21 de diciembre de 2009

Alas

Érase una vez una pequeña hada que no tenía alas, y que deseaba volar sobre cualquier otra cosa en el mundo. Era muy pequeña, diminuta, pero no le importaba. Vivía entre las ramas de un árbol alto y retorcido, bailando sin igual. Entre las hojas danzaba, trepando por tronco y brazos, saltando son destreza, pero ansaiaba poder saltar, y alzar en vuelo, planear hasta el pasto, saborear cada segundo en el aire.
Su mayor deseo eran unas alas, en su espalda preciosa y morena, con las que revolotear por la pradera, entre el bosque, ir y venir gritando, verse capaz. Pero no lo era. Por ello, era un hada triste, esperando que le crecieran, como sabía que algún día ocurriría.

Envidiaba a las mariposas, a quienes miraba en vu viajar, codiciosa por sus alas. Recelosa, trataba de cazarlas, para quitárselas e intentar pegárselas a la espalda, pero al ver que no podía, lloraba desde lo alto de su árbol viejo. Entre hojas, en los recovecos de su tronco, en las alturas, vivía triste aquella hada preciosa. Sólo aguardaba a que crecieran en su espalda.

El día llegaría. Tendría unas alas para volar.

13 de diciembre de 2009

La Leyenda de Golöel

Érase una roca flotando en la nada. Era tan grande como un planeta y estaba en mitad del universo, sola y virgen. Entonces llegaron los Siete Grandes Lüe. Ellos eran Orloog, Dios de la Guerra, llamado después el Dios de la Justicia; Dianae, Diosa de la Vida y la Naturaleza; Moulth, Diosa de la Noche, que creó a las estrellas; Orfgod, el Señor de los Siete Rostros, cuidador de los caminantes en la noche; Ivette, Diosa del Destino; Ssuhl, llamado el Dios Muerto; y el Dios del Recuerdo, que no tiene nombre. Allí ellos se asentaron, y no tardaron en comenzar sus primeras luchas por aquel mundo.

A aquello lo llamaron las Guerras de los Dioses, que terminaron por devastar el mundo, hasta el punto de que terminó siendo plano, cuando antes fue redondo. En aquel tiempo, el Dios del Recuerdo convirtió a Moulth en la Luna y la colgó en el cielo para observarla, pues se había enamorado de ella. Cuando la guerra acabó, los Dioses buenos estaban a un lado del mundo, y los buenos al otro. Pero tras la batalla del juicio, en que el mundo casi se resquebraja, Orloog los castigó a todos y consideró que en una de las caras del mundo habitarían los Dioses y en la otra los mortales, recién llegados en aquel momento.

En el lado de los mortales, se le permitió a Dianae vivir, en forma de un inmenso árbol, y ella le dio vida a todas las criaturas. Además, al Dios del Recuerdo se le permitió vivir allí, aunque quedó castigado por transformar a Moulth en la Luna. Ésta fue liberada, pero se le obligó para siempre a vivir tras la Luna, castigada también. Fue entonces cuando Ivette se marchó del mundo, pues según dijeron había visto el destino de aquel mundo y se había asustado mucho. Ssuhl, en la terrible contienda, había muerto, pero como los Dioses no podían morir, quedó en aquella forma entre la vida y la muerte. Y Orfgod, que se había enamorado perdidamente de la Luna, dijo marcharse despechado al ver a ésta condenada a flotar alrededor del mundo, dejándose ver a ambos lados de éste.

Orfgod, resentido y enfadado por no poseerla, dijo irse lejos de aquel mundo, pero en realidad quedó en la forma de siete dioses menores formados por las siete emociones que lo invadieron en su despecho: la Envidia, el Odio, la Ira, la Impotencia, la Tristeza, el Deseo y el Amor.

El tiempo pasó lento, y el plan que Orfgod había trazado tardó en dar frutos. A lo largo de las generaciones, primero elfos y después hombres, avivaron su creencia, y al final, siete grandes demonios, los Resentidos, llegaron al mundo, al lado de los mortales, para invadirlo y destruirlo, con la intención de así recuperar a la Luna…

Los Siete Demonios Resentidos de Orfgod fueron: Ivirida, Legumes, Anarade, Gingöen, Ulara, Evilized y Golöel. A todos se les dio una única premisa: no mirar jamás al cielo nocturno. Todos obedecieron, salvo uno. Golöel, el Demonio Resentido imaginado en el Amor de Orfgod, miró al cielo una vez, muerto de curiosidad por la prohibición, y entonces vio a la luna. Así, Golöel se enamoró de ella perdidamente.

Por aquel entonces se libraba en el Viejo Mundo la Primera de las Guerras de la Luna, a la que llamarían después la Gran Guerra de la Roca. Los Siete Resentidos azotaron el mundo con la plena convicción de destruirlo, pero Golöel los traicionó, pues aspiraba a la Luna para sí, y comenzaron sus luchas internas.

Así acabaron los unos con los otros, y al final sólo quedó Golöel. Fue entonces cuando hombres, elfos y enanos, en alianza, lo derrotaron acabando con aquel horror, y el Demonio Resentido fue hecho preso en el interior de la Gran Roca, atado por una poderosa runa mágica.

Entonces se forjaron las Espadas Trillizas, y cada una fue entregada a los tres grandes héroes que habían derrotado a Golöel: Alaia, la Trilliza, fue entregada al Héroe Belean, de Himn; Siglaia, la Trilliza, fue entregada al Rey Tirian, de Assëe, Señor de Elfos; e Ikaia, la Trilliza, que fue entregada a Ithrik, Rey y Señor de todos los Enanos.

En aquel momento nació la leyenda. Según ésta, según decían, si las Espadas Trillizas eran reunidas y fundidas en la Gran Roca, Golöel, el Demonio Resentido imaginado en el Amor de Orfgod sería liberado… Sería entonces cuando comenzara la Segunda de las Guerras de la Luna.



Layenda de Golöel
Darka Treake



No creo haberos contado nunca qué es todo eso de la Leyenda de Golöel, y ya iba siendo hora. En este relato os resumo la historia de Golöel y de cómo se forjó su leyenda. Pasaron muchas cosas que he dejado por alto, intentando ser breve, y las consecuencias fueron incontables también. Pero todo ello, causas y consecuencias, son relatadas en otros cuentos breves o largos...

7 de diciembre de 2009

El CuentaCuentos: Desde lo alto de la loma, vio asustado como la niebla penetraba incluso en las casas.

Desde lo alto de la loma, vio asustado como la niebla penetraba incluso en las casas. No era una neblina normal, de esas que lo inunda todo en un tono blancogris, que se forma en los bosques lúgubres de otros cuentos. Ésta era de un tono púrpura como si aquel momento no fuera real. Se preguntó si aquello podía ser un sueño, pero su conclusión fue que si estuviera durmiendo, y se hubiera hecho consciente, entonces se habría despertado. Y seguía ahí, viendo ese manto púrpura cubrir todo el valle, ocultando los campos y las casas, ahogando los rebaños. La visión era tan impresionante desde ahí arriba… Todo parecía mentira. Aquella loma estaba situada en el centro del valle, cual altar de rey magnánimo. Y sentado en su trono de pasto, observaba la neblina envolver todo a su alrededor.

¿Sabes esos momentos en que eres consciente de que lo que ocurre no está ocurriendo, o que no durará, o que es tan frágil que debes acariciarlo despacio, saborearlo, pues en cuanto acabe lo añorarás como a una necesidad que ha estado ahí siempre? Aquello era esa niebla, ese momento.

Se sintió tentado a descender de su loma, a bajar y respirar aquel aroma púrpura. A embriagarse con la satisfacción de que lo que ocurre no es real, y por eso no importa. Pero pensó que tal vez moverse sería un riesgo en ese sueño frágil. Permaneció, entonces, muy quieto en su trono, en lo alto de la loma, viendo a la neblina bajar por el valle como un espectro.

El espectáculo duró un largo rato, suficiente como para acabar saciado. La neblina púrpura recorrió cuantos territorios circundaban la loma, y los campos fueron dejando verse de nuevo. El bosque apareció en su tono verde oscuro, alarmando de la realidad, y las casas fueron surgiendo de entre aquellos colores imposibles. Primero el campanario, en remoto silencio; después los primeros molinos, quietos para no romper la magia; los graneros y hogares se dejaron ver, y poco más allá, el riachuelo regresó con su cantar melódico. Cuando los rebaños volvieron a balar, se dio cuenta de que todo terminaba.

La neblina se marchó como había llegado, y él quedó subido a la loma, sin comprender lo que acababa de pasar, preguntándose si era el momento de despertar…





Para saber cómo bajaron otras neblinas, penetrando en otras casas:

27 de noviembre de 2009

Gran Cadena Humana




Mañana, sábado 28, vamos a ir a la Gran Cadena Humana en protesta del Nuevo Catálogo de Especies protegidas que el Parlamento Canario pretende aprobar mediante una proposición de Ley. Con ella, muchas especies protegidas del entorno de las islas quedarán desprotegidas o perderán sus derechos, y con ello eliminarán barreras legales para la construcción de, entre otros, el polémico puerto de Granadilla.

La idea es que, si no podemos construir porque es espacio protegido, desprotejámoslo; si edificando vamos a dañar el hábitat de especies legalmente protegidas, quitémosles estos derechos para poder meter ahí un puerto, un campo de golf o un hotel. Si esos bichos dejan de estar protegidos, podremos amarrar nuestro yate en un puerto deportivo.

La Cadena Humana, iniciativa de las organizaciones ecologistas WWF-Adena, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife, ATAN, Amigos de la Tierra y Ben Magec-Ecologistas en Acción, pretende rodear a las 12.00 el edificio del Parlamento Canario como protesta.

A ver si nos oyen.




21 de noviembre de 2009

El CuentaCuentos: Y cuando dio comienzo, aquel pequeño personaje dejó caer su caña mientras él colgaba de la luna.

