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27 de septiembre de 2012

La relación entre mis cuentos

Hola, hoy vengo a contaros una historia. La historia de todo un mundo imaginario: Mi Mundo.
He escrito hasta once cuentos ambientados en él, además de un buen montón de relatos cortos, y todos, al estar ambientados en un mismo contexto espacio-temporal están relacionados en mayor o menor medida. Creo que puede llegar a ser confuso a menudo esta idea, o más bien el concepto de lo que significa, así que sin más vengo a explicarme.
Los títulos de los que vengo a hablaros son los siguientes. La idea es enmarcarlos todos dentro de la historia de Mi Mundo. A ver si lo consigo...
Éstos son:

El Cuento del Dragón y la Sirena (2003)
La Canción de Clauda (2004)
Alba, la Hija de los Mares (2005)
Un Atimo (2005)
Kelpie, la Dama del Amanecer (2006)
Scrópolo, el Necrófago (2007)
La Leyenda del Sin Fin (2007)
El Duende, la Doncella y el Monstruo del Lago (2008)
Los Doce Navíos Elfos (2008)
La Sirada (2010)
Historia de una Estatua de Piedra (2011)
Crónicas de la Guerra de los Mil Años (en escritura)
El Cuento de Siläe (proyecto comenzado en 2004, en el cajón)



Al Principio de Todo este mundo imaginario era un mero planeta más de los que ahondan en el universo. Fue entonces cuando siete Dioses, los Siete Grandes Lüe, lo encontraron adecuado para quedarse. Allí permanecieron muchísimo tiempo, a lo que se llamó la Edad de los Dioses, que dio fin tras una cruenta guerra. Los Dioses, en su afán por poseerlo todo, lucharon entre sí por el mundo, pero sus combates fueron tan duros, que casi lo destruyen, dejándolo plano, con la forma de una moneda cuando hasta ahora había sido esférico. Cuando el mundo amenazaba con destruirse, partiéndose por la mitad, los Dioses se reunieron y decretaron la paz. Así, determinaron exiliarse casi todos juntos a un lado, y dejar el otro a los mortales, para que cuidaran de él. Fue entonces cuando dio fin la Edad de los Dioses, y comenzó la de los Elfos.

Aquí tenéis la Línea del Tiempo de la Edad de los Elfos, para conocer los principales hechos acontecidos:


En ese momento Dianae, Diosa de la Vida y la Naturaleza, dotó de vida a los mortales, dejándolos vivir en un lado del mundo, al que llamaron Mawol (mapa). Por una parte dio vida a los elfos, que llegaron en Los Doce Navíos Elfos a la Tierra de Aradán (mapa). También nacieron los enanos entonces, en el subsuelo, a partir de las raíces del Gran Árbol-Dios en que estaba convertida Dianae. Los hombres nacieron también entonces, pero en una etapa de su evolución muy rudimentaria. Los elfos tardarían mucho tiempo en tomarlos en cuenta, pues al principio estaban más cercanos a sus parientes primates que a los hombres en que llegarían a convertirse. Habría de pasar mucho tiempo aun para que llegara su Edad. Dianae creó a otras criaturas mortales, como al resto de animales y vegetación, entre otros seres, pero no fue la única, pues a Orloog, Dios de la Guerra y la Justicia, también se le permitió traer mortales a Mawol.
Sin lugar a dudas, los elfos fueron quienes evolucionaron más pronto, llegando a colonizar todo Mawol desde la Tierra de Aradán. Convivieron en aquella isla diez de las doce casas en paz durante unos quince mil años, hasta que estallaron las Guerras de la Sangre. Aquella fue una cruenta guerra que acabaría con todo. La Gran Isla se partiría en un archipiélago de incontables islas, al que llamarían los Reinos Elfos de Eleanor (mapa), y muchas de las casas reales emigraron a diferentes lugares del mundo.
Pasaron muchos milenios, en que los elfos poblaron casi todas las regiones del mundo, y los hombres fueron evolucionando. El mestizaje, el azar o la intervención de algún dios hizo que, tras muchísimo tiempo, llegaran a alcanzar la capacidad de aprender, de hablar y comunicarse, de formar una cultura. Cuando los hombres comenzaron a expandirse por el Mundo, los elfos comenzaron a darse cuenta de que aquellas criaturas eran inteligentes.
Entonces ocurrió algo que lo cambió todo.
Al Otro Lado, donde vivían los Dioses exiliados, Mëryl, el Dorado, un poderoso dragón de oro, se enfrentó a Ssuhl, el Dios Muerto. Éste golpeó al dragón con tanta fuerza, que desde el Otro Lado atravesó el Mundo, surgiendo por Mawol, donde habitaban los hombres. Lo llamaron el Gran Cataclismo. Todo un continente (mapa) surgió de las agua, y en su centro quedó un grandioso volcán, por donde hubo atravesado el dragón el Mundo. Terribles terremotos se sucedieron, y la geografía de todo Mawol cambió (mapa). Los Reinos de Eleanor se desplazaron hacia el norte, y una cadena volcánica surgió de la tierra en el Viejo Mundo, casi partiendo lo que quedaba de planeta.
En ese momento los elfos dieron por terminada su Edad, dando paso a la de los Hombres.

