8 de agosto de 2008

La Última Batalla de las Guerras de la Sangre

(...)

Al poco de aquello se libró la Última Batalla de las Guerras de la Sangre. Aquel día murieron muchos elfos, la contienda fue grandiosa... Del lado de Efgo, de Yandalath, luchaban sus tres hijos, Örlogo, Ëtiro y Lándaro. Junto a Aradán, de Assëe, combatían Edön, de Cardonón, Líamo, de Quivarén, Assär, de Firindain, y muchos más valientes... Aquella batalla será siempre recordada en los anales del tiempo. Efgo, evitando a Aradán, dirigió un flanco, dejando el centro de la fuerza a Örlogo y a Lándaro. Éste último se vio sorprendido por Aradán, que lo combatió con tal furia que no llegó a ser adversario para él. El hijo de Efgo murió entonces.

El flanco en que luchaba Efgo, fue dirigido en su contra por Edön, de Cardonón, y cuando ambos se encontraron pareció detenerse el tiempo. Se dijeron palabras muy fuertes, y apelaron a antiguos rencores. Entonces se enfrentaron, pero el grandísimo poder de Edön no le fue suficiente, y Efgo lo derrotó, hiriéndolo sin dejarle morir... En ese momento apareció Líamo, de Quivarén, y se enfrentó a Efgo. LLegó volando a lomos de su dragón, y ambos contrincantes libraron un épico combate alado. Los dos guerreros sobrevolaron el campo de batalla, y ambos ejércitos los observaron en mitad de la lucha. Pocos llegaron a verlo allá arriba, pero Praetorius, el dragón de Líamo, logró alcanzar en la veloz refriega a Emperor, la bestia negra de Efgo, y éste cayó desde lo alto. Antes de impactar con el suelo, Emperor, moribundo, salvó con su cuerpo a su amo, y así Efgo logró sobrevivir a la caída.

Una vez en tierra Efgo, llorando por la pérdida de Emperor, se puso en pie y divisó a Aradán, que atendía al herido Edön en medio de la multitud. Ambos se miraron, y comenzó el combate entre los diestros guerreros...

Ya pocos soldados quedaban en pie cuando ellos dos se enfrentaron, pero no importaba, pues el resultado de aquel enfrentamiento, entre Reyes, sería decisivo en la contienda. La lucha duró horas, y ninguno dio signos de abatimiento, hasta que Edön, desde el suelo, creyéndose muerto, y sumido en la culpa por haber confiado en Efgo, lanzó un poderosísimo hechizo sobre el bastón de Aradán. La energía desatada decidió la lucha, y provocó el cataclismo que partió la Tierra de Aradán en incontables islas...

Efgo fue derrotado, pero logró huir. A pesar de ello, terminaron las Guerras de la Sangre, y él jamás regresaría a aquellas islas...


(Continuará...)




Extraído de la Alta Estirpe de Yandalath, los Castigados
Los Doce Navíos Elfos

Memorias Olvidadas
Darka Treake
www.modt.net










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1 comentarios:

Gittana dijo...

NECESITO EMPEZAR DE NUEVO, ME PERDI MUCHO...

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