Y cuando dio comienzo, aquel pequeño personaje dejó caer su caña mientras él colgaba de la luna. ¡Qué casualidad que fue a pescar al Trapecista Estelar! Cuando éste pobre caía y caía por el universo, nuestro pequeño personaje fue a pescarle desde su luna. Ambos se sorprendieron el uno al otro, y allí recostados sobre la luna, charlaron durante horas y horas.

- ¿Quién eres?- Le preguntó nuestro personaje.

- Soy el Trapecista Estelar.- Le contestó éste muy orgulloso.

- Sí, he oído mucho de ti. Tu fama te precede, Trapecista Estelar.

- Me halagas, Pescador.

- ¿Cómo sabes que soy Pescador?- Le preguntó intrigado nuestro pequeño personaje.

- He conocido a otros como tú. Pescadores Lunares os llaman en algunos sitios, o simplemente Pescadores.

- Ah… ¿Y cómo has llegado a quedar enganchado en mi anzuelo, Trapecista? ¿Cómo es que no cuelgas de estrella en estrella, deleitándonos con tu danzar por el universo?

- Pobre de mí…- Se apenó el Trapecista Estelar.- Andaba yo de estrella en estrella, agarrándome con maña, ¡no! Con gran estilo, diría yo. Hasta que una de ellas se cayó.

Nuestro pequeño personaje se extrañó y puso cara de bobo.

- Sí,- Continuó el Trapecista.- estaba suelta. A menudo ocurre, que algunas estrellas no están fijas en el firmamento. Suelen reconocerse porque su luz se apaga, hasta que desaparecen, o algún tonto como yo las arranca, claro.

- ¿Y te la has llevado contigo?- Se intrigó el Pescador Lunar.

- ¿Y qué remedio? En cuanto la agarré, supe que me había equivocado. Llegué con una gran pirueta, desde la gran Sirius hasta ella, y ambos nos caímos del cielo.

- ¿Puedo verla..?

- No sé si podrás verla.- Comentó el Trapecista Estelar.- Es muy pequeña, y poco luminosa. Además, está por amanecer, y como sabes, las estrellas no se dejan ver cuando luce el sol, la mayor de todas ellas.

- No es que no se dejen ver,- Le corrigió nuestro pequeño personaje.- es que el sol, celoso por la belleza de las estrellas, no les permite lucirse, y ciega a los mortales con su blanca luz.

- ¿Cómo sabes tal cosa?

- Pues porque, Trapecista Estelar, tu vives en la noche, huyendo del sol, danzando de estrella en estrella, y jamás esperas a que el sol aparezca en el cielo.

- Claro que no. ¡Si me quedara colgado de él hasta el anochecer, me abrasaría las manos!- Se alteró el Trapecista.

- Entiendo…- Ambos callaron, hasta que nuestro pequeño personaje se sintió intrigado.- ¿Podría verla?

- Podríamos intentarlo. Ya está amaneciendo...

- ¿Dónde la llevas?

- Aquí, en el bolsillo de mi pantalón.- Y el Trapecista Estelar se llevó la mano al bolsillo.

A nuestro pequeño personaje, un Pescador Lunar que siempre ansiaba con tocar una estrella, que se consolaba con mirarlas desde su luna por las noches, se le aceleró el pulso. Él siempre estaba ahí, recostado en su luna, con la caña dispuesta a pescar una presa que llevarse al estómago, pero siempre había soñado con pescar una estrella. ¡Y por fin iba a ver una de cerca!

El Trapecista Estelar sacó entonces la estrella de su bolsillo. Era diminuta, y le cabía en la palma de la mano abierta. La pequeña, brillaba con una tenue luz que amenazaba con menguar hasta desaparecer. La pobre estaba muriendo.

- Toma, es para ti. Yo estoy cansado de llevármelas sin querer.

- ¿En serio?

Y se la dio. Ésta titiló unos instantes al entrar en contacto con nuestro pequeño Pescador, y entonces en el horizonte del mundo brotaron los primeros brillos del sol. Poco a poco, con nuestro personaje maravillado, el cielo se fue iluminando, y la diminuta estrella desapareciendo…



Para conocer las presas de otros Pescadores Lunares...

13 de noviembre de 2009

Dos Universos

DOS UNIVERSOS

Como cada anochecer, Friedrich von Bröwer arrastró su alma desnuda hacia el muro que los encerraba a todos en aquella ciudad decadente. Las lápidas que fue sorteando en su recorrer, no eran más que la historia de una urbe que se encontraba dividida, eran nombres perdidos en el tiempo, tanto como el suyo propio. Cada noche su espíritu se levantaba de su frío y solitario lecho en el Friedhof II der Sophiengemeinde Berlin. Éste es un cementerio que data de mucho antes de la construcción del Muro de la Vergüenza, que por aquel entonces también había dividido el campo santo. Muchas de las almas que habían sido abandonadas allí, eran intentos fallidos de saltar el muro… Tal era el caso de Friedrich von Bröwer.

Sus silenciosos pasos cruzaron el cementerio en dirección al muro, aquella madrugada del diez de noviembre, como si fuera una noche más. Y a sabiendas de que no podría traspasarlo, su intento era la única esperanza que le quedaba a su alma aterrada. Aquel capricho del destino le mantenía preso en aquella ciudad. Por el día, el espíritu dormía, y por la noche, vagaba como alma en pena, dirigiéndose allí donde el viento le arrastrara, atravesando muros de hogares destruidos, susurrando esperanzas a familias famélicas, robando tristeza a los presos de aquella ciudad maldita… Pero el único muro infranqueable a su condición, era aquella pared que dividía el universo en dos. A su espalda quedaba una concepción de la vida muy diferente a la que se escondía tras el muro, un anhelo, una esperanza… Pero su espíritu no lograba atravesarlo, y huir hacia esa muerte dulce más allá de aquella cárcel.

En su recorrer sobre el pasto húmedo, entre lápidas y criptas de héroes anónimos, trató de recordar lo que le había llevado hasta allí, pero no pudo. Ése es el peor tormento de las almas, ni siquiera saben cómo murieron, por qué su cuerpo se pudrió y su alma quedó allí congelada, entre aquellos muros.

Las tumbas terminaban unos veinte metros antes del muro, como si los muertos desearan permanecer alejados de aquel horror vergonzoso. Y mientras recorría aquél pasto solitario, frente a aquella pared gris, el espíritu de Friedrich von Bröwer extendió la mano. El contacto con el muro fue frío, como el de cada noche, pero el silencio era diferente. Acarició el cemento, incapaz de atravesarlo, posó ambas manos y presionó, en un vano intento de derribarlo, o de cruzar a través, o de agrietarlo con sus fuerzas, pero fue inútil. Entonces notó el cambio.

Fue en ese momento, cuando dejó de hacer fuerza, que sintió el muro de forma diferente, seguía siendo frío, y gris, pero ya no dividía aquellos dos mundos. Supo que ya no existían dos mundos. Un temblor recorrió el muro, y a lo lejos se escucharon gritos, vítores. Era la esperanza, la victoria, el reencuentro. Era la suma de millares de voces que habían permanecido desconsoladas, calladas, y que ahora gritaban al unísono de alegría. El muro había caído.

Friedrich von Bröwer permaneció muy quieto tocando el muro con ambas manos, y su silueta se hizo visible por un segundo, aunque nadie estaba allí mirando. Aquella sección del mundo permaneció en pie, y aun hoy, en nuestros días, veinte años después de aquel momento, se mantiene en recuerdo del horror, de la vergüenza y de la división. Pero él se sintió diferente. Lo que fue un cuerpo y después un espíritu pudo por fin cruzar el muro. Su alma dio un paso y su figura etérea atravesó aquella pared fría y gris. Friedrich von Bröwer no apareció al otro lado. Por fin era libre de marcharse.






Este relato ha sido escrito ahora en conmemoración del Vigésimo Aniversario de la Caída del Muro, para afrontar el Reto Efemérides propuesto en el Foro de Nunca Jamás (una gran idea!!). Pero este lugar existe. En febrero de 2005 fui a Berlín, y mi intención era ver el muro real, y aquí fue donde lo encontramos. (También puede verse en el CheckPoint Charlie, pero aquello parece una feria de turistas). Se trata de este cementerio, al que nos colamos. Al cruzarlo, al final del cementerio, aun queda en pie una buena sección del muro. Podeis verlo en la foto, sacada de Wikipedia, pues no doy con las fotos de aquel viaje...
Pero me alegro de que se haya propuesto este reto, pues me ha brindado la aoportunidad de escribir un relato ambientado en aquel cementerio, espinita que me quedó clavada entonces.
Os lo recomiendo, si vais a turistear a esa ciudad maravillosa.

10 de noviembre de 2009

Adularia

Adularia fue el primer nombre que se le dio a una cantera en algún lugar no lejano a la Ciudad-Estado de Aluadinia. Fue uno de los lugares de donde sus habitantes obtuvieron la roca para levantar tamaña ciudad. Adularia era un lugar maldito, donde las creencias populares no permitían a nadie acercarse. Aquellas creencias eran remotas, de los Días Antiguos, ya ni se recordaban sus orígenes. Según se decía, mucho antes de que nadie pudiera recordar, el mundo se había convulsionado hasta cambiar de forma, fue cuando cayó un meteorito en la tierra. En aquel preciso lugar.

Era un sitio donde se decía que ocurrían cosas estrañas. Donde se celebraban ritos y donde se trataba de invocar demonios. Donde las brujas sentían su mayor poder, y donde las parejas acudían a concebir. Un lugar tan tenebroso como mágico.

Adularia fue lugar de ritos y superstición hasta que la Asmblea de la Ciudad-Estado decretó terminar con todo aquel misticismo, e instaló allí la cantera. Las religiones tienen extrañas formas de asesinarse entre ellas, y esta fue la solución que los hombres encontraron para actuar en su nombre. Construir una cantera en el lugar al que peregrinaban los paganos pareció entonces una buena idea.