Aquí tenéis la Línea del Tiempo de la Edad de los Hombres, para conocer los principales hechos acontecidos:


No es que el tiempo se ralentice durante la Edad de los Hombres, ocurre que los elfos, al ser inmortales, perciben el tiempo de otra manera. Así, durante esta época sucedieron muchas más cosas, pues lo hombres fueron dotados con una vida limitada.
Ocurrió tras el Gran Cataclismo que los enanos lograron encontrar la salida a la Superficie, a través de la cadena volcánica que se formó, a la que llamaron las Montañas del Anochecer (mapa). Esta alta cordillera separaba el Viejo Mundo de los Páramos de las Estrellas, un extenso desierto en que siempre es de noche. En el Viejo Mundo, que por aquel entonces estaba habitado por los elfos de la Alta Estirpe de Laentis-Anne, proliferaron varios de los linajes de los hombres. La mayoría de ellos, en un momento de expansión se vieron obligados a ocupar las tierras de los elfos, pero éstos los aceptaron con agrado.
De por esta época, se datan los hechos acontecidos en dos de mis cuentos: Scrópolo, el Necrófago, y en El Cuento de Siläe, cuando fuera invocada Ulara, la Llorona, uno de los Demonios Resentidos.

Entonces fue cuando estalló la Guerra de los Mil Años (mapa histórico), en que los vesorianos, los hombres que habitaban la noche del desierto, cruzaron las Montañas del Anochecer para conquistar el Viejo Mundo. Casi lo logran, un milenio duró la contienda, en que los enanos al principio se ocultaron por temor bajo la tierra, y los hombres y elfos del Viejo Mundo se vieron bajo el yugo de las bestias. Fueron tiempos difíciles, pero al final lograron la paz entre ellos, y aliarse contra los vesorianos. Varios siglos les costó expulsarles definitivamente del Viejo Mundo.

Aquellas tierras, donde evolucionaron los hombres más pronto, junto con los catones en las Tierras de Catai, al este, fueron donde acontecieron la mayoría de hechos relacionados con las Guerras de la Luna, y con mis cuentos.
Las Guerras de la Luna fueron la segunda gran contienda que azotó el Viejo Mundo. Siete poderosos demonios, los Resentidos, trataron de acabar con todo, sin conseguirlo. Los Demonios Resentidos fueron traídos por Orfgod, el Dios de los Siete Rostros, quien quería destruir a los mortales por haber heredado el mundo, y con él la Luna, de quien estaba enamorado. En La Canción de Clauda se narra cómo fue invocado Legumes; y en Historia de una Estatua de Piedra cómo fue invocado Gingoen, dos de los Demonios Resentidos. Los Resentidos tenían dos órdenes, destruir el mundo, y no mirar jamás a la Luna. pero Golöel, uno de ellos, desobedeció, y una noche observó a la Luna en el cielo, quedando prendido de ella. Así, comprendió las razones de Orfgod para destruirlo todo, y decidió desertar, formando un tercer bando en la guerra. 
Al final, él fue el último en caer, pero como su cuerpo era etéreo, lo hicieron preso en el interior de una Gran Roca, atado por medio de una runa mágica. En ese momento nació la Leyenda de Golöel, al ser forjadas las Trillizas, tres espadas que fueron regaladas a los tres grandes héroes vencedores. De ello se habla en Kelpie, la Dama del Amanecer. Las tres espadas fueron separadas, pues cada uno de ellos se llevó la suya a sus tierras, pero la leyenda decía que si eran fundidas juntas sobre la roca, tapando la runa que ataba al demonio, éste sería liberado.
El camino de cada una de las Trillizas fue largo y tortuoso. Siglaia, la que fue entregada al Rey Tirian, Señor de los Elfos, se perdió en los Reinos de Eleanor, durante las Guerras de la Magia, que dieron comienzo durante la Primera de de las Guerras de la Luna. Pero la espada, por el azar o el destino, regresó al Viejo Mundo, como se relató en La Leyenda del Sin Fin, y en El Cuento del Dragón y la Sirena
Al final, las espadas serían reunidas, y Golöel sería liberado. Así, el Demonio Resentido ocupó el cuerpo de uno de aquéllos que lo habían rescatado, los Elegidos de Golöel, los llamaron. Algunos dijeron que Elgo estaba predestinado a volver a unirse con Golöel, pues ambos nacieron juntos, pero otros piensan que fue la participación de Alba, la Hija de los Mares, lo que hizo que el elfo se encontrara allí, liberándolo. De todo ello se hablará algún día en "Elgo, aquél que no alcanzó su destino".
Así comenzó la Segunda de las Guerras de la Luna, que terminaría poco después, viéndose Golöel obligado a nadar hasta el Beso de la Luna, donde la engañó con halagos, secuestrándola. Golöel huyó con la Luna hasta un lugar remoto, y allí permaneció un siglo. Todo ese tiempo la Luna no pudo surcar el cielo del mundo, y los mortales se vieron aflijidos por ello.
Antes de que Golöel fuera encontrado, en el Templo del Adiós, y liberada la Luna, ocurrieron los hechos narrados en La Sirada (mapa de la época). 

