15 de agosto de 2008

La Isla del Reo: El Desenlace

Por fin el pasado lunes pudimos terminar la aventura de rol que comenzamos el 30 de abril: La Isla del Reo: El Inquisidor. Podeis consultar la entrada-resumen de aquella sesión de juego aquí.

Este lunes, eramos un jugador más. Se unió a nuestras filas Galathea, una chica que llevaba tres días sobrevviendo a duras penas por la ciudad y que nuestros personajes se encontraron en un momento crítico...

La sesión comenzó cuando estaban reunidos en casa de Ana, la bruja amiga de Hilda. Aun era de noche, cuando tramaban un plan para asesinar a Leopold, el Grande, el Inquisidor. En ese momento, alguien tiró por la ventana una piedra con una nota que decía: "No cometáis el error de asesinar a Leopold sin antes encontraros conmigo. Nos vemos en el cementerio de la ciudad en una hora." No decía nada más.

Así, nuestros personajes se dirigieron al cementerio. De camino, escucharon un grito de una chica, y al acercarse, vieron que se trataba de Galathea, nuestro nuevo personaje, que un rufián la estaba violando en un callejón!! Aunque ella solita pudo liberarse de él, nuestros personajes la ayudaron.
Casi al llegar al cementerio, en el barrio en ruinas que lo antecede, se toparon con Og'Jerro, el gran mutante que tiene atemorizado a gran parte de la población.
Iban caminando por la calle que conduce al cementerio, cuando escucharon su gruñido, y todos se prepararon para lo que viniera... Nephrops, el negro enorme, se escondió en un edificio, donde resultó estar el mutante. Su encuentro fue fatal, pues salió del edificio atravesando la pared, por el golpe que éste le había propinado.

Tras un pequeño asalto, en que las brujas salieron huyendo al cementerio y el resto luchando contra la bestia, apareció una figura misteriosa, salvando al monstruo en el último momento. Se trataba de Glonnar, un elfo de la banda de los Hijos de Össoro. Éste les dijo a los personajes que no matraran a Leopold, que no rompieran el orden establecido en la ciudad, y sin más se marchó.

Ya libres de la bestia, los personajes fueron al cementerio.
Allí, al entrar, las puertas se cerraron, y tras unos minutos buscando, apareció otro misterioso "hombre". Se trataba de un vampiro, que les dijo que a él no el precupaba la muerte de Leopold, sólo les pediría que le quitaran una cosa, para que se la trajeran. Aunque no era él quien les diría qué cosa. Debían ir al puerto, pues con las primeras luces de la mañana, llegaría alguien que les diría qué objeto de Leopold debían robar.
Los personajes preguntaron por qué razón debían ayudarle. Y entonces el vanpiro émpujó a Ana, la bruja, al interior de una de las fosas comunes del cementerio, donde miles de cadáveres la enterraron entre los cuerpos putrefactos, y desapareció.
Si querían volver a verla con vida, debían traerle aquel objeto. Además, él les proporconaría un conducto de salida de la ciudad... Oferta más que a considerar.

Así, marcharon al puerto. Allí llegó un barco, como él había dicho. pero llegó tocando la alarma de que descargaba a un monstruo... Se trataba de una chica, embarazada, con una herida de incisivos en el cuello... ¡Otra vampira! La cogieron y desaparecieron antes de que viniera la guardia para neutralizar al monstruo.

En casa de Ana, la chica embarazada despertó, y les dibujó una espada bellísima. Ése era el objeto que debían recuperar. Entonces los personajes debieron decidir su siguiente paso, y la mayoría se decantaron por regresar al cementerio. Lo hicieron todos menos Nephrops.
En el cementerio no había nadie. Allí dejaron a la chica embarazada, y marcharon, pues la procesión de difuntos donde debían atentar contra Leopold debía comenzar en breve.
Se reunieron de nuevo en casa de Ana. De allí se dividieron, Nephrops, Hilda y el viejo sin nombre fueron a la Plaza del Pueblo, donde los Inquisidores se unirían a la procesion. Y el resto, por su parte, se unieron a la procesión en la Plaza de los Ladrones.
Todos se reunieron en la Plaza del Pueblo, y fue cuando al fin vieron a Leopold. Éste encabezó entonces la marcha. Cuando ya salían de la plaza, algo debió ocurrir en la cabeza que conmocionó a todos... ¡Los negros estaban atentando contra Leopold!
Pero fueron reducidos. Parecían atacar desde un edificio, pero la amenaza no duró. Nuestros personajes decidieron aprovechar ese momento de confusión para atacar.

