19 de junio de 2011

Monográfico: Torres Mirdan

Torres Mirdan fue una de las ciudadelas que los elfos de la Alta Estirpe de Laentis-Anne, los Viajeros, construyeron a lo largo del Viejo Mundo cuando se expandieron por éste. Aquellas regiones las encontraron desahabitadas, y en una posición elevada, construyeron las dos torres. Era una formidable castillo, que se elevaba bien alto. Durante mucho tiempo Torres Mirdan fue una importante ciudad elfa, tan lejos como estaba de Artha'Ula, primero, y de Cordonia, después, donde reinaban los elfos de Laentis-Anne.

Poco después de que el Mundo cambiara, ya entrada la Edad de los Hombres, cuando estos comenzaron su gran expansión, los elfos que habitaban Torres Mirdan vieron estallar la Guerra de los Mil Años, en que las bestias cruzarían las Montañas del Anochecer, e invadirían el Viejo Mundo en masa...

Por aquel tiempo, Torres Mirdan era una posición estratégica, a camino entre Iftir y Gordlindon, en las Tierras Bajas que se extendían hacia el este, y Filania hacia el suroeste, sobre el Ethir Aluadin. Tras las primeras invasiones de los vesorianos en las montañas, los gonotes ocuparon las Tierras Bajas, así como las Tierras de Balhan, al norte. En aquellos remotos lugares, los elfos mantuvieron una posición de acogida, y amistad con los hombres que huían de las bestias. Los gonotes habitaron aquellas tierras durante siglos, hasta que los vesorianos les hicieron retroceder... Iftir y Gorlindon cayeron pronto, y Torres Mirdan se temió lo peor.

Cauando llegaron las bestias ante sus puertas, los elfos lucharon con valor, y mucho tiempo aguantaron, en muchos momentos ayudados por los gonotes. Pero al final Torres Mirdan cayó, en la imparable masa de bestias que les atacaron desde el este... Así, la ciudad fue reducida a cenizas, y a todos sus defensores se les dio muerte. Durante aquella dura batalla, que aconteció en 181, se dice que una de las torres de la fortaleza cedió, y se derrumbó en el patio de armas, donde había muchos elfos... Tras lo sucedido, nadie volvió a habitar el lugar en al menos dos cientos treina años...

Los vesorianos continuaron con su ola de destrucción, y al final tomaron también Filania, que corrió la misma suerte que Torres Mirdan. Tras aquellas conquistas, los vesorianos continuaron, hasta tomar el Bosque de las Brujas, expulsando a los gonotes que en él vivían. Hasta allí llegaría entonces Odín, la Bella, quien habitaría el bosque desde entonces. Para ella levantarían el Sitial de las Brujas, y en su bosque crecería la planta que tanto amaba... Ella sería quien, en un intento de complacer al Ladrón de Almas, plantó unas semillas mágicas entre las ruinas de Torres Mirdan.

Así, de entre los escombros, brotó una planta enredadera, que creció y creció hasta engullir lo que quedaba del castillo. De la planta brotaron millares de flores de un color rosa muy bello, y de entre sus pétalos, nacían demonios de todas clases... Aquel lugar fue maldito mucho tiempo, y los vesorianos lo utilizaron para traer demonios al Mundo, a este lado de las Montañas del Anochecer...

Los elfos y los hombres, tras la Paz de Cartesse, y habiendo hecho retroceder a las bestias hasta aquellas tierras, encontraron Torres Mirdan desolada, engullida por la enradadera de flores rosas. Al ver que de aquel lugar manaban los demonios que los vesorianos traían a batalla, decidieron que debían conquistarla, pues era de vital importancia para vencer aquella guerra. Pero ante la imposibilidad, pues el lugar estaba invadido por fieros demonios que la defendían bien, los elfos y los hombres decidieron una resolver la situación de forma drástica. Acamparon rodeando la atalaya, y dispararon miles de flechas en llamas. Así, quemaron Torres Mirdan para matar a la enredadera. El sitio durante semanas, y mantuvieron el fuego vivo durante ese tiempo, hasta que no quedó nada de la planta, al menos no sobre el suelo... La batalla fue sangrienta, pues aun debieron enfrentarse a los demonios que subrevivieron, y aquello jamás lo olvidarían... Al final Torres Mirdan fue reconquistada, en el año 412, tras haber ardido hasta sus cimientos.