Por último, me falta nombraros El Duende, la Doncella y el Monstruo del Lago y Un Atimo. El primero se sitúa en 1516, según el calendario de los hombres, así que fue antes de que liberaran a Golöel. Y Un Atimo es complicado determinarlo, pues es un cuento atemporal, escrito en pedazos de sucesos a lo largo de toda la historia que os he contado, entrelazándose constantemente con mis otros cuentos, y que juntos narran las hazañas del Viejo de los Relojes de Arena, quien podía viajar en el tiempo.

Y lo cierto es que lo que ocurre después de lo que os he relatado, no me interesa demasiado. El final de la Edad de los Hombres se data al terminar el S. XVII, cuando da comienzo la Edad de la Incertidumbre...





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20 de noviembre de 2010

Mis Cuentos Terminados


Ésta es la historia de Mëryl, el Dorado, un poderoso dragón que cayó rendido de amor por Tai, una sirena que le tenía un miedo incontenible. Ella, asustada, nadó hasta una costa muy lejana, donde se elevaba un castillo habitado por un malvado brujo. Lo que a todos ellos les sucedió, ya sólo forma parte de sus páginas. El viaje que hizo la sirena fue tan trascendental en la historia de todo un Mundo, que su cuento fue relatado por largo tiempo...



Alba fue una bonita niña encontrada en alta mar por los elfos, que la cuidaron y alejaron de las tierras de los hombres. Así, creció en una isla virgen, llamada Niaghara, en el Mar de las Sirenas, que baña la costa norte del Continente Prohibido de Hiria. Ella vivió feliz en su selva, con los elfos, pero una vez tuvo un sueño que lo cambio todo...



¿Cómo es posible que una melodía pueda contener tanto odio? La Canción de Clauda fue donde se guardó el odio más irracional, y sus notas estaban destinadas a concebir a uno de los más poderoso Demonios Resentidos. Dos fueron las elegidas, una mujer y una elfa, a conseguir la partitura, robada de las incontables estanterías de la alta Torre del Recuerdo. Sólo él sabía la que se avecinaba...



Si existe el destino, es algo que no desvelaremos en este cuento, aunque en él se narre la historia de un hombre que trató de burlarlo. Además, en sus páginas se relata la vida de Agenon, un héroe de la Edad Antigua. Este cuento habla de diferentes acontecimientos que sucedieron a lo largo de la historia de todo un Mundo, presentados a modo de pedazos, que en realidad guardan todos relación.



Una noche de celebración y gloria, de embriaguez y festejo, lo cambió todo. Los ejércitos de elfos, enanos y hombres, juntos, habían derrotado a Golöel, el último de los Siete Demonios Resentidos. Y aquella misma noche, nació su leyenda. Kelpie, a la que llamarían la Dama del Amanecer, fue una mujer que cambió la historia, al acostarse con el Héroe Belean, de Himn, quien había logrado derrotar al poderoso demonio... En este cuento se narra lo sucedido a lo largo de cinco noches, todas ellas lo cambiarían todo. Lo arruinarían todo.



Scrópolo llegaría a ser un gran sacerdote de Ssuhl, el Dios Muerto, pero antes de obtener tanta recompensa, no era más que un despojo, que malvivía alimentándose de sus víctimas. Éste es un capítulo de su vida, en su largo recorrer hacia la no vida que prometía el Dios Muerto...



Los pequeños gestos a veces pueden cambiar las cosas. Éste es un cuento de piratas en que se narra la historia de un navío de leyenda, a la que entrarían a formar parte algunos de los que, ávidos por sus tesoros, estuvieran tan locos como para ir a encontrarlo...



Todos los héroes de leyenda tienen su ocaso, y en esos días en que ven sus fuerzas menguar, añoran las viejas glorias, y desean regresar. El nombre de Halkirk, Castigo de los Monstruos, fue muy sonados en las canciones de los juglares y trovadores por mucho tiempo. Éste sólo fue uno de los cuentos que contaron de él, la leyenda de todo un lago...



Los Doce Navíos Elfos fueron puestos en los Mares del Mundo al comienzo de la Edad de los Elfos, tras la Batalla del Juicio. Los doce llegaron a una gran isla, a la que llamaron La Tierra de Aradán. Ésta es su historia, la de las Doce Altas Estirpes de los Elfos, que pronto dominarían bastas regiones del Mundo. Aquí se relata lo sucedido a las doce familias elfas, durante la Edad de los Elfos y la de los Hombres. Se habla de sus guerras, de sus Reyes, y de sus pasiones. Es, además de un gran cuento, un compendio con todo lo que sé de los elfos en Mi Mundo, al menos hasta la fecha...



Si existe una historia que pueda ser un cuento de hadas, un cuento de piratas, un cuento de amor y de lucha por la libertad, de crecimiento personal y de cambio, una historia de odio familiar en que haya cabida para la política y el idealismo, en el que aparezcan tanto hadas, como gnomos o árboles parlantes, monstruos, reyes y brujas, príncipes desterrados, lugares de sueño y objetos mágicos, venerados como reliquias de épocas remotas, ese cuento es La Sirada...

22 de abril de 2008

El Monstruo del Lago

(...)

La superficie del lago se movía, varias ondas circulares se expandían de un solo punto, de donde surgió una cabeza. ¡Era una chica! Sus cabellos largos y pelirrojos caían flotando, y su mejilla blanquecina estaba inundada de pequitas. Parecía sonreír, y el enano enseguida se sintió ridículo, otra vez. Entonces descansó su postura de ataque, pero sin soltar hacha y escudo.

- ¡Mujer, salid del agua, rápido!

Pero ella, en lugar de echarse a nadar, se sumergió otra vez, desapareciendo. Halkirk, asustado, se descalzó rápido, tirando las botas y el escudo a la rocas, y sin soltar su hacha, se metió en el agua. Se sintió patoso entre las rocas, casi resbala y cae, pero la chica que se bañaba podría estar en peligro. ¡El monstruo del lago podría aparecer en cualquier momento y devorarla! Cuando el agua ya llegaba al faldón, la cabeza de la doncella volvió a aparecer en la superficie, esta vez más cerca. Ambos se quedaron mirando un segundo. Se trataba de una doncella humana, muy hermosa, hasta para la opinión de Halkirk. Tenía los ojos claros, aunque el enano no llegó a saber de qué color. Las incontables pequitas que tenía por toda la cara no ocultaban el tono pálido de su piel, y su cabello ahora se veía largo y reluciente, incluso bajo la luz tenue de ese día nuboso. Parecía que poco a poco se iba acercando, nadando con las manos, que dibujaban formas en la superficie del agua a su alrededor. Sonreía de manera muy sutil, como si supiera lo que le amenazaba bajo las aguas del lago y no le importara.

- Doncella, os aconsejo salgáis del agua, pues este lago está habitado por una bestia que os devorará sin darme tiempo a salvaros.- Su rostro no cambio, pero seguía acercándose.- ¿Quién sois? Habéis llegado nadando? Vuestro coraje, señora, os llevará a la perdición si no teméis adentraros en un lago encantado...

Entonces sí sonrío. Fue una sonrisa preciosa, joven y encandiladora. El enano vio en ella ternura, pero a la vez entrevió el secreto que ocultaba.

- Vos sois Halkirk, Castigo de los Monstruos, ¿qué habría de temer si os tengo cerca?- Tenía una voz preciosa y suave, acuática...