Así nació la cantera de Adularia. Durante mucho tiempo se escabaron sus paderes, y gran cantidad de roca fue lllevada donde se encuentran los ríos, y allí fue levantada la Ciudad-Estado de Aluadinia.

Ocurrió que cuando los constructores dieron con el fondo de la roca, hallaron algo inesperado. Bajo la piedra, se escondía una enorme beta de una piedra preciosa, la Piedra Luna la llamaron.

Los supersticiosos, los seguidores de credos prohibidos, acudieron de nuevo a Adularia, y allí volvieron a rezar. Incluso las gentes de la Ciudad-Estado se vieron tentados a retomar aquellas creencias que parecían olvidadas. Fue, de hecho, uno de los senadores de la ciudad quien le dio la espalda a su religión, y se dirigió a la cantera, para adorar a la Piedra Luna.

Allí se ordenó Sumo Sacerdote, e instauró un régimen basado en la adoración del lugar. Muchos paregrinos llegaron de todas partes, allí se juntaron gentes de diferentes razas y etnias, y así se formó una diminuta cultura criolla.

Los creyentes, comenzaron a escavar la Piedra Luna, y levantaron allí un gran palacio. Aquella piedra era preciosa, brillaba en un tono azulado durante el día y adquiría una belleza blanca por la noche. Adularia se convirtió en un lugar de culto, era bellísimo.

Aquellos hombres, elfos, enanos y todos aquellos más que habían llegado a adorar la Piedra Luna se volvieron unos fanáticos, y urdieron planes para invocar a un poderoso demonio y conquistar el mundo.
Allí nació uno de los Demonios Resentidos.

El lugar se tornó terrible, pero no dejaban de llegar seguidores de aquel demonio-dios, que se crecía con el poder de la Piedra Luna. Sus fieles le levantaron un trono en el palacio, y allí moró hasta que estalló la Guerra de la Roca.


Pasado tanto tiempo, el que se acerca a Adularia se siente diferente. Allí reina la magia, la superstición y lo encantador. Es un lugar prohibido, al que jamás dejan de llegar peregrinos. Unos siempre creerán en aquel horrible demonio, pero otros acuden a Adularia a adorar a la Piedra Luna. Todos conviven allí, invitados al palacio, que ya descansa derruido y olvidado... Siempre será un lugar de culto.

7 de noviembre de 2009

Ciudad del Reo





Bienvenidos sean, los condenados, a la Ciudad del Reo. Un lugar maldito, donde malviven hacinados sus habitantes. Una urbe vieja que se levanta sobre edificios en ruinas, lujosos palacios y barrios superpoblados. Sus calles se encierran entre unos muros infranqueables y el puerto, único lugar de llegada. Nadie puede salir de la Ciudad del Reo. No pocos se atrevieron a escalar sus muros, a echarse a nadar al mar, o a tratar de tomar uno de los navíos que al puerto se amarran. Ninguno logró su propósito, o eso se cree...
Una prisión, un lugar sin salida, el exilio:


Despojos y malnacidos, aquí os pudrireis. Valientes fanáticos seguidrores de religiones falsas, a estas calles vendréis a predicar. Ladrones, asesinos y violadores, aquí seréis encerrados. Mutantes deformes y bestias inmundas, aquí seais exiliadas. Brujas y practicantes de las magias oscuras, fieles a los dioses muertos, seguidores de demonios innombrables, éste es vuestro lugar...

Entre calles y plazas malviven los que pueden, otros mueren en el intento. Una ciudad dividida por un barranco seco, con iglesias, palacios y mezquitas donde adorar a dioses olvidados. Una urbe donde los habitantes se reunen en bandas para sobrevivir, donde los despojos mueren solos y los amigos se ayudan y se traicionan...




Bienvenidos sean a la Ciudad del Reo, de nuevo.
La Ciudad del Reo es un ambiente detallado donde ambientar mis aventuras de rol. Será, además, un ambiente donde ubicar relatos y cuentos sobre sus habitantes. Es un contexto específico en el que desarrollar mis aventuras de rol, con detalles sobre su sociedad, su geografía, sus personajes y hasta su economía.
En sus calles libraremos combates, viviremos historias y disfrutaremos de buenos ratos.

Es un escenario en el que he detallado los lugares a los que los PJs podrían dirigirse y la gente con la que podrían encontrarse. He explicado las creencias religiosas, he diseñado un sistema de comercio, con una moneda de cambio, que no es el dinero, sino el agua, pues es el bien más preciado allí. Además, incuyo personajes especiales, de jugadores y de no jugadores, perfiles básicos a modo de bestiario, etc.
En la Ciudad del Reo, sus habitantes se reunen en bandas, que son detallas, así como sus relaciones entre ellas. cada una domina unos territorios en la ciudad, en continua disputa, y aquí son definidos.

Llevaba mucho tiempo queriendo subir la página de la Ciudad del Reo, y por fin la he acabado. Bueno, creo que nunca la acabaré, de hecho, pues iré añadiendo cosas, lugares, bandas, etc, a medida que se me vayan ocurriendo.
En esta nueva versión incluyo muchas cosas que en la anterior no estaban. El plano de la ciudad ha sido modificado (por segunda vez!! vamos ya por la tercera versión!!), y aun no lo puedo escanear. Hemos de esperar a Navidades para poder hacerlo, es una promesa.
De momento muestro los mapas en segunda versión, pero que sirvan de orientación. El mayor cambio es que la Ciudad será cruzada por un barranco, desde el este hasta desembocar en el puerto. (Recuérdese que el este queda hacia arriba en los planos.) Al Barranco Seco lo cruzan un total de seis puentes, aunque uno de ellos está destruido.
En esta nueva versión de la Ciudad del Reo, he añadido personajes, bandas y lugares. Algunos ejemplos de bandas nuevas son Los Renacidos y los Bufones. Algunos de los lugares nuevos en la ciudad son el Herbolario, el Teatro o el Establo de Camellas de Hassan del Desierto.

Creo que ha quedado un ambiente idóneo donde crear y ambientar aventuras de rol, y la intención al subirlo a la página, ha sido compartir esto con mis jugadores, y además, con todos aquellos que quieran ambientar sus partidas en sus calles.

Quiero mostraros los dos mapas de la Ciudad del Reo, para tratar de mover vuestra curiosidad. Son mapas interactivos, así que pinchando en los lugares, os llevará a las páginas donde se explican los mismos.


PLANO INTERACTIVO DE LOS LUGARES DE LA CIUDAD DEL REO



PLANO INTERACTIVO DE LAS BANDAS Y SUS DOMINIOS EN LA CIUDAD DEL REO


28 de octubre de 2009

Línea del Tiempo - La Edad de los Elfos



Estos son los principales acontecimientos ocurridos durante la Edad de los Elfos, mostrados en una Línea del Tiempo, que incluye además, la Edad de los Hombres.
Todos estos hechos son narrados en Los Doce Navíos Elfos.
Estimo que la Edad de los Elfos duró unos 80-100 mil años, desde que los Dioses terminaran sus guerras, hasta el Gran Cataclismo, cuando los Elfos dieran por finalizada su época.
A lo largo de tantísimo tiempo, los hechos fueron acopnteciendo, y aquí se muestran tan sólo aquellos más determinantes. Han quedado otros tantos muchos por mostrarse en esta Línea del Tiempo.

Esto es sólo un mapa del tiempo, de lo que les fue ocurriendo a los elfos...
Quería mostrároslo, pues hacía tiempo que quería trazar esta linea...

22 de octubre de 2009

Olvidé...


Me perdí, intentándome encontrar,
y esperé sólo dejándolo estar... 

.  .  .


He llegado hasta aquí, 
y ahora el miedo puede más...









Olvidé
Tonto

15 de octubre de 2009

¿Nadamos?

Holap.
Al hilo del 5º Reto de Microrrelatos del Foro de Nunca Jamás, aquí os presento mi intento. La premisa era un microrrelato, de 150 palabras como máximo, en que se rompiera alguna regla de la realidad...
Espero que os guste!!


- Hola preciosa.
- Hola mi amor, ¿cómo estás?
- Bien, te añoraba tanto... Fue una espera larga. Deseaba salir a nadar contigo.
- Entonces vamos, sígueme, te voy a mostrar mi pradera favorita…

. . .

- Mira, ¿ves allá abajo, entre esos matojos de algas? La caracola, la de color ámbar, la traje yo, y se ha apareado, aunque no doy con la pareja.
- Sí, es muy bonita. Me gusta este sitio, la corriente es cálida.
- Sí, por eso nos han seguido esos pececillos rojos.
- Yo pensé que te seguían a ti, de tan hermosa que eres…

. . .

- Ven ahora, te mostraré yo mi lugar secreto.
- ¿Dónde?
- Es en la superficie. A esta hora, el cielo se vuelve de color naranja…
- ¿De verdad? Pero sabes que no debo subir…
- Nadie lo sabrá, y yo he traído los bombas para poder respirar… ¿Vienes?
- Vamos...





.

8 de octubre de 2009

Kalhia, Primera de Quivarén, Reina de la Corona de Kalhia




Kalhia, Primera de la Alta Estirpe de los Elfos de Quivarén, fue una de las personalidades más importantes en las historias de los elfos. Su vida fue en algunos momentos exitosa, y en otros triste. Siempre se le recordó por ser una de las más grandes guerreras que combatió en las Guerras de las Sangre, que enfrentó a los primeros elfos, y por ser una amante entregada.

Cuando los Doce Navíos Elfos llegaron a la Tierra de Aradán, los elfos de Quivarén, los Señores de los Dragones, arribaron a las costas escarpadas más occidentales de la isla. Allí, entre altas montañas y profundos valles habitaron durante largo tiempo. Convivieron con los dragones, trazando fuertes lazos de amistad. Ellos les enseñaron a amar aquella tierra.

Los elfos de Quivarén no participaron en el Primer Concilio de los Elfos, puesto que su cultura aun no había entrado en contacto con las demás Casas de los Elfos.
Pero cuando por fin descendieron de las montañas, y se encontraron con los demás elfos de la Tierra de Aradán, entablaron grandes y duraderas relaciones.

Cuando los elfos de Yandalath, los Castigados, amenazaron con atacar aquella isla que los elfos cuidaban, y todos se reunieron en el Segundo Concilio, Kalhia acudió, junto a Ikeo y Líamo, en representación de todos los elfos de Quivarén. Fue entonces cuando le juraron fidelidad a Aradán, y se comprometieron a luchar contra los elfos oscuros.

Aquello fueron las Guerras de la Sangre, las más cruentas que azotaron aquella tierra. Los elfos de Yandalath, habían abierto un portal mágico a otro mundo, y con tal poder, osaron desafiar a todos los demás. Efgo, quien los gobernaba, se autoproclamó Rey de todos los elfos, y en contrapartida, Aradán se alzó dirigiendo al resto en batalla. Fue una terrible masacre...

En aquella disputa, Kalhia jugó un papel decisivo, dirigiendo una hueste que logró ciertas victorias que dieron seria ventaja al bando de los elfos de Aradán. Su mayor éxito en campaña fue derrotar a Örlogo, hijo de Efgo, de Yandalath, quien estaba al mando de la llamada Hueste Sombría. Örlogo había sido una de las puntas de lanza de la ofensiva de los elfos oscuros. Cuando se enfrentó con Kalhia, había arrasado ya grandes territorios, acabando con muchos ejércitos. Bajo su paso, habían sucumbido los ejércitos de Aván, de Avanissián, y había logrado que la Alta Estirpe de Gelidén huyera de la Tierra de Aradán...
La victoria de Kalhia sobre Örlogo terminó con la amenaza de su Hueste Sombría. Éste huyó y el paso quedó libre hacia el grueso de los ejércitos de Efgo. Aquella victoria supuso el comienzo del fin de los elfos de Yandalath.

Cuando las Guerras de la Sangre terminaron, con la derrota de los elfos oscuros, que huyeron a refugiarse a las Tierras de Elhada, se formó el Tercer Concilio de los Elfos. En él, los elfos quedaban se repartieron la tierra, pues lo que antes había sido una gran isla, ahora era un archipiélago de incontables islas.
A Kalhia e Ikeo, que se habían casado, se les otorgó el Reinado sobre la isla de Sa Dragonera, la cual está cubierta de altas montañas, con riscos y valles encantadores, cual alfombra abrupta que domina todo paisaje. Por el contrario, a Líamo de Quivarén, se le negó esta tierra, y se le dio el dominio sobre la isla de La Ildangarda. Tras esta reunión, Kalhia e Ikeo se enemistaron duramente con Líamo, ninguno de los cuales volvería jamás a escudarse bajo el emblema de Quivarén.

Poco tiempo después, Ikeo, primero de Quivarén, murió, atacado por una enfermedad que diezmó mucho la población en la isla de Sa Dragonera. Kalhia, que sobrevivió a la epidemia, lloró su muerte hasta tal punto, que decidió encerrarse en el mausoleo que se levantó en lo alto de una montaña. Se encerró y ya jamás volvió a asomarse al día. Allí veló por largo tiempo el cadáver de su amado, y sólo recibió la visita de sus doncellas, que le traían víveres para subsistir en su condena autoimpuesta...

Tras aquello, el hijo primogénito de ambos, Oloss, fue nombrado Rey de la Corona de Kalhia, como llamaron a la Dinastía que Ikeo y Kalhia fundaron con su unión. Y tras su muerte, tiempo después, reinó Soro, su hijo, quien aun gobierna en los palacios de piedra de la Isla de Sa Dragonera.

Dicen que con el tiempo Kalhia murió, de pura tristeza, y que su cuerpo se consumió, pero que su alma perduró en aquel mausoleo. Aquella construcción aun se mantiene perdida en la cima de aquella montaña, de la isla de Sa Dragonera, y allí, cuentan, el alma de Kalhia aun vela a su amado Ikeo...
Que su recuerdo perdure siempre.




Como prometí, quería presentaros el cuento de Los Doce Navíos Elfos.
Kalhia, de Quivarén, sólo es uno de los personajes que forman la historia.
No sólo es uno de mis favoritos, sino que fue un personaje decisivo, como habéis comprobado.
Duarnte la escritura del cuento, en la primera mitad de 2008, Cristina Puig (www.cristinapuig.com)
me pidió si podía realizar una ilustración del cuento, y la idea me encantó.
Le aconsejé ilustrar el personaje de Kalhia, porque me tenía maravillado.
El resultado podéis verlo a continuación.
Cris, me encantó este retrato de Kalhia, te quedó genial!!! Gracias!!


Retrato de Kalhia, Primera de Quivarén, 




Os dejo aquí algunos enlaces, por si he logrado tocar vuestra curiosidad:


Los Doce Navíos Elfos

2 de octubre de 2009

Esto no me hubiera pasado con una máquina de escribir

Hola!!

Al hilo del Octavo Reto General del Foro de Nunca Jamás, os dejo aquí un relato que he escrito para presentarles.
Las premisas eran que se incluyeran estas palabras y no superara las 600 palabras.

Las palabras que debía incluir eran: Salmón, carajillo, jarrón, altavoz, sistema, internet, maceta, Roma, porro, púbico.


Os lo dejo porque llevo ya bastate sin actualizar, con la llegada a Tenerife y todo... Y se me juntan los deberes. Esta semana además, tengo otro reto que escribir: el cuentacuentos, que también es un juego de palabras. Eso, más que deberes, es un compromiso!


Bueno, aquí os dejo este relatillo:


Tomaba el último sorbo de aquel café tan rico cuando sonó el teléfono. Era un correo que me había sabido encontrar, y me conecté a internet para leerlo. El oficio ya no es lo que era, antes utilizábamos máquinas de
escribir, de esas que a cada línea debes volver a colocar el aparato. Ahora estaba tomando un carajillo de coñac, delicioso desayuno, y estaba conectado 24H. Horroroso. Pero al fin y al cabo, así era el trabajo de un detective privado en el Siglo XXI. Aquella investigación me había llevado a Roma, una ciudad en la que se respiraba historia. Tras cada esquina había una columna, o una ruina, o la puerta de algún café adornada con macetas a ambos lados. Mucho glamour por todos lados. El correo en mi teléfono decía así: 20.15. Ristorante El Pedrusco. Siga el olor a porro. Desconcertante, cuanto menos. Al menos había elegido un lugar público, lo que era una ventaja.

Pasé el día caminando, disfrutando de aquella ciudad hermosa, mágica si no fuera por los turistas, sus cámaras y el bullicio. Por su culpa no disfrute un ápice del Panteon, o del Castillo de San Angelo, que sin duda eran bellísimos… Qué decir de la Plaza de San Pedro y de la lujosa ciudad-estado, acercarse fue imposible. Pero, admito, me maravillé con el Colisseo… ¿Cómo pudieron construir algo así?

Cuando rondaba la hora acordada, me acerqué al lugar. El Ristorante El Pedrusco era una tasca oscura, cuya entrada se disimulaba en un callejón sin cartel ni indicio alguno de presencia humana. Ni lugar público ni restaurante italiano, y yo que llegué pensando pedirme un salmón a cuenta ajena… Maldiciendo, olfateé el ambiente desde el umbral. En efecto era un restaurante, pero al que no irían ni los estudiantes más arruinados. La vida precaria rondaba todas las calles. Por fin lo sentí, ese aroma que encandila, y que te hace desear… Pero estaba trabajando, sólo debía seguirlo, centrarme. Ya vendría después el deleite, tras el trabajo bien hecho. El aroma provenía de una mesa al fondo. La verdad es que unas pocas mesas se ocupaban por hombres cabizbajos, o mujeres al acecho. Sólo había copas de alcohol sobre las mesas, y me pregunté por qué llamaban Ristorante a aquel antro. Sobre la mesa a la que debía dirigirme, había un jarrón, de cuya boca salía un hilo denso y grisáceo, cuyo aroma era la clave del correo recibido. Aquél era el lugar acordado, y además, ya eran las ocho y cuarto. Pero la mesa estaba vacía. Al sentarme, vi una nota. Sólo decía: Rompa el jarrón. Y así hice. Me plantee si molestaría al personal, pero después no pareció molestarles. Tras el golpe sobre la mesa, y la dispersión del aroma, encontré, entre pedazos de cerámica sucia, un sistema radiofónico que hasta ahora no conocía. A él se conectaba un pequeño altavoz, y el reproductor sólo tenía un botón. Así que pulsé, y esperé a escuchar: En el Siglo XXI también nos complicamos para asesinar a los detectives privados que andan husmeando. Ha seguido la pista incorrecta. Su camino llega hasta aquí. En ese momento sentí un objeto tras mi nuca, estaba frío y al escuchar cómo la cargaban no me quedó duda de que era un arma. El disparo fue rápido, indoloro incluso.

¿Por qué lo hicieron en un tugurio semejante con nombre de piedra? Ya que debía ser en Roma, pues así fue dispuesto por quien hilaba la historia, hubiera preferido que mi cadáver fuera arrojado a la Fontana de Trevi, a modo de moneda, y probar suerte para la próxima vez…



Os aconsejo una visita a ese al Foro de Nunca Jamás. Ofrece muchas e interesantes iniciativas!!!

18 de septiembre de 2009

Actualización - Cuentos Terminados!!!!

Hola!!

Vengo a contaros que por fin, a escasas horas de regresar a Tenerife para quedarme ya una temporada larga, he actualizado la página: www.modt.net.

