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13 de noviembre de 2009

Dos Universos

DOS UNIVERSOS

Como cada anochecer, Friedrich von Bröwer arrastró su alma desnuda hacia el muro que los encerraba a todos en aquella ciudad decadente. Las lápidas que fue sorteando en su recorrer, no eran más que la historia de una urbe que se encontraba dividida, eran nombres perdidos en el tiempo, tanto como el suyo propio. Cada noche su espíritu se levantaba de su frío y solitario lecho en el Friedhof II der Sophiengemeinde Berlin. Éste es un cementerio que data de mucho antes de la construcción del Muro de la Vergüenza, que por aquel entonces también había dividido el campo santo. Muchas de las almas que habían sido abandonadas allí, eran intentos fallidos de saltar el muro… Tal era el caso de Friedrich von Bröwer.

Sus silenciosos pasos cruzaron el cementerio en dirección al muro, aquella madrugada del diez de noviembre, como si fuera una noche más. Y a sabiendas de que no podría traspasarlo, su intento era la única esperanza que le quedaba a su alma aterrada. Aquel capricho del destino le mantenía preso en aquella ciudad. Por el día, el espíritu dormía, y por la noche, vagaba como alma en pena, dirigiéndose allí donde el viento le arrastrara, atravesando muros de hogares destruidos, susurrando esperanzas a familias famélicas, robando tristeza a los presos de aquella ciudad maldita… Pero el único muro infranqueable a su condición, era aquella pared que dividía el universo en dos. A su espalda quedaba una concepción de la vida muy diferente a la que se escondía tras el muro, un anhelo, una esperanza… Pero su espíritu no lograba atravesarlo, y huir hacia esa muerte dulce más allá de aquella cárcel.

En su recorrer sobre el pasto húmedo, entre lápidas y criptas de héroes anónimos, trató de recordar lo que le había llevado hasta allí, pero no pudo. Ése es el peor tormento de las almas, ni siquiera saben cómo murieron, por qué su cuerpo se pudrió y su alma quedó allí congelada, entre aquellos muros.

Las tumbas terminaban unos veinte metros antes del muro, como si los muertos desearan permanecer alejados de aquel horror vergonzoso. Y mientras recorría aquél pasto solitario, frente a aquella pared gris, el espíritu de Friedrich von Bröwer extendió la mano. El contacto con el muro fue frío, como el de cada noche, pero el silencio era diferente. Acarició el cemento, incapaz de atravesarlo, posó ambas manos y presionó, en un vano intento de derribarlo, o de cruzar a través, o de agrietarlo con sus fuerzas, pero fue inútil. Entonces notó el cambio.

Fue en ese momento, cuando dejó de hacer fuerza, que sintió el muro de forma diferente, seguía siendo frío, y gris, pero ya no dividía aquellos dos mundos. Supo que ya no existían dos mundos. Un temblor recorrió el muro, y a lo lejos se escucharon gritos, vítores. Era la esperanza, la victoria, el reencuentro. Era la suma de millares de voces que habían permanecido desconsoladas, calladas, y que ahora gritaban al unísono de alegría. El muro había caído.

Friedrich von Bröwer permaneció muy quieto tocando el muro con ambas manos, y su silueta se hizo visible por un segundo, aunque nadie estaba allí mirando. Aquella sección del mundo permaneció en pie, y aun hoy, en nuestros días, veinte años después de aquel momento, se mantiene en recuerdo del horror, de la vergüenza y de la división. Pero él se sintió diferente. Lo que fue un cuerpo y después un espíritu pudo por fin cruzar el muro. Su alma dio un paso y su figura etérea atravesó aquella pared fría y gris. Friedrich von Bröwer no apareció al otro lado. Por fin era libre de marcharse.






Este relato ha sido escrito ahora en conmemoración del Vigésimo Aniversario de la Caída del Muro, para afrontar el Reto Efemérides propuesto en el Foro de Nunca Jamás (una gran idea!!). Pero este lugar existe. En febrero de 2005 fui a Berlín, y mi intención era ver el muro real, y aquí fue donde lo encontramos. (También puede verse en el CheckPoint Charlie, pero aquello parece una feria de turistas). Se trata de este cementerio, al que nos colamos. Al cruzarlo, al final del cementerio, aun queda en pie una buena sección del muro. Podeis verlo en la foto, sacada de Wikipedia, pues no doy con las fotos de aquel viaje...
Pero me alegro de que se haya propuesto este reto, pues me ha brindado la aoportunidad de escribir un relato ambientado en aquel cementerio, espinita que me quedó clavada entonces.
Os lo recomiendo, si vais a turistear a esa ciudad maravillosa.

15 de octubre de 2009

¿Nadamos?

Holap.
Al hilo del 5º Reto de Microrrelatos del Foro de Nunca Jamás, aquí os presento mi intento. La premisa era un microrrelato, de 150 palabras como máximo, en que se rompiera alguna regla de la realidad...
Espero que os guste!!


- Hola preciosa.
- Hola mi amor, ¿cómo estás?
- Bien, te añoraba tanto... Fue una espera larga. Deseaba salir a nadar contigo.
- Entonces vamos, sígueme, te voy a mostrar mi pradera favorita…

. . .