El enano, entonces, sacó pecho y apretó el arma, a la par nervioso y orgulloso. Siempre se regocijaba de que cualquiera le reconociera.

- ¿Y no me daréis el honor de conocer vuestro nombre, si ya no me hace falta presentarme?- Dijo.

- No os daré ese honor, Castigo de los Monstruos, porque mi nombre es lo de menos en esta historia. Es vuestro papel en ella lo que me intriga...- Halkirk fue a decir “¿Qué?”, pero cerró su bocaza y siguió escuchando.- No temo al lago, como él no os teme a vos. ¿Por qué esperáis a la bestia en la orilla, si ésta habita en el lago? ¿Os dais cuenta de la incoherencia del cazador?

- ¿La incoherencia del cazador?- Dijo él, mientras que ella se había detenido a escasas brazas, aun nadando, pero sólo con la cabeza a flote.

- No podréis cazar al monstruo si no acudís a donde éste se esconde, Señor Castigo de los Monstruos...- Se mofó ella.- Venid al agua, conmigo, la bestia podría estar acechando ahora, en este momento... Sería la mejor ocasión para que le dierais caza.

El enano pensó que matar a la bestia salvando de sus fauces a una hermosa doncella sería un gran cuento para cualquier narrador itinerante, pero había algo que no le cuadraba. ¿De dónde había salido esa chica? Si había venido nadando...¿por qué la bestia no la había matado ya?

- ¿Por qué no me diréis vuestro nombre, doncella del lago?

- Ése, precisamente ése, sea tal vez el mejor nombre por el que me conoceréis.- Halkirk creyó entenderla.- Venid conmigo, habitante de las tierras altas. Os sentará bien un baño, y será una gran oportunidad para batirte con el monstruo.

- Me siento mejor en tierra firme.- Dijo tajante bajo su barba.

- ¿Estáis seguro de que no queréis venir conmigo, a daros un baño?


(...)


El Monstruo del Lago
El Duende, la Doncella y el Monstruo del Lago

Memorias Olvidadas
Darka Treake
www.modt.net



Aquí está la cuarta entrega de El Duende, la Doncella y el Monstruo del Lago.
Este capítulo se llama El Monstruo del Lago, y podéis descargarlo completo en formato PDF aquí:

18 de abril de 2008

Unas letras

Hola!!
Por fin vengo con algo escrito... Y es que he comenzado ya el siguiente capítulo del Cuento de El Duende, la Doncella y el Monstruo del Lago. Este capítulo se llamará El Monstruo del lago, pero esta entrada no es su presentación oficial. Es sólo que quería enseñaros el pedacito que he escrito y que me sirve de comeinzo de capítulo...
Y que quería publicar una entrada ya con algo de verdad y menos rollos técnicos del blog!!

Aquí lo teneís...




Cuando las primeras estrellas comenzaron a apagarse y la mañana dio paso a otro día gris, ya estaba Halkirk, Castigo de los Monstruos, cruzando el puente levadizo. Llevaba ya varios años madrugando y durmiendo pocas horas, con lo que a él le había gustado dormir en la juventud... Y ésa era otra razón por la que debatía consigo mismo la idea de estar envejeciendo, lo cual se negaba continuamente. Aquella mañana, como no podía ser de otra manera, vestía su falda a cuadros, que le dejaba las piernas al frío aire, y portaba su hacha y escudo a la espalda. Sobre el puente levadizo se escucharon sus botas resonar a cada paso, hasta que comenzó su andadura sobre la hierba, más allá del foso que protegía el majestuoso Castillo de Urq’Uhart. Retomó el camino que le había traído hasta allí el día anterior, junto al heraldo de Sir Thomas de Durward, y caminó mientras imaginaba al sol naciendo tras las nubes, y después elevándose en aquel paraje inhóspito, mágico y tenebroso, que era el lago. Agradable, incluso, en su medida... Iba decidido a dar con la bestia antes que los demás. A él el castillo y las tierras no le preocupaban demasiado. Las cosas mundanas eran algo que se dejaban tras la muerte, y que no valía la pena ir amasando. Lo que Halkirk buscaba era la gloria perdida, quería volver a escuchar su nombre en los cuentos de los juglares de palacio, de los trovadores de las plazas y de los niños asustados. Eso era lo que quedaba, lo que hacía a uno vivir para siempre...


(Continuará...)

