6 de noviembre de 2013

Un Atimo

Hola a todos!!
Vengo a contaros que he decidido publicar en digital y de forma gratuita uno de mis cuentos: Un Atimo.
Un Atimo es un cuento de fantasía escrito en pedazos: son una suma de relatos breves individuales que guardan relación. Puedes leerlos por separado o en conjunto, ordenados o desordenados.
La suma de todos ellos forman una historia caótica y atemporal. Fue escrito en 2005 y ahora es reeditado en formato digital.
La idea es ir publicándolo por entregas en mi web (bit.ly/UnAtimo) y en Wattpad.

Os dejo el prólogo, para ir abriendo boca:


PRÓLOGO A UN ATIMO

Dónde estoy? Me duele la cabeza. Está lloviendo. ¿Abro los ojos? Me duelen, aquí entre tanta oscuridad, con las frías gotas cayendo sobre mi cara. Por el ruido yo diría que estoy en un bosque, oigo al viento mecer sus hojas acompañadas por la lluvia, como bailando con su hermosa melodía. Sí, estoy en un bosque. Qué oscuro está todo… Me estoy empapando. Aquí tirado, perdido en un bosque de no sé cuándo, y con este dolor de cabeza… Sé que se me pasará en unos minutos, como siempre ocurre. En unos minutos… Minutos… ¿Cuántos minutos tengo hasta el próximo dolor de cabeza en que pierda la conciencia hasta ir a parar a otro momento? No puedo saberlo. Tengo que liberarme de él, pero ¿cómo? Tiene que haber alguna manera. ¿Dónde está? Aquí, como siempre, en mi mano derecha, invertido a como estaba, cayendo de nuevo la arena, corriendo de nuevo el tiempo.

Oigo… Oigo ronquidos. Alguien hay por aquí cerca durmiendo. Que no me vea, no podrá ayudarme, no quiero conocerlo pues más tarde lo perderé para siempre. Sería sólo un momento de compañía entre la soledad del Tiempo. Un encuentro casual más para olvidar. Si me muevo a lo mejor me oye. No quiero que sepa de mí. He conocido a tanta gente… Pero, ¿dónde están? ¿Dónde viviendo sus vidas? ¿Cuándo? Seguramente no volveré a verlos jamás, yo solo me condené al olvido cruzando la barrera del Tiempo, desafiando a mi Destino. Cuánto he dejado atrás por esta causa que me tiene exiliado en algún momento que tal vez no ha ocurrido, o que tal vez ya ha sido olvidado. ¿Dónde dejé a los que perdí? Nunca volveré a verlos, extraviado de momento en momento.

Pero aquí sigo, aferrado a lo único que tengo, mi camino, que aunque alterado por el Tiempo, me va acercando a esa esperanza que tanto anhelo. Condenado por el Tiempo por haberle desafiado, por haberle ignorado, ahora estoy aquí, perdido y desorientado. No me queda otra esperanza que continuar este camino hasta allá donde se termina, el Fin del Mundo, y arrojar este lastre en forma de reloj de arena a la Nada. Sólo así, espero, podré liberarme de mi condena, sólo así podré burlar al Tiempo y volver a dejarme gobernar por Él.

Cada vez que me despierto estoy en un momento diferente, y sólo me queda esperar a que se termine, aprovechándolo para continuar a tientas mi camino, tratando de sobrevivir a los caprichos del Destino.

Conocido en cada momento y en cada historia con un nombre diferente que alguna vez serán olvidados, aunque yo vaya adelante y atrás en el discurso de la gran historia que es el Tiempo. En diferentes estrofas voy apareciendo, como un susurro en la oscuridad…


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2 de noviembre de 2013

Prólogo a La Rosa de los Vientos

Prólogo a La Rosa de los Vientos
 
El viejo caminó encorvado sobre el pasto, aproximándose a la enorme jaula. Era noche cerrada, pero veía perfectamente el bosque que crecía a su alrededor, con sabinas desperdigadas por doquier. Algunas eran pequeñas y otras inmensas, pero todas habían crecido al son del viento, y sus ramas se extendían huyendo de la costa, formando esculturas en recuerdo de la época milenaria en que éste soplaba con fuerza. Había matojos y hierbajos, además de innumerables flores de todos los colores. Allá a lo lejos, remontando la montaña, los árboles crecían más fuertes, y un espeso bosque de castaños se extendía hacia la cima. A su espalda se erguía el enorme palacio, luciendo blanco y radiante el mármol que lo levantaba. Era hermoso, con altas pagodas de las que se alzaban esbeltos torreones con peculiares caperuzas. Aún brotaba humo de las chimeneas, y el sonido de las arpas continuaba acompañado de un canto femenino y solemne, cual réquiem improvisado.

Avanzó entre las rocas y sobre el pasto, aplastando con sus pezuñas cuantas florecillas pudo a su paso. Estaba consumido por el rencor, un viejo olvidado, desterrado, que sólo vivía con un propósito. Vestía una túnica negra de cuello alto, que le cubría media cara. Lo que se dejaba ver era una mueca de maldad incontenida. Usaba pintalabios, lápiz y sombra de ojos negros, era calvo y su clara tez estaba apagada, mostrando un rostro demacrado. Por pies tenía unas pezuñas similares a las de un lagarto, y caminaba colocando cuatro enormes dedos verdosos en el suelo, cuyas garras eran afiladas. Sorteó algunas sabinas, pateando un buen puñado de tréboles, hasta llegar ante la inmensa jaula. Ésta estaba ahí en medio, como olvidada, a pesar de contener tanto en su interior. Altos barrotes verticales, en tono dorado, se unían para formar un cubo perfecto, que debía alcanzar unas seis veces su altura. Dentro parecía estar vacía.

Al llegar ante ella, sacó de sus ropajes un objeto. Era una caracola preciosa, hecha por completo de piedra, y estaba manchada de sangre. Entonces, muy despacio, abrió la jaula. En cuanto la puerta se abrió lo más mínimo, una bocanada de aire surgió de su interior, como si hubiera estado allí retenida durante milenios, ansiando soplar de nuevo. Fue tan fuerte, que la puerta se abrió de golpe, derribando al viejo. Éste cayó, y la caracola rodó unos pasos. Y tan rápido como pudo, se arrastró hacia ella. La cogió decidido, y aún desde el suelo se la llevó a los labios y sopló con fuerza para hacerla sonar. El rugido que surgió de aquella caracola de piedra fue descomunal, un sonoro despertar que lo paralizó todo. El sonido debió llegar muy lejos, y en el instante en que cesó, toda la cólera del viento lo hizo también, regresando la calma al bosque de sabinas retorcidas… Entonces el viejo sonrió desde el suelo torciendo sus negros labios.



Para saber más de este cuento, el cual me encuentro escribiendo actualmente, visita su página web: