28 de octubre de 2009

Línea del Tiempo - La Edad de los Elfos



Estos son los principales acontecimientos ocurridos durante la Edad de los Elfos, mostrados en una Línea del Tiempo, que incluye además, la Edad de los Hombres.
Todos estos hechos son narrados en Los Doce Navíos Elfos.
Estimo que la Edad de los Elfos duró unos 80-100 mil años, desde que los Dioses terminaran sus guerras, hasta el Gran Cataclismo, cuando los Elfos dieran por finalizada su época.
A lo largo de tantísimo tiempo, los hechos fueron acopnteciendo, y aquí se muestran tan sólo aquellos más determinantes. Han quedado otros tantos muchos por mostrarse en esta Línea del Tiempo.

Esto es sólo un mapa del tiempo, de lo que les fue ocurriendo a los elfos...
Quería mostrároslo, pues hacía tiempo que quería trazar esta linea...

22 de octubre de 2009

Olvidé...


Me perdí, intentándome encontrar,
y esperé sólo dejándolo estar... 

.  .  .


He llegado hasta aquí, 
y ahora el miedo puede más...









Olvidé
Tonto

15 de octubre de 2009

¿Nadamos?

Holap.
Al hilo del 5º Reto de Microrrelatos del Foro de Nunca Jamás, aquí os presento mi intento. La premisa era un microrrelato, de 150 palabras como máximo, en que se rompiera alguna regla de la realidad...
Espero que os guste!!


- Hola preciosa.
- Hola mi amor, ¿cómo estás?
- Bien, te añoraba tanto... Fue una espera larga. Deseaba salir a nadar contigo.
- Entonces vamos, sígueme, te voy a mostrar mi pradera favorita…

. . .

- Mira, ¿ves allá abajo, entre esos matojos de algas? La caracola, la de color ámbar, la traje yo, y se ha apareado, aunque no doy con la pareja.
- Sí, es muy bonita. Me gusta este sitio, la corriente es cálida.
- Sí, por eso nos han seguido esos pececillos rojos.
- Yo pensé que te seguían a ti, de tan hermosa que eres…

. . .

- Ven ahora, te mostraré yo mi lugar secreto.
- ¿Dónde?
- Es en la superficie. A esta hora, el cielo se vuelve de color naranja…
- ¿De verdad? Pero sabes que no debo subir…
- Nadie lo sabrá, y yo he traído los bombas para poder respirar… ¿Vienes?
- Vamos...





.

8 de octubre de 2009

Kalhia, Primera de Quivarén, Reina de la Corona de Kalhia




Kalhia, Primera de la Alta Estirpe de los Elfos de Quivarén, fue una de las personalidades más importantes en las historias de los elfos. Su vida fue en algunos momentos exitosa, y en otros triste. Siempre se le recordó por ser una de las más grandes guerreras que combatió en las Guerras de las Sangre, que enfrentó a los primeros elfos, y por ser una amante entregada.

Cuando los Doce Navíos Elfos llegaron a la Tierra de Aradán, los elfos de Quivarén, los Señores de los Dragones, arribaron a las costas escarpadas más occidentales de la isla. Allí, entre altas montañas y profundos valles habitaron durante largo tiempo. Convivieron con los dragones, trazando fuertes lazos de amistad. Ellos les enseñaron a amar aquella tierra.

Los elfos de Quivarén no participaron en el Primer Concilio de los Elfos, puesto que su cultura aun no había entrado en contacto con las demás Casas de los Elfos.
Pero cuando por fin descendieron de las montañas, y se encontraron con los demás elfos de la Tierra de Aradán, entablaron grandes y duraderas relaciones.

Cuando los elfos de Yandalath, los Castigados, amenazaron con atacar aquella isla que los elfos cuidaban, y todos se reunieron en el Segundo Concilio, Kalhia acudió, junto a Ikeo y Líamo, en representación de todos los elfos de Quivarén. Fue entonces cuando le juraron fidelidad a Aradán, y se comprometieron a luchar contra los elfos oscuros.

Aquello fueron las Guerras de la Sangre, las más cruentas que azotaron aquella tierra. Los elfos de Yandalath, habían abierto un portal mágico a otro mundo, y con tal poder, osaron desafiar a todos los demás. Efgo, quien los gobernaba, se autoproclamó Rey de todos los elfos, y en contrapartida, Aradán se alzó dirigiendo al resto en batalla. Fue una terrible masacre...