- Mira, ¿ves allá abajo, entre esos matojos de algas? La caracola, la de color ámbar, la traje yo, y se ha apareado, aunque no doy con la pareja.
- Sí, es muy bonita. Me gusta este sitio, la corriente es cálida.
- Sí, por eso nos han seguido esos pececillos rojos.
- Yo pensé que te seguían a ti, de tan hermosa que eres…

. . .

- Ven ahora, te mostraré yo mi lugar secreto.
- ¿Dónde?
- Es en la superficie. A esta hora, el cielo se vuelve de color naranja…
- ¿De verdad? Pero sabes que no debo subir…
- Nadie lo sabrá, y yo he traído los bombas para poder respirar… ¿Vienes?
- Vamos...





.

2 de octubre de 2009

Esto no me hubiera pasado con una máquina de escribir

Hola!!

Al hilo del Octavo Reto General del Foro de Nunca Jamás, os dejo aquí un relato que he escrito para presentarles.
Las premisas eran que se incluyeran estas palabras y no superara las 600 palabras.

Las palabras que debía incluir eran: Salmón, carajillo, jarrón, altavoz, sistema, internet, maceta, Roma, porro, púbico.


Os lo dejo porque llevo ya bastate sin actualizar, con la llegada a Tenerife y todo... Y se me juntan los deberes. Esta semana además, tengo otro reto que escribir: el cuentacuentos, que también es un juego de palabras. Eso, más que deberes, es un compromiso!


Bueno, aquí os dejo este relatillo:


Tomaba el último sorbo de aquel café tan rico cuando sonó el teléfono. Era un correo que me había sabido encontrar, y me conecté a internet para leerlo. El oficio ya no es lo que era, antes utilizábamos máquinas de
escribir, de esas que a cada línea debes volver a colocar el aparato. Ahora estaba tomando un carajillo de coñac, delicioso desayuno, y estaba conectado 24H. Horroroso. Pero al fin y al cabo, así era el trabajo de un detective privado en el Siglo XXI. Aquella investigación me había llevado a Roma, una ciudad en la que se respiraba historia. Tras cada esquina había una columna, o una ruina, o la puerta de algún café adornada con macetas a ambos lados. Mucho glamour por todos lados. El correo en mi teléfono decía así: 20.15. Ristorante El Pedrusco. Siga el olor a porro. Desconcertante, cuanto menos. Al menos había elegido un lugar público, lo que era una ventaja.

Pasé el día caminando, disfrutando de aquella ciudad hermosa, mágica si no fuera por los turistas, sus cámaras y el bullicio. Por su culpa no disfrute un ápice del Panteon, o del Castillo de San Angelo, que sin duda eran bellísimos… Qué decir de la Plaza de San Pedro y de la lujosa ciudad-estado, acercarse fue imposible. Pero, admito, me maravillé con el Colisseo… ¿Cómo pudieron construir algo así?

Cuando rondaba la hora acordada, me acerqué al lugar. El Ristorante El Pedrusco era una tasca oscura, cuya entrada se disimulaba en un callejón sin cartel ni indicio alguno de presencia humana. Ni lugar público ni restaurante italiano, y yo que llegué pensando pedirme un salmón a cuenta ajena… Maldiciendo, olfateé el ambiente desde el umbral. En efecto era un restaurante, pero al que no irían ni los estudiantes más arruinados. La vida precaria rondaba todas las calles. Por fin lo sentí, ese aroma que encandila, y que te hace desear… Pero estaba trabajando, sólo debía seguirlo, centrarme. Ya vendría después el deleite, tras el trabajo bien hecho. El aroma provenía de una mesa al fondo. La verdad es que unas pocas mesas se ocupaban por hombres cabizbajos, o mujeres al acecho. Sólo había copas de alcohol sobre las mesas, y me pregunté por qué llamaban Ristorante a aquel antro. Sobre la mesa a la que debía dirigirme, había un jarrón, de cuya boca salía un hilo denso y grisáceo, cuyo aroma era la clave del correo recibido. Aquél era el lugar acordado, y además, ya eran las ocho y cuarto. Pero la mesa estaba vacía. Al sentarme, vi una nota. Sólo decía: Rompa el jarrón. Y así hice. Me plantee si molestaría al personal, pero después no pareció molestarles. Tras el golpe sobre la mesa, y la dispersión del aroma, encontré, entre pedazos de cerámica sucia, un sistema radiofónico que hasta ahora no conocía. A él se conectaba un pequeño altavoz, y el reproductor sólo tenía un botón. Así que pulsé, y esperé a escuchar: En el Siglo XXI también nos complicamos para asesinar a los detectives privados que andan husmeando. Ha seguido la pista incorrecta. Su camino llega hasta aquí. En ese momento sentí un objeto tras mi nuca, estaba frío y al escuchar cómo la cargaban no me quedó duda de que era un arma. El disparo fue rápido, indoloro incluso.

¿Por qué lo hicieron en un tugurio semejante con nombre de piedra? Ya que debía ser en Roma, pues así fue dispuesto por quien hilaba la historia, hubiera preferido que mi cadáver fuera arrojado a la Fontana de Trevi, a modo de moneda, y probar suerte para la próxima vez…



Os aconsejo una visita a ese al Foro de Nunca Jamás. Ofrece muchas e interesantes iniciativas!!!