Después de aquello, los elfos tomaron la posición, reconstruyendo la fortaleza. Elevaron la torre que hubo caído durante la batalla contra la bestias, hacía más de dos siglos atrás. Y Torres Mirdan volvió a llenarse de esplendor. Durante el resto de la Guerra de los Mil Años, elfos y hombres enviaron grandes ejércitos desde las torres a conquistar las Tierras Bajas, que ayudados por los enanos, cayeron pronto.

Al final ganaron la guerra, y expulsaron a las bestias del Viejo Mundo. Y durante todo aquel tiempo, algo creció de la tierra del castillo. La planta mágica no había muerto, pues sus raíces sobrevivieron al inciendo, y volvió a brotar del suelo, y comenzó a trepar los muros de la fortaleza. Los elfos, que la habitaban, trataron de contener el crecimiento de la planta, y por largo tiempo lo consiguieron, pero cuando la guerra iba dando a su fin, al ver que la Señora Mielina se marcharía cuando todo terminara, decidieron abandonar Torres Mirdan, y marcharse hacia la Península de Ëslinor, de donde partirían los elfos de Laentis-Anne para siempre.

Así, en el año 456, cuando se libró la Batalla de las Bestias, y la Guerra de los Mil Años diera fin, los habitantes de Torres Mirdan se marcharon de allí, y dejaron el lugar abandonado. Entonces la planta enredadera pudo crecer silvestre, y volvió a engullir el castillo, y desde entonces sería conocido por todos como un sitio maldito, al que muy pocos se atrvieron a acercarse, pues según dijeron al volver, estaba infestado de demonios de todas formas...





De las Torres Mirdan se habla en las Crónicas de la Guerra de los Mil Años.
Para situar la fortaleza en el mapa, consulta la entrada anterior.

11 de junio de 2011

La Guerra de los Mil Años

Hoy vengo a hablaros del cuento en que estoy trabajando. Se titula Crónicas de la Guerra de los Mil Años, y para su ambientación, he trazado los movimientos de tropas, con las tierras que se fueron cnquistando, a lo largo de la guerra... Espero que os guste y sirva para seguir el cuento!
Además, pos dejó aquí un reumen de lo que aconteció durante la guerra, y la Línea del Tiempo actualizada.

Enlaces de apoyo:


En el S. VI antes del comienzo del calendario de los hombres, los enanos, bajo el mandato de Thüril, el Rey Único, regresaron a las entrañas de la montaña, sellando sus túneles, para huir del Mundo Exterior. Según ellos, fue para protegerse de la amenaza que se cernía sobre sus Reinos... Se acercaba un mal tan poderoso, que acabaría con toda civilización, y que arrasaría la faz del Viejo Mundo... De esta fecha se data el comienzo de la Guerra de los Mil Años.

La Edad de los Hombres comenzaba, y recién éstos tenían tecnología suficiente para comenzar su expansión. Los helenos y los pridonios eran buenos navegantes, y se disputaban el Mare Nostrum Interioris, hasta entonces de dominio heleno. Pero los pridonios, que se encontraban en el auge de su crecimiento, desembarcaron en el viejo continente, donde se encontraron con los elfos...

La Alta Estirpe de Laentis-Anne llegó al Viejo Mundo muchos milenios antes de este momento, y habían explorado todo el Viejo Mundo, levantando atalayas por toda su geografía, y con ellos convivían los celtas, venidos de las Islas Flotantes. Por aquel tiempo, los aches, una cultura de hombres que había nacido en el corazón del Viejo Mundo, se había expandido por bastas regiones, y convivían también con los elfos en paz.

Pero los pridonios sólo conocían un método: la guerra. Conquistaron Esselnesse, y con ella cayó la Tierra de Tronia. Al norte, invadieron la Península de Ëslinor, y se asentaron en la Tierra de Laneo. Las batallas entre elfos y hombres duraron mucho, lucharon duramente, pero a los elfos les fue imposible frenar a los hombres, que los superaban en número. Hasta que en -46, los pridonios lograron conquistar el sur de la ciudad elfa de Prolia, quedando dividida por el río. Allí fundaron Gran Prolia, y comenzó un status quo que duró los siguientes tres lustros.