En aquella disputa, Kalhia jugó un papel decisivo, dirigiendo una hueste que logró ciertas victorias que dieron seria ventaja al bando de los elfos de Aradán. Su mayor éxito en campaña fue derrotar a Örlogo, hijo de Efgo, de Yandalath, quien estaba al mando de la llamada Hueste Sombría. Örlogo había sido una de las puntas de lanza de la ofensiva de los elfos oscuros. Cuando se enfrentó con Kalhia, había arrasado ya grandes territorios, acabando con muchos ejércitos. Bajo su paso, habían sucumbido los ejércitos de Aván, de Avanissián, y había logrado que la Alta Estirpe de Gelidén huyera de la Tierra de Aradán...
La victoria de Kalhia sobre Örlogo terminó con la amenaza de su Hueste Sombría. Éste huyó y el paso quedó libre hacia el grueso de los ejércitos de Efgo. Aquella victoria supuso el comienzo del fin de los elfos de Yandalath.

Cuando las Guerras de la Sangre terminaron, con la derrota de los elfos oscuros, que huyeron a refugiarse a las Tierras de Elhada, se formó el Tercer Concilio de los Elfos. En él, los elfos quedaban se repartieron la tierra, pues lo que antes había sido una gran isla, ahora era un archipiélago de incontables islas.
A Kalhia e Ikeo, que se habían casado, se les otorgó el Reinado sobre la isla de Sa Dragonera, la cual está cubierta de altas montañas, con riscos y valles encantadores, cual alfombra abrupta que domina todo paisaje. Por el contrario, a Líamo de Quivarén, se le negó esta tierra, y se le dio el dominio sobre la isla de La Ildangarda. Tras esta reunión, Kalhia e Ikeo se enemistaron duramente con Líamo, ninguno de los cuales volvería jamás a escudarse bajo el emblema de Quivarén.

Poco tiempo después, Ikeo, primero de Quivarén, murió, atacado por una enfermedad que diezmó mucho la población en la isla de Sa Dragonera. Kalhia, que sobrevivió a la epidemia, lloró su muerte hasta tal punto, que decidió encerrarse en el mausoleo que se levantó en lo alto de una montaña. Se encerró y ya jamás volvió a asomarse al día. Allí veló por largo tiempo el cadáver de su amado, y sólo recibió la visita de sus doncellas, que le traían víveres para subsistir en su condena autoimpuesta...

Tras aquello, el hijo primogénito de ambos, Oloss, fue nombrado Rey de la Corona de Kalhia, como llamaron a la Dinastía que Ikeo y Kalhia fundaron con su unión. Y tras su muerte, tiempo después, reinó Soro, su hijo, quien aun gobierna en los palacios de piedra de la Isla de Sa Dragonera.

Dicen que con el tiempo Kalhia murió, de pura tristeza, y que su cuerpo se consumió, pero que su alma perduró en aquel mausoleo. Aquella construcción aun se mantiene perdida en la cima de aquella montaña, de la isla de Sa Dragonera, y allí, cuentan, el alma de Kalhia aun vela a su amado Ikeo...
Que su recuerdo perdure siempre.




Como prometí, quería presentaros el cuento de Los Doce Navíos Elfos.
Kalhia, de Quivarén, sólo es uno de los personajes que forman la historia.
No sólo es uno de mis favoritos, sino que fue un personaje decisivo, como habéis comprobado.
Duarnte la escritura del cuento, en la primera mitad de 2008, Cristina Puig (www.cristinapuig.com)
me pidió si podía realizar una ilustración del cuento, y la idea me encantó.
Le aconsejé ilustrar el personaje de Kalhia, porque me tenía maravillado.
El resultado podéis verlo a continuación.
Cris, me encantó este retrato de Kalhia, te quedó genial!!! Gracias!!


Retrato de Kalhia, Primera de Quivarén, 




Os dejo aquí algunos enlaces, por si he logrado tocar vuestra curiosidad:


Los Doce Navíos Elfos

2 de octubre de 2009

Esto no me hubiera pasado con una máquina de escribir

Hola!!

Al hilo del Octavo Reto General del Foro de Nunca Jamás, os dejo aquí un relato que he escrito para presentarles.
Las premisas eran que se incluyeran estas palabras y no superara las 600 palabras.

Las palabras que debía incluir eran: Salmón, carajillo, jarrón, altavoz, sistema, internet, maceta, Roma, porro, púbico.


Os lo dejo porque llevo ya bastate sin actualizar, con la llegada a Tenerife y todo... Y se me juntan los deberes. Esta semana además, tengo otro reto que escribir: el cuentacuentos, que también es un juego de palabras. Eso, más que deberes, es un compromiso!


Bueno, aquí os dejo este relatillo:


Tomaba el último sorbo de aquel café tan rico cuando sonó el teléfono. Era un correo que me había sabido encontrar, y me conecté a internet para leerlo. El oficio ya no es lo que era, antes utilizábamos máquinas de
escribir, de esas que a cada línea debes volver a colocar el aparato. Ahora estaba tomando un carajillo de coñac, delicioso desayuno, y estaba conectado 24H. Horroroso. Pero al fin y al cabo, así era el trabajo de un detective privado en el Siglo XXI. Aquella investigación me había llevado a Roma, una ciudad en la que se respiraba historia. Tras cada esquina había una columna, o una ruina, o la puerta de algún café adornada con macetas a ambos lados. Mucho glamour por todos lados. El correo en mi teléfono decía así: 20.15. Ristorante El Pedrusco. Siga el olor a porro. Desconcertante, cuanto menos. Al menos había elegido un lugar público, lo que era una ventaja.

Pasé el día caminando, disfrutando de aquella ciudad hermosa, mágica si no fuera por los turistas, sus cámaras y el bullicio. Por su culpa no disfrute un ápice del Panteon, o del Castillo de San Angelo, que sin duda eran bellísimos… Qué decir de la Plaza de San Pedro y de la lujosa ciudad-estado, acercarse fue imposible. Pero, admito, me maravillé con el Colisseo… ¿Cómo pudieron construir algo así?

Cuando rondaba la hora acordada, me acerqué al lugar. El Ristorante El Pedrusco era una tasca oscura, cuya entrada se disimulaba en un callejón sin cartel ni indicio alguno de presencia humana. Ni lugar público ni restaurante italiano, y yo que llegué pensando pedirme un salmón a cuenta ajena… Maldiciendo, olfateé el ambiente desde el umbral. En efecto era un restaurante, pero al que no irían ni los estudiantes más arruinados. La vida precaria rondaba todas las calles. Por fin lo sentí, ese aroma que encandila, y que te hace desear… Pero estaba trabajando, sólo debía seguirlo, centrarme. Ya vendría después el deleite, tras el trabajo bien hecho. El aroma provenía de una mesa al fondo. La verdad es que unas pocas mesas se ocupaban por hombres cabizbajos, o mujeres al acecho. Sólo había copas de alcohol sobre las mesas, y me pregunté por qué llamaban Ristorante a aquel antro. Sobre la mesa a la que debía dirigirme, había un jarrón, de cuya boca salía un hilo denso y grisáceo, cuyo aroma era la clave del correo recibido. Aquél era el lugar acordado, y además, ya eran las ocho y cuarto. Pero la mesa estaba vacía. Al sentarme, vi una nota. Sólo decía: Rompa el jarrón. Y así hice. Me plantee si molestaría al personal, pero después no pareció molestarles. Tras el golpe sobre la mesa, y la dispersión del aroma, encontré, entre pedazos de cerámica sucia, un sistema radiofónico que hasta ahora no conocía. A él se conectaba un pequeño altavoz, y el reproductor sólo tenía un botón. Así que pulsé, y esperé a escuchar: En el Siglo XXI también nos complicamos para asesinar a los detectives privados que andan husmeando. Ha seguido la pista incorrecta. Su camino llega hasta aquí. En ese momento sentí un objeto tras mi nuca, estaba frío y al escuchar cómo la cargaban no me quedó duda de que era un arma. El disparo fue rápido, indoloro incluso.

¿Por qué lo hicieron en un tugurio semejante con nombre de piedra? Ya que debía ser en Roma, pues así fue dispuesto por quien hilaba la historia, hubiera preferido que mi cadáver fuera arrojado a la Fontana de Trevi, a modo de moneda, y probar suerte para la próxima vez…



Os aconsejo una visita a ese al Foro de Nunca Jamás. Ofrece muchas e interesantes iniciativas!!!