18 de septiembre de 2009

Actualización - Cuentos Terminados!!!!

Hola!!

Vengo a contaros que por fin, a escasas horas de regresar a Tenerife para quedarme ya una temporada larga, he actualizado la página: www.modt.net.

En esta actualización, entre otras cosas, he publicado mis cuentos terminados. Sí, por fin!!
Ahora, mis cuentos (7 de los 9), pueden ser descargados en formato eBook - PDF para su lectura. Además, poco a poco, voy a ir dejándolos en MI TIENDA ONLINE, en la plataforma Bubok, para quien quiera darse el capricho de tenerlos en papel. Creo que los precios son razonables.
En la tienda online se puede comprar ya Scrópolo, el Necrófago y El Duende, la Doncella y el Monstruo del Lago.

Los demás cuentos que ya están disponibles en PDF (además de estos dos) son:
El Cuento del Dragón y la Sirena
La Canción de Clauda
Un Atimo
Kelpie, la Dama del Amanecer (Y de Alaia, la Trilliza)
Los Doce Navíos Elfos - Para el cual quería haber hecho una presentación aquí de mejor calidad. Tal vez sea la próxima entrada del blog.


Los próximos días voy a estar sin internet, y demasiado ocupado reorganizándome la vuelta, así que estaré ausente. Además, me he dejado algunos blogs sin leer, lo que me da mucha rabia. Pero espero estar pronto disponible otra vez por aquí!!
A ver si vuelvo con una presentación en regla de Los Doce Navíos Elfos.

Un saludo!!
Darka.

15 de septiembre de 2009

El Reino Perdido de Perittia

Ahelaz y Lucinea, Hijos del Rey Elean, de Nilith, bisnieto de Gelidenos, Primero de Gelidén, se marcharon hacia el norte, internándose en los vastos desiertos de arena que ellos llamaron Perittia. En algún lugar, allí se casaron los dos hermanos, y se proclamaron los Primeros Faraones de la Primera Dinastía de Perittia, lo que representó un descarado enfrentamiento hacia su padre. Ambos, dicen, jamás fueron felices, aunque se amaron mucho, pero el odio hacia su padre y hermanos les llevó a una guerra que acabaría en desastre. Lo llamarían la Guerra del Desierto, y tras derramar mucha sangra, Nilith cayó, y Elean y sus vástagos murieron. Y por fin Ahelaz y Lucinea fueron dueños de aquellas tierras.

Su civilización se construyó a lo largo del Gran Río de los Faraones, que desde el Gran Volcán desciende hasta el Mare Nostrum Interioris, cruzando el desierto de Perittia. Su cultura fue próspera y rica, pero de ellos hoy ya no queda nada, salvo el recuerdo en estas y otras líneas...

Ellos abrazaron un conocimiento que se creía oculto en el mundo, pues por aquellas tierras andaba oculto Ssuhl, el Dios Muerto. Él fue quien les dio el poder para acabar con su familia, en Nilith, y quien acabaría con su historia.

El culto a Ssuhl trajo graves consecuencias, pues adorarle conlleva un alto riesgo, y creyéndose con el poder sobre la muerte y la vida, ordenaron levantar un gran mausoleo y ser sepultados en vida. Así, se irguió la Gran Pirámide de Thi, y en ella fueron encerrados a voluntad propia Ahelaz y Lucinea, como voto a Ssuhl. Pero antes de abandonar el mundo de los vivos, tuvieron una hija, a la que llamaron Nathara. De ella dijeron que fue la primera vampira del mundo. El culto abrazado por sus padres, el conocimiento alcanzado y el poder desatado, engendraron en Nathara la amenaza que brotaría en el mundo...

Cuando fueron sepultados en la Pirámide de Thi, Nathara fue proclamada Faraona de Perittia, y así comenzó la pesadilla...

Nathara fue la primera y más poderosa vampira. Reinó sin ninguna piedad durante muchísimo tiempo, hasta que llegaron los hombres a Perittia. Los primeros llegaron desde el este, y pronto se abrazaron a aquel culto oscuro y poderoso. Ambas culturas se unieron sin rencillas, y convivieron todos bajo el mando de la Faraona de Perittia. Los que abrazaron el culto a Ssuhl fueron bien recibidos entre las más altas clases, incluso, pero aquellos herejes y paganos que lo negaron fueron perseguidos, a veces sirviendo como alimento a aquellos primeros vampiros.

Pero los que se unieron a la Faraona y a su corte corrupta, alcanzaron poder incluso en el seno de los faraones. Los elfos de Perittia les mostraron los secretos del culto a Ssuhl, el Dios Muerto, y algunos llegaron a ser poderosos sacerdotes del Dios.

Cuando Nathara decidió retirarse a su no vida, mando erigir una pirámide idéntica a la de su padres, pero al otro lado del Río de los Faraones. A aquella gigantesca pirámide la llamaron The.

Nathara designó a otro elfo, ya convertido en vampiro por ella, como sucesor y Faraón de Perittia, pero sin su protección, cayó pronto en la traición de sus iguales... Así se sucedieron diferentes faraones, y surgió la que llamaron Segunda Dinastía de Perittia. Aquellos que cayeron, y los que consiguieron retirarse a su no vida, fueron sepultados en diferentes pirámides levantadas a una u otra orilla del Río de los faraones, que hoy aun se yerguen en recuerdo de lo que fueron. Mucho ha llovido desde entonces...

En un revés de los acontecimientos, el último de los faraones elfos, descendiente aun de la casa de Gelidén, murió traicionado por sus propios sacerdotes... Los hombres, corruptos y ansiosos de poder, fueron acabando con todos los elfos que quedaban, y así desaparecieron los elfos de Gelidén de aquellas tierras.

La floreciente cultura de Perittia cayó en manos de los hombres. Y así, el más fuerte y poderoso de todos ellos, Avenon I, fue el primer Faraón de la Tercera Dinastía de Perittia.

Las historias del origen del Reino Perdido de Perittia fueron olvidadas por orden de Avenon I, y por ello pocos son hoy los que conocen esta historia. Desde aquello, muchas cosas les sucedieron a los hombres, vampiros o bestias en el Desierto de Perittia. Largas y duras fueron las guerras, internas y contra naciones extranjeras, pero aun hoy incluso habiendo sido conquistados por los pueblos del sur del Viejo Mundo, moran escondidos por aquellos lugares. Unos fueron olvidados, otros se marcharon y se ocultaron por el mundo, pero desde entonces que se habla de ellos en los cuentos para asustar a los niños crédulos...




El Reino Perdido de Perittia
Darka Treake

9 de septiembre de 2009

El Rey de los Condenados

La Torre se elevaba retorcida sobre sí misma describiendo una forma grotesca. Su base, donde nacía, no alcanzaba a verse, oculta en el interior de una grieta natural. Pero su esbelta silueta, grotesca y terrorífica, asomaba al desierto, alcanzando una altura tal que amenazaba incluso más allá de los dominios del Señor de la Torre. Su oscura forma se levantaba advirtiendo que ahí vivía él, El Rey de los Exiliados, de los Condenados. El Rey de los elfos llamados oscuros, los que se habían visto obligados a huir de su tierra ancestral, a la que algún día regresarían. Él, Efgo, la codiciaba sobre cualquier otra cosa. Perdida en la inmensidad de un árido desierto en que siempre era de noche, y donde ningún elfo, ni hombre se había, si quiera, atrevido a entrar... Allí moraba el Rey de los Condenados.


Desde mi cuaderno a 9 de mayo de 2006
Darka Treake





Dejo esta entrada, sobre Efgo, Primero de la Alta Estirpe de los Elfos de Yandalath, porque estos días estoy revisando el cuento de Los Doce Navíos Elfos. Es el último que me queda por revisar, y después los subiré todos a la web.

Pronto os cuento más!



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4 de septiembre de 2009

Video-Resumen del Primer día de El Valle de las Marismas

El pasado martes, día 1 de septiembre, jugamos la primera parte de la Campaña de Warhammer EL VALLE DE LAS MARISMAS. LLegamos a jugar 8 turnos, en los que libramos 4 batallas.
Tuvimos algunos problemas técnicos (nos dejó tirado el coche!!), y por ello comenzamos tarde, sobre las 7 de la tarde. Pero estuvimos peleando hasta las 7 de la mañana!! Así que fueron 12 horas de guerra y diversión.

Esta vez contamos con una cámara para ilustrar los movimientos sobre el mapa, e ir dejando constancia de lo ocurrido. Pensaba escribir una peazo entrada aquí, relatando todo, pero al final, me lo he currao y he hecho un video-resumen.

En él vereis un poco de trasfondo, y los movimientos de los ejércitos sobre el mapa. Además, alguna foto de las batallas.

Sé que ha quedado un poco cutrillo, pero oye, con este video me inicio en el movie maker, así que... estoy bastante contento con el resultado!!
ya me diréis qué os parece!!


2 de septiembre de 2009

El Sueño de la Estatua

(...)