7 de abril de 2008

El duende y el alguacil

(...)

Mientras pensaba, se desvistió, y se puso un camisón a modo de pijama. Lo hizo todo lo rápido que pudo, hacía mucho frío. Después encendió una vela en la mesilla, que iluminó la estancia, hasta ahora en la penumbra que las estrellas dejaban tras colarse por el ventanuco. Y entonces se sentó en su cama, y en ese momento, una vocecilla respingona le habló a la espalda, como exaltada.- ¡Ay! ¡Mis pies!

Rich se giró y vio a la diminuta criatura, cuyos pies estaban bajo su trasero. El duende estaba tumbado boca arriba en su cama, como si estuviera esperándolo. Tenía la cabeza apoyada sobre sus brazos, y éstos sobre la almohada de Rich. Vestía un trajecito rojo oscuro, y un sombrero del mismo color con una pequeña pluma blanca, a escala. El alguacil se levantó de un salto.

- ¡Lo siento! No te había visto...

- Rich, siempre te espero aquí, tumbado en tu cama. Y tú siempre llegas y te sientas encima mío. Al menos hoy sólo sobre los pies...

Rich se sentó junto a él, y se restregó la cara con las manos.- Ya lo sé... Lo siento, siempre te lo digo. Es que ha sido un día muy duro...

- Sí, ya lo he oído. Todo. Siento lo de Sir Thomas...- Dijo el duende con su vocecilla estridente, y se sorbió los mocos en el interior de su nariz aguileña.- Esta noche he venido por eso.

- No sé qué va a pasar ahora... Las cosas están difíciles en Urq’Uhart. Sir Jacob va a hacerse con todo. Porque dudo que los Grant...

- No.- Le interrumpió el duende en un tono muy serio, que no lo caracterizaba.- Nadie va a matar al monstruo del lago.

- ¿Qué?

- Lo que oyes. Ni los Durward, ni los Grant, ni ese enano de leyenda podrán acabar con la bestia.

- ¿Has escuchado toda la conversación?

El duende asintió.

- ¿Y cómo sabes que no podrán con el monstruo?

- Porque ese monstruo no es un monstruo cualquiera. Su leyenda viene siendo cantada desde tiempos inmemoriales. Nació con esta región, y ha ido cambiando con el mundo... No podrán vencer a la leyenda, porque eso significaría terminar con ella.- El alguacil no parecía entenderlo muy bien.- No te preocupes Rich, al menos no por el monstruo.

- No es el monstruo lo que me preocupa...- Dijo en voz baja, pero el duende lo ignoró.

- Preocúpate por Urq’Uhart, por tus gentes y por ti mismo. Porque la ira del monstruo ya se ha despertado, y la arrogancia de los hombres va a llevar a la destrucción de todo cuanto conoces...

(...)


Extraído de El duende y el alguacil
El Duende, la Doncella y el Monstruo del Lago

Memorias Olvidadas
Darka Treake





Esto es un trocito del tercer capítulo de El Duende, la Doncella y el Monstruo del Lago. Después de esto, ya puedo decir que he pasado la mitad del cuento. Aun quedan dos capítulos, que espero tener pronto. He estado unos días sin escribiros, porque esta última semana ha sido un poco estresante, y esta que empieza lo será más!!
El miércoles comienza Mallorca Fantástica!!
Os escribiré hablandoos sobre ello.

Para quien quiera leer el capítulo completo, puede descargarlo en formato PDF en el siguiente enlace:


Un saludo!
Darka.

31 de marzo de 2008

El castillo sobre el promontorio


Imagen tomada de una fotografía de un panel informativo
en el interior de las ruinas del Castillo de Urquhart, Lago Ness
22 de marzo de 2008


El Castillo de Urq’Uhart se levantaba sobre un promontorio que se adentraba en el lago gris. Con esa situación, no sólo representaba una gran posición defensiva, sino que su visión era espectacular. Era un bastión hasta la fecha inexpugnable, magnífico y bello. Una gruesa muralla rodeaba la fortaleza, a un lado la alta torre del homenaje, y al otro, sobre la elevación del peñón, una torre defensiva. Halkirk, Castigo de los Monstruos, y Donan, el heraldo de Durward, divisaron pronto a los centinelas, haciendo guardia entre las almenas de la muralla y torres. Los estandartes del clan Durward se elevaban, alzando su emblema con nobleza: una preciosa llave sobre un fondo a cuadros en tonos grises. Una visión espectacular. En efecto, el enano le reconoció al heraldo que era uno de los castillos más bellos que había visto en su larga vida, y que por él, y su perpetuación, daría caza a la bestia, con gusto.

