naciendo ya la luna llena. Va a ser una noche preciosa.

Permanecí callado un momento, observando a intervalos cómo moría el sol y cómo nacía la luna, tan hermosa.

- Date prisa.- Continuó.- Dame permiso. Pídeme que secuestre el sol. Se nos acaba el tiempo... Ya se va, y comenzará esta noche finita, que terminará estando nosotros separados... ¿De verdad quieres eso?

Pensé que obviamente no lo quería. ¿Cómo podía pensar eso? Habría entregado mi alma a algún demonio vagabundo en aquel momento, por poder nadar hasta el sol y amarrarlo al muelle con un cabo tan largo como para que se ocultara tras el horizonte, pero tan corto que no le permitiera dar la vuelta al mundo.

Ella me miró, implorando que le pidiera que secuestráramos al sol. Ambos sonreimos, sentados en aquel muelle, con nuestras siluetas reflejadas en el agua anaranjada, enturbiada sólo por el vaivén de nuestros pies desnudos. No nos atrevimos a besarnos, y la magia del momento fue perdiéndose, como el sol tras el horizonte líquido, como nuestro tiempo, como el nosotros que formábamos allí sentados a escasas pulgadas.

- Debo irme a casa.- Le dije sin dejar de sonreir.- Hagamos una cosa. Dejemos al sol navegar por el cielo cada día desde este atardecer, y vengamos siempre a verlo marcharse. Pues prefiero repetir este momento contigo infinitas veces, que vivir en una noche que no termine nunca...- Observé sus ojos bien abiertos, justo antes de que el final de la circunferencia anaranjada desapareciera allá lejos al oeste.- ¿Qué te parece?






Para conocer más secuestradores de soles, o escuchar más conversaciones desesperadas:
El Cuentacuentos