Se presentaron frente a la cabeza de la procesión, y fueron reduciendo de uno en uno (o de dos en dos) a los soldados de la inquisición que trataban de defender a Leopold. Pero al fin lograron llegar a él.
Debo destacar la acción de los magos, en especial del viejo, pues neutralizó a muchos de los guardias, y creó una nube de humo alrededor de Leopold que ayudó a terminar con él. Además, Eobeth, que se convirtió en un jeti de las nieves y mató y descuartizó a diestro y siniestro.
Tuvimos algún herido a considerar, Macsand y Galathea sufieron grandes heridas, pero no debimos llorar bajas.
Al final, fue Hilda quien logró alcanzar a Leopold, le clavó su daga y fue a tomar su espada, en el interior de la nube de humo. Fue entonces cuando llegó Nephrops por detrás, y ensartó a Leopold con su sable. Éste se vio herido, sorpendido e indefenso, aunque no llegó a morir. Y cuando la nube de humo se disipó, se encontró cara a cara con Hilda, que salió corriendo con Nephpros, y con la espada.

El hechizo del viejo de crear unas arenas movedizas, detuvo a la guardia, con la ayuda de la niña bruja, que quedo atrás... Y nuestros personajes lograron huir hasta el cementerio.

Allí el vampiro misterioso les pidió la espada. Pero ellos se negaron a entregarla sin antes unas respuestas. Él les entregó a Ana sana y salva y les hizo pasar a la negra iglesia del cementerio. Allí una vieja les propuso un juego de cartas, el que le ganara podia hacer una pregunta.
Cinco de nuestros jugadores pudieron preguntar, y muchos desperdiciaron sus preguntas, otros no tanto... Pero el caso fue que en ese momento, se apagaron todas las luces, y los relámpagos sonaron más allá de las vidrieras, y así nuestra sesión de juego llegó a su fin...

¡Otro día más!



Ah... Por cierto, esa espada, para los curiosos, se llama Siglaia, la Trilliza, y como os dije, tiene un destino tan grandioso que no podríais si quiera vosotros comprender... Ya habéis escrito vuestra parte de la historia, "recuperándola" de Leopold, y haciendo que continúe su camino.

Otra nota freak de la historia, es que la vampira embarazada de la historia iba a ser el presonaje de Cristina, si hubiera podido venir a jugar, y además, que el hijo que llevaba en su vientre, sería un personaje importante en un futuro lejano...

Espero que os gustara!!!!



y... chicos, por favor, he perdido mi piedra del Muro de Adriano... Quiero que aparezca!



PS: A ver si Mari Luz me pasa la foto en que representábamos el momento en que Hilda y Nephrops atacaban a Leopold!! Y así la pongo aquí!!!








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3 comentarios:

Favole dijo...

Bueno, yo tengo algunas cosas que comentar...
La verdad es que la sesión fue genial, me lo pasé muy muy bien y hubo varias sorpresas inesperadas. El bicho ese, Oj Herrol, alias "Ojarrón", estuvo muy bien, me gustó mucho la idea. Lo de la nota también estuvo muy chulo (¡espero que encuentres la piedra pronto!)
Sin embargo, a mi juicio, el final fue muy chof... No sé, esperaba una aclaración, un por qué de todo, una respuesta al juego, unas motivaciones... Y me quedé como al principio, con la diferencia de haber hecho no sé cuántas horas de juego... En mi opinión ni mucho menos está acabado, pero yo no soy el máster...

Bueno, eso es todo. Lo dicho Chris, espero que encuentres la piedra, es una gran faena, pero fijo que anda por algún lado :)

Ciaopo!

M.

Lydia dijo...

Eclipse de Lunaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

:D

Fdo: Hermenegilda.

Anonymous dijo...

Fue una grata sesión rolera, si señor. Me gustó mucho la conexión entre Sir Christian el narrador y la música de Conan (¡en según que momentos pareció estar ensayado y todo!)Estuvo muy bien por parte de todos, ahora que recuerdo me dejé un frasquito sin utilizar, ahora tengo curiosidad.

P.D.: Christian, tengo tu piedra y tus cedeses. A ver si nos vemos pronto.

Un saludo
Att. Anónimo desanonimado

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