La fortaleza ofrecía cobijo a muchos habitantes de la región. El Señor de Urq’Uhart era soberano de muchas tierras alrededor del castillo, al norte del inmenso lago. Había tierras de labranza, trabajadas donde antes hubo bosque, y había campos completamente arrasados, cuyos árboles habían sido talados para fabricar máquinas de guerra, barcos o la misma fortaleza. Eso apenó al enano, pero pensó que el lugar era tan bello, que incluso el mal causado a la tierra había valido la pena.

Nadie los esperaba cuando llegaron al Castillo de Urq’Uhart. Aun así el puente levadizo sobre el foso parecía estar dispuesto para su llegada, pues en aquella región del mundo aun eran tiempos de paz. No sabían lo que se les avecinaba... Cuando Halkirk cruzó la gran arcada de entrada, flanqueada por dos fuertes torretas defensivas, se maravilló con la floreciente ciudad. El primer patio de armas era bastante amplio. En el centro, sobre una pequeña elevación, estaba la capilla, un edificio bonito, pero no muy grande. Le asombró especialmente su puerta, adornada con mil florituras, y pensó que a menudo los hombres trataban de emular a los enanos en sus bellas construcciones, y que a veces hasta se acercaban con sus obras de arte. Frente a sí, varios edificios que debían quedar al borde del promontorio sobre el que se levantaba el castillo: el alojamiento para los nobles, salones y, por el olor que de allí provenía, las cocinas. A Halkirk se le hizo la boca agua con ese olor a cordero asado en manteca. A la derecha, estaba el establo. Estos edificios bajos se unían a la torre del homenaje por la izquierda, hogar indudable de Sir Thomas... Del difunto Sir Thomas de Durward. Desde la torre del homenaje, y rodeando todo por la izquierda hasta su espalda, una fuerte muralla, con centinelas observándolo todo. Sobre la arcada de entrada, que acaban de cruzar, estaba la casa del alguacil, quien estaba al cargo de la fortaleza mientras Sir Thomas, su Señor, se ausentaba. Éste apareció de ahí muy rápido, a recibirles. Parecía muy consternado por la llegada del heraldo. A la derecha de Halkirk, la muralla cerraba el patio de armas, dejando una arcada como entrada a otro patio, tal vez aun mayor que ése en el que estaban. Más allá se veía la torre defensiva sobre el peñón, en su parte más occidental y más alta. Era una fortaleza magnífica, muy hermosa, y rebosante de vida. Mucha gente había por allí, cada uno en sus labores y quehaceres. Todos mirando a la extraña pareja... No era muy normal que el heraldo hubiese aparecido sin su señor, y éste confirmó los miedos de todos.

Halkirk estaba presente cuando le dio la noticia al alguacil. El heraldo se puso a llorar, ya incluso antes de pronunciar palabra, cuando el alguacil se acercaba.

- Ha muerto, Rich. Ha muerto...

(...)

Extraído de El castillo sobre el promontorio
El Duende, la Doncella y el Monstruo del Lago
Memorias Olvidadas
Darka Treake




En el siguiente enlace podéis descargaros el segundo capítulo de este cuento:

El castillo sobre el promontorio

El siguiente capítulo estará listo pronto, porque además, es más cortito. Su nombre será: El Duende y el Alguacil.

27 de marzo de 2008

El Castigo de los Monstruos


(...)

- ¡¿Qué hacéis con mi equipaje, ladrón?!- Gruñó el enano entre una espesísima barba grisácea que le colgaba ocultando sus partes.

- No soy un ladrón, señor. Soy el heraldo de Durward, y me dirigía al Castillo de Urq’Uhart cuando os he encontrado...- El joven calló un segundo, y retrocedió al aproximarse el enano, que comenzó a vestirse. Hacía mucho frío, pero él no parecía quejarse de ello, sino más bien por la invasión de intimidad.- Temí que el lago... Que no siguierais con vida, señor.

- Los hombres sois todos unos estúpidos arrogantes. ¡Y unos racistas!- Pasó la cabeza por la cota de malla y se la ajustó.- ¿Pensabais que por tratarse de un enano no sabría nadar...? ¿Qué me habría ahogado?- Terminó con sarcasmo.