Durante todo aquel tiempo, y desde poco después de que los enanos se ocultaran bajo la montaña, los vesorianos, una tribu de hombres que provenían de los Páramos de las Estrellas, el extenso desierto que se halla más allá de las Montañas del Anochecer, donde siempre es de noche, habían invadido el Viejo Mundo.

Los vesorianos se habían aliado con los orcos de las montañas, y echo huir a los gonotes, los hombres que las habitaban. Bajaron de las montañas y atacaron tanto a hombres como a elfos, y grandiosas ciudades cayeron a su paso, como Lanthas, o Gorlindon, la Última, la ciudad elfa más al este, en las Tierras Bajas.

150 años después de que Prolia estuviera dividida por el río, y que hombres y elfos lucharan sin ganar terreno, las bestias surgieron por el este. El primer encuentro fue en 119, cuando un ejército pridonio fue masacrado, al este de la Península de Ëslinor. Derrotas como aquella llevaron a que en 117 los elfos y los pridonios firmaran la paz, durante el Tratado de Prolia. Entonces, juntos, hombres y elfos, levantaron el Muro de Ëslinor para defenderse de las bestias, que separaba la península del Viejo Mundo, y que siempre fue inexpugnable.

En esta época, un hito cambiaría el curso de la guerra: en el año 116, Thüril, el Rey Único, murió en el subsuelo, y Thor-Lunn, que fue nombrado soberano de todos los enanos, decidió regresar a la Superficie a luchar contra las bestias... Así, las primeras ciudades enanas volvieron a resurgir, como Karak-Lunn, o Karak-Ethin.

En occidente, el pueblo gonote, que en grandes olas migratorias había cruzado el Viejo Mundo durante los últimos siglos, huyendo de las bestias, había llegado a los dominios pridonios sobre la Tierra de Tronia, y los primeros enfrentamientos comenzaron. Además, alcanzaron también el sur, cruzando las Montañas Desoladas, invadiendo la Meseta de Issonia, donde habitaban los helenos. Los pridonios, al ver que el Muro de Ëslinor había resistido contra las bestias, en el año 204 levantaron otro que separara la Tierra de Tronia, al que más tarde llamarían la Muralla de los Reyes. Así, lograron mantener a ralla a los gonotes, por un tiempo... Pues cuando las bestias atacaron a los gonotes por el este, éstos no tuvieron más remedio que enfrentarse a los pridonios, viendo que contra los vesorianos les sería imposible vencer. Así, en el año 300, los gonotes cruzaron la Muralla de los Reyes, invadiendo la Tierra de Tronia. Los pridonios se retiraron a la Gran Isla de Pridonia, y su capital, Cartesse, la ciudad más poderosa del Viejo Mundo occidental de por aquel entonces, se temió lo peor...

Sus territorios se veían seriamente amenazados, y ya no controlaban la defensa de aquellas tierras ante las bestias. Pero su preocupación fue mayor cuando los gonotes, en un alarde de bravura, desembarcaron en la Gran Isla, e incluso lograron sitiar Cartesse en el año 319. Mucho tiempo pasaron los pridonios y los gonotes guerreando, pero todos eran conscientes de que la inestabilidad del Viejo Mundo era una olla a presión, y decidieron que aquello no podía continuar. Los elfos reunieron a los señores pridonios y gonotes, junto a heraldos helenos y enanos, y les instaron a aliarse, a unir fuerzas contra las bestias, que tenían subyugado el Viejo Mundo. Les dijeron que los enanos habían regresado de las entrañas de la tierra, y que en las Montañas del Anochecer combatían a los vesorianos y a los orcos, ganando terreno. Los elfos de Barafundär, que hasta ahora habían permanecido ocultos en Loth-Darien, habían salido de su bosque encantado y combatían junto a los enanos en las montañas. Era el momento de unirse, y los pridonios y los gonotes firmaron la Paz de Cartesse.