En esta actualización, entre otras cosas, he publicado mis cuentos terminados. Sí, por fin!!
Ahora, mis cuentos (7 de los 9), pueden ser descargados en formato eBook - PDF para su lectura. Además, poco a poco, voy a ir dejándolos en MI TIENDA ONLINE, en la plataforma Bubok, para quien quiera darse el capricho de tenerlos en papel. Creo que los precios son razonables.
En la tienda online se puede comprar ya Scrópolo, el Necrófago y El Duende, la Doncella y el Monstruo del Lago.

Los demás cuentos que ya están disponibles en PDF (además de estos dos) son:
El Cuento del Dragón y la Sirena
La Canción de Clauda
Un Atimo
Kelpie, la Dama del Amanecer (Y de Alaia, la Trilliza)
Los Doce Navíos Elfos - Para el cual quería haber hecho una presentación aquí de mejor calidad. Tal vez sea la próxima entrada del blog.


Los próximos días voy a estar sin internet, y demasiado ocupado reorganizándome la vuelta, así que estaré ausente. Además, me he dejado algunos blogs sin leer, lo que me da mucha rabia. Pero espero estar pronto disponible otra vez por aquí!!
A ver si vuelvo con una presentación en regla de Los Doce Navíos Elfos.

Un saludo!!
Darka.

15 de septiembre de 2009

El Reino Perdido de Perittia

Ahelaz y Lucinea, Hijos del Rey Elean, de Nilith, bisnieto de Gelidenos, Primero de Gelidén, se marcharon hacia el norte, internándose en los vastos desiertos de arena que ellos llamaron Perittia. En algún lugar, allí se casaron los dos hermanos, y se proclamaron los Primeros Faraones de la Primera Dinastía de Perittia, lo que representó un descarado enfrentamiento hacia su padre. Ambos, dicen, jamás fueron felices, aunque se amaron mucho, pero el odio hacia su padre y hermanos les llevó a una guerra que acabaría en desastre. Lo llamarían la Guerra del Desierto, y tras derramar mucha sangra, Nilith cayó, y Elean y sus vástagos murieron. Y por fin Ahelaz y Lucinea fueron dueños de aquellas tierras.

Su civilización se construyó a lo largo del Gran Río de los Faraones, que desde el Gran Volcán desciende hasta el Mare Nostrum Interioris, cruzando el desierto de Perittia. Su cultura fue próspera y rica, pero de ellos hoy ya no queda nada, salvo el recuerdo en estas y otras líneas...

Ellos abrazaron un conocimiento que se creía oculto en el mundo, pues por aquellas tierras andaba oculto Ssuhl, el Dios Muerto. Él fue quien les dio el poder para acabar con su familia, en Nilith, y quien acabaría con su historia.

El culto a Ssuhl trajo graves consecuencias, pues adorarle conlleva un alto riesgo, y creyéndose con el poder sobre la muerte y la vida, ordenaron levantar un gran mausoleo y ser sepultados en vida. Así, se irguió la Gran Pirámide de Thi, y en ella fueron encerrados a voluntad propia Ahelaz y Lucinea, como voto a Ssuhl. Pero antes de abandonar el mundo de los vivos, tuvieron una hija, a la que llamaron Nathara. De ella dijeron que fue la primera vampira del mundo. El culto abrazado por sus padres, el conocimiento alcanzado y el poder desatado, engendraron en Nathara la amenaza que brotaría en el mundo...

Cuando fueron sepultados en la Pirámide de Thi, Nathara fue proclamada Faraona de Perittia, y así comenzó la pesadilla...

Nathara fue la primera y más poderosa vampira. Reinó sin ninguna piedad durante muchísimo tiempo, hasta que llegaron los hombres a Perittia. Los primeros llegaron desde el este, y pronto se abrazaron a aquel culto oscuro y poderoso. Ambas culturas se unieron sin rencillas, y convivieron todos bajo el mando de la Faraona de Perittia. Los que abrazaron el culto a Ssuhl fueron bien recibidos entre las más altas clases, incluso, pero aquellos herejes y paganos que lo negaron fueron perseguidos, a veces sirviendo como alimento a aquellos primeros vampiros.

Pero los que se unieron a la Faraona y a su corte corrupta, alcanzaron poder incluso en el seno de los faraones. Los elfos de Perittia les mostraron los secretos del culto a Ssuhl, el Dios Muerto, y algunos llegaron a ser poderosos sacerdotes del Dios.

Cuando Nathara decidió retirarse a su no vida, mando erigir una pirámide idéntica a la de su padres, pero al otro lado del Río de los Faraones. A aquella gigantesca pirámide la llamaron The.

Nathara designó a otro elfo, ya convertido en vampiro por ella, como sucesor y Faraón de Perittia, pero sin su protección, cayó pronto en la traición de sus iguales... Así se sucedieron diferentes faraones, y surgió la que llamaron Segunda Dinastía de Perittia. Aquellos que cayeron, y los que consiguieron retirarse a su no vida, fueron sepultados en diferentes pirámides levantadas a una u otra orilla del Río de los faraones, que hoy aun se yerguen en recuerdo de lo que fueron. Mucho ha llovido desde entonces...

En un revés de los acontecimientos, el último de los faraones elfos, descendiente aun de la casa de Gelidén, murió traicionado por sus propios sacerdotes... Los hombres, corruptos y ansiosos de poder, fueron acabando con todos los elfos que quedaban, y así desaparecieron los elfos de Gelidén de aquellas tierras.

La floreciente cultura de Perittia cayó en manos de los hombres. Y así, el más fuerte y poderoso de todos ellos, Avenon I, fue el primer Faraón de la Tercera Dinastía de Perittia.

Las historias del origen del Reino Perdido de Perittia fueron olvidadas por orden de Avenon I, y por ello pocos son hoy los que conocen esta historia. Desde aquello, muchas cosas les sucedieron a los hombres, vampiros o bestias en el Desierto de Perittia. Largas y duras fueron las guerras, internas y contra naciones extranjeras, pero aun hoy incluso habiendo sido conquistados por los pueblos del sur del Viejo Mundo, moran escondidos por aquellos lugares. Unos fueron olvidados, otros se marcharon y se ocultaron por el mundo, pero desde entonces que se habla de ellos en los cuentos para asustar a los niños crédulos...




El Reino Perdido de Perittia
Darka Treake

9 de septiembre de 2009

El Rey de los Condenados

La Torre se elevaba retorcida sobre sí misma describiendo una forma grotesca. Su base, donde nacía, no alcanzaba a verse, oculta en el interior de una grieta natural. Pero su esbelta silueta, grotesca y terrorífica, asomaba al desierto, alcanzando una altura tal que amenazaba incluso más allá de los dominios del Señor de la Torre. Su oscura forma se levantaba advirtiendo que ahí vivía él, El Rey de los Exiliados, de los Condenados. El Rey de los elfos llamados oscuros, los que se habían visto obligados a huir de su tierra ancestral, a la que algún día regresarían. Él, Efgo, la codiciaba sobre cualquier otra cosa. Perdida en la inmensidad de un árido desierto en que siempre era de noche, y donde ningún elfo, ni hombre se había, si quiera, atrevido a entrar... Allí moraba el Rey de los Condenados.


Desde mi cuaderno a 9 de mayo de 2006
Darka Treake





Dejo esta entrada, sobre Efgo, Primero de la Alta Estirpe de los Elfos de Yandalath, porque estos días estoy revisando el cuento de Los Doce Navíos Elfos. Es el último que me queda por revisar, y después los subiré todos a la web.

Pronto os cuento más!



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4 de septiembre de 2009

Video-Resumen del Primer día de El Valle de las Marismas

El pasado martes, día 1 de septiembre, jugamos la primera parte de la Campaña de Warhammer EL VALLE DE LAS MARISMAS. LLegamos a jugar 8 turnos, en los que libramos 4 batallas.
Tuvimos algunos problemas técnicos (nos dejó tirado el coche!!), y por ello comenzamos tarde, sobre las 7 de la tarde. Pero estuvimos peleando hasta las 7 de la mañana!! Así que fueron 12 horas de guerra y diversión.

Esta vez contamos con una cámara para ilustrar los movimientos sobre el mapa, e ir dejando constancia de lo ocurrido. Pensaba escribir una peazo entrada aquí, relatando todo, pero al final, me lo he currao y he hecho un video-resumen.

En él vereis un poco de trasfondo, y los movimientos de los ejércitos sobre el mapa. Además, alguna foto de las batallas.

Sé que ha quedado un poco cutrillo, pero oye, con este video me inicio en el movie maker, así que... estoy bastante contento con el resultado!!
ya me diréis qué os parece!!


2 de septiembre de 2009

El Sueño de la Estatua

(...)


Se levantó, y se acercó a la estatua. Se acercó tanto que sintió como se invadían el espacio personal el uno al otro. Se le aceleró el pulso, creyendo que él podía sentir esa cercanía, ese momento. Pero dudó de que fuese así. Le rozó la cara, y sintió la piedra fría y empapada, y se acercó más, y más, hasta quedar frente a él. Su ojos de piedra parecían mirar más allá, tras ella, a una fiera enorme y peligrosa, pero no le importó y se aproximó más. Entonces, sin besarle, abrazó aquella estatua con todas su fuerzas, pero ella no le devolvió el abrazo, sino que se limitó a permanecer en su posición de ataque, bien alerta, en la eterna espera de la bestia.

Entonces a Lyda se le ocurrió que había una forma de acercarse más aun a él. De cruzar esa frontera de piedra que les separaba, de encontrar el último ápice de consciencia que quedara en la estatua. Si aquella piedra albergaba alguna vida aun, ella la encontraría, y la cuidaría. Pensó en el hechizo que su amiga Onírica, la bruja de la Magia Onírica le enseñó. Juntas habían logrado convertirse en el sueño de otra persona. Era algo muy complicado, y que jamás había logrado ella sola. Las dos, Onírica y Lyda, uniendo sus magias, habían logrado convertirse juntas en el sueño de otra persona, de manera que se introducían en él y lograban jugar con su sueños. Pensó que si aún quedaba algo de Dristan en aquella estatua, esa era la forma de encontrarlo, de comunicarse con él, de acercarse a él...