- No... No osaría...- El joven se trababa al hablar. La verdad es que ese enano tenía un aspecto muy rudo, pero se le veía anciano, incluso para alguien de su raza. Y, a pesar de acabar de bañarse, apestaba a cerveza rancia. Parecía fuerte, aunque en sus últimas andanzas... Le asustaba esa tremenda hacha, pero dudaba de si sería capaz de usarla. Era más fuerza escapando por la boca, que músculos tersos. Un enano en declive, menguante, si es que puede atribuírsele eso a un enano sin ser irónico.- Señor, vi vuestras pertenencias, y temía que alguien hubiese echado a nadar al lago... Y mi temor no es que os ahogaseis... Cuentan que en este lago habita un terrible monstruo... Y dada la escena... Pensé...

- ¿Un monstruo, decís?- Le interrumpió el enano. Su cara había cambiado de expresión. Sus ojos estaban más receptivos, y hasta una sonrisa hambrienta asomó un segundo.- Entonces debo presentarme. Soy Halkirk, pero me conoceréis también como el Castigo de los Monstruos.- E hizo una reverencia absurda, de tal modo que el hacha a su espalda casi le da al joven heraldo en la cara.

El chico había oído ese nombre antes. El Castigo de los Monstruos. Era un personaje de leyenda, contado por sus padres, los cuales lo habrían oído de sus abuelos, y éstos, tal vez, de algún trovador ambulante... De él se contaba que había derrotado a las más horrorosas bestias; que había liberado princesas de altas torres llenas de fantasmas; que había cazado a los animales más dispares en las tierras más lejanas; que había bajado a los infiernos en busca de demonios, y que había salido airado de tales encuentros... De su niñez, el chico recordaba una de las historias en concreto, aquella que hablaba de cómo el héroe conocido como el Castigo de los Monstruos había librado a un pueblo remoto de un gigante que oprimía a la población... Pero... ¿aquel personaje era el héroe de leyenda? No podía ser. El que tenía delante era un enano acabado. Un viejo incapaz de blandir semejante filo. Un borracho desterrado del misticismo de las leyendas, el legado de una vida de fracaso... Su barba enmarañada, y ahora empapada, le colgaba sobre la cota de malla, y después sobre el faldón a cuadros, casi hasta los pies. Y cuando se colgó el petate, aun descalzo, dio la impresión de ser un vagabundo o un mendigo itinerante...


(...)

Extraído de El Castigo de los Monstruos
El Duende, la Doncella y el Monstruo del Lago
Memorias Olvidadas
Darka Treake



Lago Ness, lugar en que está inspirado este cuento
22 de marzo de 2008




Este fragmento pertenece al primer capítulo del cuento de El Duende, la Doncella y el Monstruo del Lago (el primer capítulo de cinco). Es un cuentito que comenzó a escribirse en mi cabeza la noche del 21 de marzo de 2008, al llegar al Lago Ness, con la luna llena reflejada en sus calmadas aguas...
Es un lugar místico, mágico, de leyenda... Y sin duda evocador. Este cuento comenzó a formarse en ese lugar de sueño, pero no dejó de dar vueltas y vueltas en mi cabeza durante el resto del viaje, que terminaría por formarse.
Ahora, por fin, he comenzado a escribirlo...¡No quiero olvidarlo!
Y voy a ir dejándoslo aquí para quien quiera ir leyéndolo.

El personaje de Halkirk, el Castigo de los Monstruos, estaba medio pensado hacía tiempo, pero en este lugar ha terminado de formarse... Era algo inevitable.

El Lago Ness es uno de esos lugares que tenía que visitar antes de morirme. Un sueño cumplido. Llegamos por la noche y paramos el coche en la carretera, junto al lago. Y allí dormimos.
¡Qué dificil cerrar los ojos para dormir cuando tienes el Lago Ness bajo la luna llena al otro lado de la ventanilla de coche!
Aquel momento fue mágico. Tendríais que haberlo vivido.
A la mañana siguiente, el hecho de levantarme y bajar hasta la orilla, y lavarme la cara con su fresca agua, y tomar un buen trago... Sólo eso ya valió el viaje entero...

Bueno, espero que os guste este pedacito introductorio.
Quien quiera leer el capítulo entero, puede descargarlo aquí:


El Castigo de los Monstruos



He querido editar esta entrada, para añadir esta foto que me ha pasado Dreu. Es de la noche del 21 de marzo, llegando al Lago Ness, con la luna llena reflajada en sus aguas... Fue un momento mágico.
Os la dejo aquí para que la veáis.