Así, la alianza de elfos, hombres y enanos marchó contra las bestias, y juntos, lograron ganarles terreno. Duras batallas se sucedieron entonces, pero los vesorianos sufrieron pesadas derrotas, y debieron marcharse de allí. Los elfos reconquistaron grandes ciudades como Aluadinia, Oslinath o Lanthas, a la que renombraron como At-Lanthas, y al final, se libró la Batalla de las Bestias, en las Torres de Isnara, las dos grandes fortalezas que guardaban la entrada al Paso de las Bestias, construidas por los vesorianos mucho tiempo atrás, donde fueron definitivamente derrotados. En 456 la alianza de hombres, elfos y enanos lograron expulsar a los vesorianos, que se retiraron a los Páramos de las Estrellas, dando fin a la Guerra de los Mil Años.


Plano del Viejo Mundo durante la Guerra de los Mil Años



Línea del Tiempo: La Guerra de los Mil Años

6 de junio de 2011

Monográfico: Koragk, Matabestias

Koragk nació en las Montañas del Anochecer, en el año -120, en una pequeña aldea enana. La villa estaba oculta en los límites del Bosque Oscuro de Alorn-Toth, donde los gonotes les habían permitido vivir. En el momento en que los enanos se ocultaron en las entrañas de la montaña, para no regresar, casí cinco siglos antes del nacimiento de Koragk, su familia se encontraba lejos de una ciudad enana, por la que huir de la superficie, como había ordenado Thüril, el Rey Único. Así, a su llegada a Karak-Lon, de donde procedían, y al encontrarla deshabitada se asentaron en sus ruinas. Allí convivieron mucho tiempo hasta que en -135, los orcos de la Tribu de la Garra Negra, que campaban a sus anchas en las Montañas del Anochecer, los atacaron. Karak-Lon cayó entonces, y los orcos fundaron allí la Garra Negra, donde vivió desde entonces su Señor de la Guerra. La familia de Koragk debió huir entonces al Bosque Oscuro de Alorn-Toth, y allí se asentaron, bajo la protección de los gonotes.

Koragk nació en un momento de mucho dolor. Ya en sus primeros años aprendió a odiar a los orcos, y cuando aun era joven, vio morir a su padre, en un intento fallido por recuperar la vieja ciudad enana... En aquel momento, Koragk juró que derrotaría a los orcos de la Garra Negra.

Cuando creció, no espero para animar a los hombres, y ayudado por los gonotes, asedió la ciudad, sin conseguir tomarla. Derrotado, y dándose por vencido, decide marcharse lejos, y morir luchando, matando bestias. Entonces tenía más de un centenar de años, y no tardó en ganarse el sobrenombre de Matabestias...

Koragk luchó en la Guerra de los Mil Años, pues reunió a muchos, que habiendo escuchado su nombre se le unieron, y juntos lucharon contra los orcos y los vesorianos allá donde los encontraban.

Una noche del año 117, cuando Koragk se encontraba al este de la Península de Ëslinor, donde las bestias ya acosaban a los elfos y a los hombres, vio en el cielo un destello tan poderoso que sólo podía provenir de un lugar. Aquella luz provenía de un punto en el horizonte de la estepa, hacia oriente, y allí debía estar la Corona Radiante de la leyenda.

Por curiosidad, o quizás pensando que si la corona estaba allí, habría bestias buscándola, Koragk organizó un grupo, y fue a ver de qué se trataba. Al ir acercándose, vio que a lo largo de la estepa, los hombres y los elfos estaban construyendo una gran muralla, que separaría la Peninsula de Ëslinor del continente... Realmente temían a aquellas bestias.

Cuando Koragk alcanzó el muro, vio que al norte estaban levantando una fortaleza, era el Paso Norte del Muro de Ëslinor. Allí los hombres, bajo el estandarte del Imperio de Pridionia, levantaban una ciudad que serviría de guarnición y defensa. En aquel momento estaba en construcción, y un puñado de hombres trabajaba allí, cuando ante la sorpresa de todos, dos grandes ejércitos atacaron la ciudadela.

Por el oeste apareció una legión de elfos oscuros, pertenecientes a la Alta Estirpe de Yandalath, bajo las órdenes de Adril de Dorthonion, un despiadado Señor de la Guerra que ansiaba hacerse con la Corona Radiante. Por el oriente, apareció una hueste de pielesverdes, comandados por Ghundard, Señor de la Calavera Llameante. Aquella tribu luchaba junto a los vesorianos, y al ver el destello, habían acudido también a por la corona...