Lyda se concentró en recordar el hechizo. Sabía las palabras que Onírica decía, conocía su significado y sabía cuál era su parte en el conjuro. Pensó en Onírica, la pobre Onírica, ahí tendida bajo la columna caída de su Palacio de los Sueños... Pero luchó por mantenerse serena, por recordar sólo a Onírica y al hechizo. Abrazó a la estatua tan fuerte como pudo. Recitó las palabras de Onírica y las suyas, entrelazó cada vocal y cada letra para lograr recitarlas simultáneamente. Apretó con más fuerza la estatua. Vio la cara de Onírica. Se vio a sí misma volando hasta ese lugar. Vio la estatua desde el aire. Hizo más fuerza contra el cuerpo de piedra. Repitió las palabras, una y otra vez. Cada vez más rápido. Onírica. Dristan. El hechizo. La estatua. El dragón. La voz... Y entonces, como si todo un torbellino de ideas hubiera dejado de girar en su cabeza, sintió el olor de la magia flotar alrededor. Recordó el color que el aire tomaba cuando la Magia Onírica surtía efecto. Y ese violáceo nubló todo alrededor, hasta que Lyda no pudo ver nada. Sólo sentía la estatua contra sí. La piedra fría y húmeda. Y creyó sentir que ella también la abrazaba...

Cuando volvió en sí, ya no estaba allí. Estaba en cualquier otro lugar, y no era Lyda, sino un hada diminuta y pelirroja, que revoloteaba danzando sobre un páramo verde, cubierto de un pasto reluciente. Se trataba de un hermoso valle entre montañas, por el que corría un riachuelo de aguas cristalinas. Éste descendía por un sendero natural como producto del deshielo, y se perdía hacia el sur. Aquellas montañas eran muy diferentes a cualquiera que hubiera visto Lyda en su vida. Hacia el noroeste, sobre las cimas más altas, parecía que el cielo se tornaba en atardecer repentino, mientras que hacia el sureste, el día lucía radiante, como en las primeras horas de la mañana. Aquél espectáculo fue digno de un bonito sueño, y Lyda se preguntó cómo alguien podía imaginar un atardecer a medio día, tras aquellas altísimas montañas... El azul brillante se iba anaranjando sobre las montañas al noroeste, para oscurecer por completo tras éstas... Era algo increíble, y precioso. No supo si era su imaginación la que componía el sueño, o si sería la de Dristan, tratando de evadirse de su eterno letargo... Entonces cayó en la cuenta de que Dristan estaba allá abajo, en el suelo, tomando el sol sobre el pasto, tumbado boca arriba.

No muy lejos pastaban unos animales de grandes proporciones, con manchas blancas y negras, y grandes cuernos en la cabeza. Y al otro lado del río, en la vertiente occidental, crecían miles y miles de flores rojas, que cubrían gran parte de la pradera. Más allá, las montañas volvían a nacer, elevándose hacia donde el día lucía azul y maravilloso. No había una sola nube. Un lugar idílico, digno de un bonito sueño.


(...)


El Sueño de la Estatua
Lyda de Lis. Historia de una estatua de piedra
www.modt.net



Esto será el capítulo V del cuento de Lyda de Lis.
Descárgalo completo aquí:

>El Sueño de la Estatua

29 de agosto de 2009

El Valle de las Marismas




- Arrancaremoz la bocaza a todoz ezos eztúpidoz elfos y ze la haremoz comer para que jamáz vuelvan a insultarnoz ni a reirze de ningún orco!!!

- Pero, mi Zeñor, ezos elfoz azquerozos no podrán comerze zu propia bocaza si ze la hemos arrancado, no?

- ¡Calla, eztúpido goblin, o te arranco la bocaza zólo a ti!



Tras la guerra que libraron contra los despiadados elfos oscuros, los orcos y goblins se vieron obligados a retirarse y a reunir otra fuerza para plantarles cara de nuevo... Se replegaron en un lugar al que llamaron el Valle de las Marismas, donde los elfos oscuros les dieron caza.
Ambos contingentes levantaron un campamento y pronto se dispusieron a dominar la mayor cantidad de territorio posible. Sólo así podrían conquistar la capital de su enemigo...


¡¡Sí!! ¡Ya la tenemos lista! El próximo martes es el día.
Nos lo pasamos tan bien jugando el martes pasado, que vamos a repetir.
hemos cambiado algunas reglas, y hemos hecho que el mapa cobre mayor importancia. Ahora cada ejército no irá por libre, sino que debemos movernos de forma coherente sobre el mapa, dividido en territorios, delimitados con fronteras.
Además, el terreno está dividio por un río, que dará mucho juego a la campaña.
¡Vamos a tener que zurrarnos por el dominio de los puentes, para poder cruzar el río!
Y hemos cambiado los territorios, de forma que ahora hay más, y menos fuertes. Por lo que tendremos que dividir más nuestras fuerzas, y la cosa irá mas despacio. Dudo que esta vez lo terminemos en una sola jornada freaky.

Este es el mapa que vamos a utilizar. Aunque aun no están los territorios colocados, pues debe hacerse al azar y de mutuo acuerdo. Pronto lo tendremos decidido.





¡Yo ya tengo mi horda preparada! he hecho considerables cambios (más de los que esperaba, de hecho), con respecto a la anterior campaña. A ver qué tal me va ahora...
¡¡Qué ganas!!
Estas jornadas freakys, aunque lo hacemos muy muy de vez en cuando, son geniales. Lo pasamos en grande. ¡Esta vez no será menos!

27 de agosto de 2009

El Día de la Sangre: La Guerra!!

Las hordas gritaron al unísono y estalló la batalla...

El pasado martes, mi archienemigo y gran compañero de batalla, y yo, libramos la campaña de Warhammer El Día de la Sangre, que llevábamos preparando varios meses.
Jugamos durante al menos 12 horas, parando sólo para cenar, más unas 3 o 4 horas de preparación, hizo un total de 16 horas de jornada warhammera. Quedamos a las 15.30 y nos íbamos a dormir a las 7 de la mañana!! Durante todo ese tiempo libramos un total de 4 batallas. Él llevaba Elfos Oscuros y yo Orcos y Goblins.

El Día de la Sangre ha sido una campaña basada en un mapa (que podéis ver aquí), en el que cada uno iba dirigiendo, en cada turno, sus tropas como mejor dispusiera. Ocurre que uno de los territorios, la Acrópolis (en el mapa sale como el castillo, pero lo cambiamos para evitar jugar asedios), era demasiado bueno, y los dos mandamos grandes fuerzas hacia allí en el primer turno...

La Primera Batalla por la Acrópolis


Nos plantamos en el centro del terreno, luchando él con una tercera parte de su ejército y yo con al menos la mitad del mío. Y todo pareció indicar al principio que los orcos vencerían. En el primer turno maté a su general de un virotazo!! Fue algo impensable, y sí, acierto, y cayó el general elfo oscuro. Vaya comienzo...
Pero él no se amedentró. Sin darme cuenta me envolvió los flancos, y caí en su trampa como un estúpido. En el centro, mis orcos negros se enfrentaron a sus verdugos, y a pesar de que vencí, acabaron con mi general orco negro... ¡¡Los dos generales habían caído en su primera batalla!! Cómo pintaban las cosas...
Al final, sólo se salvaron las máquinas de guerra y mis goblins nocturnos, y demasiado lejos como para reclamar el territorio, así contamos puntos de victoria y resulté perdedor con una diferencia de 200 puntos. Tristísimo! Fue una derrota humillante. Él resultó diezmado, pero había conquistado la acrópolis y el pueblo, así que podía cubrir bajas. Yo tuve que huir e iniciar una guerra de guerrillas.
Pero aquella fue una batalla en la que habrían nacido héroes, si es que llegan a sobrevivir, puesto que murió casi todo el mundo!!
El campeón de la unidad de verdugos, que dio muerte a un general orco negro; el campéon de la caballería gélida, que él solo, prácticamente, acabo con los orcos y los orcos salvajes!! Y no olvidemos a aquel goblin que disparó el virotazo que se incrustó en la cabeza del general elfo oscuro!!! Grandiosa batalla fue aquella...


La Batalla por el Trono del Poder


Tras andar escapándome, de territorio en territorio, al final nos encontramos en el Trono del Poder. El campo de batalla fue curioso, pues había un río que cruzaba el el terreno, dejando un cuadrante más apartado, donde desplegó el elfo oscuro. Ello determin la batalla.
De ahi estuvo acribillándome, y me causó muchas bajas. Sus jinetes élficos hicieron un papel grandioso, llegando hasta el corazón de mi filas, y acabando con mis máquinas de guerra.
Al final, me hice yo con el Trono del Poder, a pesar de su intento final de llegar con un regimiento. Pero fue mío.
Una victoria para mí que no me aportó grandes beneficios, sino más bajas que ganancias.


La Batalla por la Biblioteca del Saber


Nuestro siguiente encuentro fue en la Biblioteca del Saber, donde yo trataba de recuperarla y él tan sólo envío una avanzada de reconocimiento. Unos pocos jinetes élficos que no tardaron en huir amedrentados.
Logré el poder sobre la magia para mis orcos, pero no sería suficiente...


La Batalla final por la Acrópolis.


Mi planteamiento fue que tenía que atacar ya su capital, a la acrópolis o al pueblo, sus dos plazas donde se mantenía atrincherado. Y si atacaba, con lo dificil que lo tenía yo, pues me lanzaba a por el trofeo mayor. Así me lancé a por la Acrópolis.
Me mantuve en la retaguardia, atacando con la magia como pude, y logré causar algunos daños importantes: acabé con su hidra, que venía como una loca a escupirme, y con su carro, que también se aproximaba. Él acabó con mis unidades de orcos, que las diezmó hasta reducirlas a pocos componentes.
Al final, mis jinetes de lobo corrieron desde detrás de una colina y casi logran alcanzar la Acrópolis... Por escaos centímetros no logré mi objetivo.
Y al finalizar la batalla, mis Orcos hueron despavoridos, a por más muchachos para la revancha!!


Nos lo hemos pasado tan bien jugando esta campaña, que la semana que viene vamos a repetir.
Ahora, tras la experiencia, vamos a cambiar algunas reglas. Como la acrópolis, que no será tan fuerte. Ahora habrá más territorios y más igualados, para que haya que dividir el ejército más. Sino la cosa acaba muy rápido como nos paso. Me ganó en la primera batalla y caí en picado, ya no pude resurgir.
Ahora estará más igualada la cosa, pues no habrá grandes batallas hasta el final. Jugaremos con una capital cada uno a conquistar.

En cuanto tenga el mapa y las nuevas reglas actualizadas, os lo cuento.
El nombre de la próxima campaña será: El Valle de las Marismas.

24 de agosto de 2009

Operación Pandemia

Breve documental sobre la Pandemia que azota nuestras saludes y bolsillos.
Sobran las palabras.
Vean, vean...

21 de agosto de 2009

La Tragedia del Día y la Noche

El trovador reunió aquella mañana a muchos seguidores en la plaza. Era un bereber viejo, un trotamundos, famoso por sus cuentos de diferentes partes del mundo. Había recorrido y visto cosas que ni siquiera podríamos imaginar. Había estado en tierras donde la magia se permitía, y no se perseguía… Donde los ancianos sabios eran venerados, donde los dioses antiguos aun eran recordados. Lugares donde los reyes eran efímeros, y otros donde eran altos guerreros, ya conocidos como clásicos. Había visto bestias de grandes portes y fieros aspectos. Había pernoctado en los más oscuros abismos, y había regresado para hablarnos de ellos… Vestía una túnica gris y un turbante envolviéndole la cabeza. Tenía una barba oscura, sobre la piel bronceada, y hablaba con un acento que arrastraba las palabras, dando a su relato la fuerza de un antiguo cuentacuentos. Fumaba en pipa de marfil, y no tocaba ningún instrumento musical, pues según contó, jamás se había compuesto una melodía tan triste para acompañar este relato. Tituló el cuento La Tragedia del Día y la Noche. Según dijo, no era algo que él hubiera visto, sino un cuento popular de la sabana donde habitan las tribus Chagna, muy, muy al sur del Viejo Mundo, de hecho en otro continente, llamado Ülathar. Lo que si había visto, era la estatua del cuento, que aun se erguía, en recuerdo de lo que estaba a punto de narrarnos…

Aquellas estepas una vez fueron selva cubriendo una tierra que ahora se secaba bajo un sol incesante, donde ya sólo habitaban las tribus Chagna. Éstos eran pueblos nómadas que aun seguían los credos antiguos. Creían en el fuego, el viento y el agua, en el tiempo y la vejez, en el día y la noche… No vestían ropas, sólo pieles de animales fieros que aun corrían libres por aquellos parajes, con cuyos colmillos se armaban, combatían, y los daban caza. Se agujereaban la piel, para alojar huesos, piedras o argollas, y se tatuaban todo el cuerpo con símbolos religiosos. Aquellas gentes, nos contó, se reunían en diferentes tribus o clanes, que dominaban ciertos territorios en imperturbable paz. Cada tribu tenía una serie de chamanes, de sabios o sacerdotes, a quienes el pueblo seguía, pues ellos guiaban con la palabra de los dioses, a quienes llamaban en tiempos de necesidad. En eso no se diferenciaban mucho a nosotros, nos insultó. Los dioses Chagna aquí serían paganos y perseguidos, a diferencia de lo que harían ellos con los nuestros.

Nos habló entonces de sus ritos y creencias, de sus invocaciones, de sus llamadas a los dioses y de sus mitos. Y entre tantos nombres, hubo dos que adquirieron especial interés para los oídos de todos cuantos escuchábamos: Sanae y Xiam. Sanae era una de las chamanes más mayores de todas las tribus Chagna, una anciana muy venerada por su sabiduría y por sus logrados consejos. Era la chamán de la noche, la sacerdotisa de la Magia Nocturna, lo que aquí habríamos llamado una verdadera Bruja. Era seguidora de la noche, se comunicaba con los espíritus de la noche y amaba a la luna y las estrellas por igual. Dormía por el día y vivía por la noche, cuando rezaba y hablaba con los dioses de las tribus. Xiam, por el contrario, era una chaman muy joven, pero muy sabia. Era la chamán del día, la Bruja de la Magia Diurna. Adoraba al sol y le rezaba cual dios incandescente en la bóveda del día. Dormía por las noches y sólo vivía durante los días abrasadores de la sabana. Ambas eran incompatibles, pues habitaban reinos diferentes, Sanae habitaba la noche y Xiam el día. Pero una vez ocurrió algo inesperado, algo que conmocionó a las tribus, el mensaje de un dios. En aquel momento el día y la noche se unieron, fueron uno, y las tribus se reunieron para observar el fenómeno, y rezar a los dioses. Durante el día, cuando el sol se elevaba allá en lo alto, su luz cegadora fue menguando hasta desaparecer en una fina aureola, y se hizo la oscuridad. A dicho fenómeno, aquí lo llamamos eclipse de sol.

En aquel instante, durante la reunión de las tribus, Sanae y Xiam se conocieron. El eclipse duró los suficiente como para que ambas entablaran una amistad especial. Desde aquello, las sacerdotisas del día y la noche se hicieron amigas, y se reunieron cada ocaso y cada alba, en los últimos instantes en que una permanecía despierta, y cuando la otra justo acababa de despertar. Durante aquellos instantes, tantos y tantos amaneceres y crepúsculos, las dos intercambiaron conocimientos, experiencias, rituales y secretos. Fue una amistad que se alimentó con el conocimiento de una y la curiosidad de la otra, con las palabras y la brevedad del instante. Entre las dos chamanes nació una amistad que se fue tornando en romance, y de aquella unión surgió un amor entre las dos sacerdotisas que se hizo imposible.

Xiam habitaba el día, y Sanae, la noche. Cada ocaso y cada alba, en esos breves instantes en que el firmamento duda entre la noche y el día, ellas dos se abrazaban, se hablaban y se amaban. Pero aquel romance no podría durar demasiado, pues Sanae, que era la más mayor, no viviría mucho. Y Xiam, que era joven y la veía marcharse en vida, sin poder aprovechar el tiempo debido a sus diversas condiciones, decidió hacerle un regalo a Sanae.

Fue entonces cuando acudió hasta el Gran Volcán, donde por aquel entonces habitaba un demonio que deseaba ser invocado. El trovador bereber no quiso darnos su nombre, pues según dijo, aquel demonio hizo mucho daño un tiempo después de lo ocurrido en este cuento. Pero Xiam no sabía nada sobre él, salvo que era capaz de cumplir cualquier deseo. Cuando una persona está enamorada, a menudo desea cosas y toma decisiones sin mirar las consecuencias que vendrán. Y Xiam, así, hizo un trato con el demonio. Le pidió su regalo para Sanae, y el demonio se lo concedió, a cambio de su alma. Xiam, por amor, por descaro, creyendo que sus dioses protegerían su alma del demonio, y que en todo caso, sería al final de su vida cuando debiera entregarla, aceptó el trato. Pero se equivocaba.

Así, regresó Xiam con el regalo para Sanae. Y al mismo día siguiente, cuando Sanae aun dormía y ella rezaba, ocurrió un segundo eclipse que duró largos minutos. Las tribus se reunieron de nuevo, y Sanae despertó en mitad del día, pues éste se oscureció, volviéndose noche, y ambas, Xiam y Sanae pudieron encontrarse por largos minutos y amarse sin reparo.

Primero el sol se fue oscureciendo en el cielo, hasta que se convirtió en una aureola. Fue entonces cuando Sanae y Xiam se reunieron, se abrazaron y se besaron. Adoraron juntas al día y a la noche, unieron sus magias, y dieron gracias al demonio por regalarles eclipse. Pero en el momento en que la oscuridad fue clareando, y el sol asomando de nuevo en el cielo, Sanae sintió que Xiam, entre sus brazos, estaba cambiando… Su piel, tersa y joven, comenzó a endurecer. Sus piernas se hicieron pesadas y le fue imposible caminar. Sus movimientos, hasta ese momento rebosantes de agilidad y ritmo, se enlentecieron, y su rostro se fue apenando. La sonrisa que siempre lucía se fue apagando y en su mirada, a escasa distancia de Sanae, se fue volviendo gris y marchita. ¡Se estaba convirtiendo en piedra! Su cabello, anudado y enredado por los rituales, dejó de ondear al viento, para caer pesado sobre su espalda desnuda. Sus brazos dejaron de moverse, y el abrazo que se daban se convirtió en una postura fingida, un recuerdo de algo que jamás se repetiría. Cuando el sol volvió a lucir en lo alto, iluminando con su magia la Sabana de las tribus Chagna, Xiam era una estatua de piedra, pues su alma ya no le pertenecía, sino al demonio que le había engañado. Y a sus pies yacía la anciana Sanae, a quien la luz del día había cegado primero, y adormilado después.

Al caer la noche, cuando Sanae despertó, encontró a Xiam en aquel estado, y la sacerdotisa de la noche se horrorizo, quedando desconsolada y triste. Ya jamás sería la misma. Dicen que, desde aquello, durante la noche en la sabana se respira la pura tristeza, que cae del cielo nocturno envolviendo a los que no duermen. Y que durante el día, aquellos que le rezan a los dioses, o que invocan a la magia, no logran alcanzar su propósito en último término, pues falta algo que les ayude a invocar la Magia Diurna



11 de agosto de 2009

El Cuentacuentos: ¿Quieres morir?