Se levantó, y se acercó a la estatua. Se acercó tanto que sintió como se invadían el espacio personal el uno al otro. Se le aceleró el pulso, creyendo que él podía sentir esa cercanía, ese momento. Pero dudó de que fuese así. Le rozó la cara, y sintió la piedra fría y empapada, y se acercó más, y más, hasta quedar frente a él. Su ojos de piedra parecían mirar más allá, tras ella, a una fiera enorme y peligrosa, pero no le importó y se aproximó más. Entonces, sin besarle, abrazó aquella estatua con todas su fuerzas, pero ella no le devolvió el abrazo, sino que se limitó a permanecer en su posición de ataque, bien alerta, en la eterna espera de la bestia.

Entonces a Lyda se le ocurrió que había una forma de acercarse más aun a él. De cruzar esa frontera de piedra que les separaba, de encontrar el último ápice de consciencia que quedara en la estatua. Si aquella piedra albergaba alguna vida aun, ella la encontraría, y la cuidaría. Pensó en el hechizo que su amiga Onírica, la bruja de la Magia Onírica le enseñó. Juntas habían logrado convertirse en el sueño de otra persona. Era algo muy complicado, y que jamás había logrado ella sola. Las dos, Onírica y Lyda, uniendo sus magias, habían logrado convertirse juntas en el sueño de otra persona, de manera que se introducían en él y lograban jugar con su sueños. Pensó que si aún quedaba algo de Dristan en aquella estatua, esa era la forma de encontrarlo, de comunicarse con él, de acercarse a él...

Lyda se concentró en recordar el hechizo. Sabía las palabras que Onírica decía, conocía su significado y sabía cuál era su parte en el conjuro. Pensó en Onírica, la pobre Onírica, ahí tendida bajo la columna caída de su Palacio de los Sueños... Pero luchó por mantenerse serena, por recordar sólo a Onírica y al hechizo. Abrazó a la estatua tan fuerte como pudo. Recitó las palabras de Onírica y las suyas, entrelazó cada vocal y cada letra para lograr recitarlas simultáneamente. Apretó con más fuerza la estatua. Vio la cara de Onírica. Se vio a sí misma volando hasta ese lugar. Vio la estatua desde el aire. Hizo más fuerza contra el cuerpo de piedra. Repitió las palabras, una y otra vez. Cada vez más rápido. Onírica. Dristan. El hechizo. La estatua. El dragón. La voz... Y entonces, como si todo un torbellino de ideas hubiera dejado de girar en su cabeza, sintió el olor de la magia flotar alrededor. Recordó el color que el aire tomaba cuando la Magia Onírica surtía efecto. Y ese violáceo nubló todo alrededor, hasta que Lyda no pudo ver nada. Sólo sentía la estatua contra sí. La piedra fría y húmeda. Y creyó sentir que ella también la abrazaba...

Cuando volvió en sí, ya no estaba allí. Estaba en cualquier otro lugar, y no era Lyda, sino un hada diminuta y pelirroja, que revoloteaba danzando sobre un páramo verde, cubierto de un pasto reluciente. Se trataba de un hermoso valle entre montañas, por el que corría un riachuelo de aguas cristalinas. Éste descendía por un sendero natural como producto del deshielo, y se perdía hacia el sur. Aquellas montañas eran muy diferentes a cualquiera que hubiera visto Lyda en su vida. Hacia el noroeste, sobre las cimas más altas, parecía que el cielo se tornaba en atardecer repentino, mientras que hacia el sureste, el día lucía radiante, como en las primeras horas de la mañana. Aquél espectáculo fue digno de un bonito sueño, y Lyda se preguntó cómo alguien podía imaginar un atardecer a medio día, tras aquellas altísimas montañas... El azul brillante se iba anaranjando sobre las montañas al noroeste, para oscurecer por completo tras éstas... Era algo increíble, y precioso. No supo si era su imaginación la que componía el sueño, o si sería la de Dristan, tratando de evadirse de su eterno letargo... Entonces cayó en la cuenta de que Dristan estaba allá abajo, en el suelo, tomando el sol sobre el pasto, tumbado boca arriba.

No muy lejos pastaban unos animales de grandes proporciones, con manchas blancas y negras, y grandes cuernos en la cabeza. Y al otro lado del río, en la vertiente occidental, crecían miles y miles de flores rojas, que cubrían gran parte de la pradera. Más allá, las montañas volvían a nacer, elevándose hacia donde el día lucía azul y maravilloso. No había una sola nube. Un lugar idílico, digno de un bonito sueño.


(...)


El Sueño de la Estatua
Lyda de Lis. Historia de una estatua de piedra
www.modt.net



Esto será el capítulo V del cuento de Lyda de Lis.
Descárgalo completo aquí:

>El Sueño de la Estatua