La Batalla por el Paso Norte del Muro de Ëslinor fue dura. Los hombres que la defendían murieron todos, salvo uno, que se lo llevaron los elfos para torturarlo. Éstos huyeron del lugar, pues Ghundard, que era un poderoso hechicero, los derrotó invocando a cruentos demonios que los devoraron. Pero quien se hizo con la Corona Radiante fue Koragk, Matabestias, que al portarla, deslumbró a todos en la ciudadela. Muchos orcos y elfos huyeron, y él se marchó de allí con el poderoso objeto.

Poco después, al saber que Thor-Lunn, era ahora el Rey Único, y que había ordenado regresar a la superficie para combatir a las bestias, acudió hasta él, y le regaló la Corona Radiante, diciéndole que él no era merecedor de ese honor, sino él. Thor-Lunn, agradecido, le encomendó el cometido de marchar hasta Cordonia, hasta Cartesse, y hasta Anora, donde aun habitaban elfos y hombres. Koragk debía pedirles que se unieran a su causa, y que todos juntos lucharan contra los vesorianos.

Koragk, Matabestias, comenzó así su odisea... Fue hasta Cordonia, en el extremo de la Península de Ëslinor, y allí recibió audiencia de la Señora Mielina, quien gobernaba el Reino de Eslián, como emabajador de Thor-Lunn, el Rey Único. Después fue hasta Cartesse, en el corazón de la Gran Isla de Pridonia, y de su Imperio. Pero los hombres no les escucharo al principio. Se reunió también con los aches, en la Ciudad-Estado de Nundinae, y con los helenos de la Isla Rocosa, hasta con los gonotes que acampaban al otro lado del muro que los pridonios habían levantado para mantenerlos fuera de la Tierra de Tronia, y que no tardaron en atravesar...

Tras los gonotes asediar Cartesse, y la balanza en el Viejo Mundo inclinarse definitivamente hacia el lado de las bestias, se firmo la Paz de Cartesse. Pridonios y gonotes dejarían de luchar entre ellos, y se unirían a los elfos contra los vesorianos. En aquel momento, cuando se formó la alianza, se encontraba Koragk, Matabestias, en representación de Thor-Lunn, el Rey Único, Soberano de todos los enanos.

Tras aquello, la Guerra de los Mil Años se convirtió en una encarnizada matanza. La alianza de elfos y hombres combatió a los vesorianos en las estepas del Viejo Mundo, ganándoles terreno. Reconquistaron antiguas ciudades, que ya eran poderosas piezas del imperio vesoriano, como Aluadinia, Oslinath, o Lanthas, a la que renombraron como At-Lanthas. Y en las Montañas del Anochecer, los enanos combatieron a las bestias, ayudado por los elfos de Barafundär, tras la Batalla de Karak-Athor.

Durante aquel tiempo Koragk combatió primero junto a los hombres y elfos en el Viejo Mundo, y después se sumó a los ejércitos enanos, que luchaban en las monatañas. Thor-Lun, para recompensar a Koragk, le entregó un ejército, para que partiera hasta la Garra Negra, y se enfrentara a los orcos. Así, Koragk combatió a los orcos hasta romar la vieja ciudad enana, enviando tropas desde los túneles del subsuelo, y asediando sus muros desde la superficie montañosa. Cuando conquistó la Garra Negra, y la renmbró como Karak-Lon, El Rey Único le dijo a Koragk, que la gobernara. Pero éste, que sólo deseaba morir combatiendo a las bestias, decidió darsela al Rey Thorak, su legítimo heredero, hijo del difunto Rey Thüril.

Entonces, Koragk, Matabestias, partió a enfrentarse a los vesorianos, que por aquel entonces se replegaban en las Torres de Isnara, habiendo perdido sus bastos territorios en el Viejo Mundo. En aquel lugar, en el año 456, se libró la llamada Batalla de las Bestias, en que murió Koragk. El valiente enano luchó valeroso contra Fannygorn, el Supremo, pero éste le dio muerte despiadadamente.

Así, los días de Koragk, Matabestias, terminaron, pero su leyenda creció y fue recordada por siempre...




Koragk, Matabestias, es un personaje de las Crónicas de la Guerra de los Mil Años, en que estoy trabajando ahora. Espero pronto contaros más sobre él y sobre esta historia!!





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