- ¿Quieres morir?

- Yo no puedo morir, inepto, soy un Dios.

- Lo sé, mi señor, pero siendo un Dios, que puede hacer todo menos morir, ¿no deseas saber qué se siente?

- Precisamente por un ser un Dios, puedo saber lo que quiera, cuando quiera.

- Entonces, mi señor, ¿qué se siente al morir?

- Saberlo sería experimentarlo. Y no arriesgaré mi trono en los cielos y avernos, por darte el gusto.

- Mi señor, no me darás el gusto a mí. Yo soy mortal, un esbirro que te adora y ama. Algún día seré polvo, tierra, y alimento de gusanos. Yo sabré lo que es morir.

- Cierto. Pobre inútil. No eres nada.

- No, mi señor. Pero ello me da doble ventaja sobre un Dios. Algún día me alcanzará la muerte, sabré qué se siente. Y por ello, ahora comprendo su significado. Mi vida es más intensa que la de un inmortal, mi señor, puesto que mi tiempo se agota y debo aprovecharlo. Saborear cada instante.

- Cierto.

- Pero tú, mi señor, no puedes saber lo que se siente.

- Sí puedo. Puedo saberlo cuando quiera. No será un hombre, mortal y ruin como tú, que nada vale pues es efímero, el que me diga a mí lo que puedo y no puedo. Voy a morir ahora, para saber lo que siente, antes que tú. Porque yo puedo. Puedo todo. Y tú eres nada.



Silencio...
Una sonrisa.
La libertad.




Para más historias...
El Cuentacuentos

4 de agosto de 2009

Propiedades intelectuales

Estos días estoy trabajando (por fin!!) en el registro de la propiedad intelectual.
Para ello estoy utilizando la plataforma SafeCreative, dedicada específicamente a la protección de la propiedad intelectual digital.
Al registrar la obra (que puede ser casi de caulquier tipo, ya que internet ofrece múltiples posibilidades), puedes protegerla bajo diferentes licencias Creative Commons.
La premisa Creative Commons es la protección de las obras, pero dejando libre acceso a las mismas, lo que me parece muy sensato.

La licencia Creative Commons que he elegido permite la copia y la distribución de los textos, siempre y cuando se indique la autoría. Pero de ningún modo se permite el uso comercial ni la modificación de las obras.
Esta licencia viene definida con la siguiente etiqueta de Creative Commons (CC):

Creative Commons License


Por ello, en la barra lateral he dejado el siguiente texto a modo de aviso legal:

La web de La Leyenda de Golöel, su blog y todos sus contenidos, en los diferentes formatos presentados,
están inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual, por medio de la plataforma SafeCreative,
y protegidos con una licencia Creative Commons,
que permite su copia y distribución, reconociendo siempre la autoría del trabajo.

De ningún modo están permitidos el uso comercial y/o modificación de los mismos.
Para trabajos derivados, póngase en contacto con el autor.


Safe Creative #0908030032568

Creative Commons License




Es más, no sólo quiero proteger mis textos publicados en internet, sino que a lo largo de este verano iré a la Oficina Provincial del Registro Central, que depende del Ministerio de Cultura, a registrar mis cuentos terminados.
(¿Cuándo vamos Macarrón? ¡Ponte buena!)
Aprovecho para decir que estoy (por fin también!!) revisando los cuentos que tenía pendientes de revisión: Kekpie, la Dama del Amanecer; Scrópolo, el Necrófago; Los Doce Navíos Elfos; La Leyenda del Sin Fin; y El Duende, la Doncella y el Monstruo del Lago.
Una vez los haya registrado, éstos junto a los que ya tenía terminados (un todal de diez cuentos, con el de Lyda de Lis) serán publicados, bajo estas licencias, en mi web.


Creo que el espítiru de las licencias Creative Commons es la más apropiada en un mundo invadido por los canones, en que la pirateria "parece hacer tanto daño"...
Pero no. Yo me proclamo a favor de la piratería.
Si el arte fuera libre, se autorregularía. Sería la calidad la que dictara los canones, el público sería libre de elegir, y no podrían vendernos tanto OT ni otros artes artificiales.
Esto es aplicable a todas las expresiones artísticas, pero como el campo de batalla más sangriento de hoy es en la música, basta decir que cuando no había tanta discográfica que dominara el mercado, cuando sólo existía la música en vivo, eran los grandes los que triunfaban.
Hoy quieren vendernos toda clase de mierda.

29 de julio de 2009

Historia de una estatua de piedra


Mucho tiempo atrás, contó el dragón nimio, llegó a estas tierras un pueblo nómada. Vivían del pastoreo, y al encontrarse en estos parajes, se vieron maravillados. Era una tierra casi inexplorada, muy lejos de donde ellos habían venido, y decidieron quedarse. Todas aquellas montañas, llamadas ahora el Macizo de las Estatuas, fue para ellos una oportunidad, una tierra virgen donde sus rebaños podrían pastar sin temor, y donde decidieron asentarse un tiempo. Su apego fue aún mayor cuando su líder, un hombre muy anciano, murió amando este bosque. Por él, por su deseo de formar allí un hogar, se quedaron. Provenían del Viejo Mundo, otro continente muy al norte de aquí. Habían vivido entre montañas siempre, sintiéndose seguros entre las cumbres, por lo que eran conocidos allá a donde habían ido como un clan de hombres de alta montaña, o sólo montañeses. Algunos decían que eran una raza mestiza, entre enanos y hombres, aunque ni siquiera ellos lo creían.

Aquí vivieron hasta su fin, pues hace no mucho que se extinguió su cultura. Aquí descubrieron que las montañas, como el inmenso volcán, estaban habitadas por criaturas oscuras y peligrosas. El Dragón Dorado los atemorizó, pero no quisieron ya marcharse. Y desde entonces combatieron a los orcgluds, una raza de bestias que Lyda conocía bien, y a quienes evitaba. Eran unas criaturas de piel negra, del tamaño de un hombre, o incluso mayor, a pesar de caminar encorvados. Con la edad les crecían cuernos, en cualquier parte del cuerpo, y los ancianos a menudo no eran capaces ni de moverse por ello. Todos tenían el espinazo bien marcado, con pequeños de estos cuernos creciendo a lo largo de toda la espalda. Recordaban a los orcos, que también había por aquellas tierras, pero éstos eran peores, aseguró el dragón nimio. Vivían en túneles naturales del Gran Volcán, se alimentaban de raíces y de todas aquellas presas que lograban capturas. Adoraban a Mëryl, el Dorado, el cual los repudiaba y a menudo utilizaba. Lyda los había visto alguna vez, pero siempre había huido pues la atemorizaban. Los orcgluds no vestían ropa, salvo una máscara horrorosa que infundía un terror incomprensible al que los miraba... Su líder portaba además el Medallón del Dragón, hecho con una escama del mismísimo Mëryl, según se decía, de oro puro. A éste se le llamaba Umbduch, como al primer líder al que el dragón le dio el medallón. Desde entonces todos heredaban el amuleto y el nombre a modo de título. Llevaban allí muchísimo tiempo, tanto que ya se había olvidado su origen. Al parecer lucharon en las Guerras del Desierto, contra los elfos que habitaron Nilith tanto tiempo atrás, una ciudad en ruinas en la costa oriental de Ülathar, no muy lejos de donde se encontraban. Ya quedaban muy pocos, pero los suficientes para suponer un peligro para los montañeses.

En sus últimos momentos, el clan decidió que para acabar con los orcgluds debían acabar con Mëryl, el Dragón Dorado que habitaba el Gran Volcán. Y fue Dristan McKeltar el elegido para tamaña empresa. Aquel hombre que Lyda tenía delante había venido hasta aquí a derrotar al dragón para salvar a su pueblo. Fue considerado un gran héroe, y ahora no era más que una estatua de piedra. Poco después de aquello, al no regresar Dristan, llegó el final de los montañeses. Los orcgluds acabaron con los que quedaban de ellos, otros huyeron y como consecuencia, su cultura ya se había perdido. Aquel pueblo ya no existía, y Dristan, en la forma de aquella estatua, era el único recuerdo que quedaba de ellos.

En su recorrer en busca del dragón, Dristan McKeltar había dado con la figura del elfo Quinos, amo del dragón nimio, y ambos habían hablado, justo antes de que Drsitan se convirtiera en piedra. Según le contó a Lyda, el guerrero de las altas montañas le dijo al dragón que ya había escuchado la voz, y que le había hecho la promesa. El dragón nimio le dijo entonces que ya estaba perdido, pero que a Dristan no le importó, pues con su promesa se había asegurado la gloria, y el recuerdo...

Cuando se marchó, y se encontraba en el lugar donde estaban Lyda y el dragón nimio hablando, apareció el Dragón Dorado, y se dispuso a combatirle. Pero justo en el momento en que se iban a enfrentar, Dristan se transformó en la estatua de piedra que era ahora...

Así había sido. Aquella era la historia de Dristan McKeltar. El dragón dudaba si habría logrado su empresa, pues derrotar al gran dragón era un mérito digno de un gran guerrero, a pesar de que Dristan le había parecido muy valeroso y diestro. Pero, según se contaba, Mëryl, el Dragón Dorado, se había enfrentado a los dioses y había sobrevivido a su ira...



Éste es el capítulo IV del cuento de Lyda de Lis.
También he terminado el capítulo III, por título El dragón nimio, pero me faltán unos retoques que no me permiten aun mostrároslo!!
Pero en resumen, viene a contar cómo Lyda da con la estatua de Dristan.
Allí será un dragón nimio quien le cuente esta historia.

He decidido, además, añadir un nuevo episodio, el que será el V, con el título
El sueño de la estatua.

Pronto os enseño más!!




Estos días estoy trabajando en la inscripción del registro de propiedad intelectual.
Esta obra ya está inscrita:
Safe Creative #0908034193029