3 de octubre de 2008

El Cuento de Lyda de Lis: Todo lo que tengo.

Hola!!
Os escribo directamente desde las Islas Afortunadas.
Llevo aquí cuatro días, y ya me siento como en casa. Aun no han empezado las clases, así que estoy disfrutando sin obligaciones ni responsabilidades de unos buenos primeros días.

Pero bueno, además de deciros que sigo vivo, aunque lejos, venía a hablaros un poco sobre el proyecto que llevo entre manos (aunque sería más apropiado decir que lo llevo en la cabeza, pues aun no he comenzado a escribir nada oficialmente).
Os hablo del Cuento de Lyda de Lis. Quería dejaros aquí un "todo lo que tengo". Esto es un pequeño resumen con las ideas que ya tengo sobre lo que será el cuento. Me sirve para organizarme yo, y para ir contándoos. Ahora bien, todo esto no son más que ideas en la cabeza, y por lo tanto, sujetas a cambios.

Os cuento:


Lyda de Lis era una muchacha preciosa, pelirroja, joven y muy sola. (Ya tendréis una descripción que supere las siete palabras más adelante).
Lyda estaba aprendiendo a canalizar y utilizar en su favor la magia mutable, pero aun tenía algunos problemas en ello: Era capaz de convertirse a voluntad en muchas cosas, o convertir unos objetos en otros, pero en ocasiones se le iba de las manos... Ocurría que a Lyda a veces le daban hipos repentinos, sin que pasara nada, salvo si tenía tres hipos seguidos... Entonces algo sucedía a su alrededor... Algo podía cambiar de forma repentinamente, pero en los peores casos, era ella la que se transformaba en un monstruo horrendo...

Lyda vivía en una pequeña casita, situada en la falda de un volcán habitado por un poderoso dragón llamado Mëryl, el Dorado. Muchos eran los valientes que se habían atrevido a enfrentarse al dragón, aunque ninguno aun había regresado de tal encuentro.
A Mëryl poco le preocupaban estos cazadores incrédulos. Él era tanpoderoso que se había enfrentado incluso a los Diosesen épocas remotas... Y sin ánimos de andar matando a aquellos valientes que pretendían darle caza, había hecho un trato con un demonio oportunista...
Gingoen, uno de los Demonios Resentidos de Orfgod, estaba sacando partida de todos aquellos pobres incautos que escalaban el volcán en busca de Mëryl. Cuando ya desfallecían en su busca del dragón, se les aparecia y les ofrecía un trato: Él les ayudaría en su causa, a cambio de que le vendieran su alma...
Y muchos habán sido los convencidos... Existía un lugar, donde todos aquellos cuya alma pertenecía a Gingoen, dormían en un sueño eterno y sujeto a los caprichos del demonio. Sus cuerpos se erigían transformados en estatuas de piedra, el últimos de los sarcasmos del caprichoso demonio...

Lyda, que le encantaba transformarse en pajarillo y revolotear remontando el volcán, una vez dio con ese lugar, y allí se encontró con todas aquellas estatuas de piedra.
De todas ellas, una le llamó la atención. Se trataba de la estatua de Dristan McKeltar, un guerrero de las tierras altas que había partido, incauto, a desafíar al dragón. Como los demás, había caido presa de las promesas de Gingoen, y ahora descansaba allí en forma de piedra.
Lyda se enamoró entonces de él, de su estatua, y de su historia. Y desde entonces acudía allí amenudo, y con su magia lograba transformarse en un sueño para la estatua de Dristan McKeltar, en el cual se convertía en un hada preciosa, y ambos hacían el amor...

Entonces, Lyda descubrió que su fantasía llegaría a su fin, ya que cuando aquella luna menguara por completo, Dristan perdería su alma, y ya no podrían volver a encontrarse en sueños.
En ese momento comenzó la cruzada de Lyda: Decidió reunir a las demás brujas y hechiceros para que le ayudaran a invocar a Gingoen, el Demonio Resentido imaginado en la Impotencia de Orfgod. Ella misma había hecho un pacto con él, si lo invocaba, el demonio permitiría que Lyda y Dristan estuvieran juntos para siempre...

En su cruzada por invocar al demonio, Lyda se encontraría con muchos y diferentes personajes: Mircea, la Señora que guarda la entrada; Lluvia, la Señora de la Tormenta; la hechicera Sanae; la bruja Lendaia; Genomo, el chamán duende; Gudrun, la bruja que habitaba el gran volcán; Murtagh, un gran hechicero que la ayudaría persiguiendo sus propios propósitos... Entre otros que me reservo...
Sé algo de algunos personajes. Sé poco de unos y más de otros, pero de ellos ya os iré hablando. No quiero extenderme mucho más.
Además, no quiero desvelaros tampoco el final que tengo en mente. El que me haya leído, sabrá que los finales felices y bonitos no son lo mío...

Este cuento es uno de los Resentidos, los cuentos que narran cómo fueron liberados en el mundo los terribles demonios que combatirían en la Guerra de la Roca tratando de arrasarlo todo en nombre de Orfgod... Pero ello pertenece ya a una historia aun más grandiosa, la de todo un mundo...


Pronto vuelvo con más!!!

4 comentarios:

Favole dijo...

Chico, eres una verdadera máquina...
El cuento tiene muuy buena pinta; me gusta mucho que haya variedad de personajes. Yo también soy de las que acaban los cuentos con finales no demasiado felices, pero también debe haber excepciones. Tal vez el de Lyda de Lis sea una de ellas... ¿no?
Yo por mi parte estoy ya finiquitando la historia de Las Lágrimas del Monstruo (en breve subiré un trozo) y estoy planteándome hacer un cuento de la entrada que subí al blog sobre el Arlequín. Puede salir un relato muy bonito.

Seguimos en contacto, ¿va?
Un beso enorme:

M.

Lydia dijo...

Fuerte hombre para sacar historias... ¿De donde saldrá tanta imaginación?...

Ay mi madre..
Ya se te echa de menos x aqui ..y acabas de irte...si es que, menos mal que me voy de escapadita...en fin...

Besazos mil...Dristan


Ly

El Peregryno dijo...

Me gusta lo que he leído Darka, espero poder leer muchas cosas tuyas tanto aquí como en tierras de Icaria; un saludo y que vaya bien!

La niña de los ojos tristes dijo...

QUIERO MÄS!!!

sin más comentarios :P

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