7 de diciembre de 2009

El CuentaCuentos: Desde lo alto de la loma, vio asustado como la niebla penetraba incluso en las casas.

Desde lo alto de la loma, vio asustado como la niebla penetraba incluso en las casas. No era una neblina normal, de esas que lo inunda todo en un tono blancogris, que se forma en los bosques lúgubres de otros cuentos. Ésta era de un tono púrpura como si aquel momento no fuera real. Se preguntó si aquello podía ser un sueño, pero su conclusión fue que si estuviera durmiendo, y se hubiera hecho consciente, entonces se habría despertado. Y seguía ahí, viendo ese manto púrpura cubrir todo el valle, ocultando los campos y las casas, ahogando los rebaños. La visión era tan impresionante desde ahí arriba… Todo parecía mentira. Aquella loma estaba situada en el centro del valle, cual altar de rey magnánimo. Y sentado en su trono de pasto, observaba la neblina envolver todo a su alrededor.

¿Sabes esos momentos en que eres consciente de que lo que ocurre no está ocurriendo, o que no durará, o que es tan frágil que debes acariciarlo despacio, saborearlo, pues en cuanto acabe lo añorarás como a una necesidad que ha estado ahí siempre? Aquello era esa niebla, ese momento.

Se sintió tentado a descender de su loma, a bajar y respirar aquel aroma púrpura. A embriagarse con la satisfacción de que lo que ocurre no es real, y por eso no importa. Pero pensó que tal vez moverse sería un riesgo en ese sueño frágil. Permaneció, entonces, muy quieto en su trono, en lo alto de la loma, viendo a la neblina bajar por el valle como un espectro.

El espectáculo duró un largo rato, suficiente como para acabar saciado. La neblina púrpura recorrió cuantos territorios circundaban la loma, y los campos fueron dejando verse de nuevo. El bosque apareció en su tono verde oscuro, alarmando de la realidad, y las casas fueron surgiendo de entre aquellos colores imposibles. Primero el campanario, en remoto silencio; después los primeros molinos, quietos para no romper la magia; los graneros y hogares se dejaron ver, y poco más allá, el riachuelo regresó con su cantar melódico. Cuando los rebaños volvieron a balar, se dio cuenta de que todo terminaba.

La neblina se marchó como había llegado, y él quedó subido a la loma, sin comprender lo que acababa de pasar, preguntándose si era el momento de despertar…





Para saber cómo bajaron otras neblinas, penetrando en otras casas:

7 comentarios:

Cristina Puig dijo...

Inquietante relato Darka, me gusta mucho la asociación que haces de la niebla con las sensaciones. ¿Está en la página de El CuentaCuentos? me voy a pasar por ahí algún día, me hablaste de ella muy bien. Un abrazo! (¿ya llegaste?)
Cris

Klover dijo...

¡Hola Darka!

Echaba de menos el ritual de leer cuentacuentos :) y más si son viejos conocidos como es el caso :P

Te ha salido un relato muy visual y que se bebe como un buen vino...un vino púrpura, pongamos el caso.

¡Nos leemos!

Carlos dijo...

El color de ese estadio intermedio y desconocido donde habita la incertidumbre, donde los sueños parecen y la realidad se desconoce, es púrpura! :)

Nos dejas con el misterio de si despertó o no pero con el buen sabor de ese momento.

Un abrazo quillo

Iskandar dijo...

¡Eres bueno tio!, muy bueno. Creo que todo hemos notado la neblina despedirse de la pantalla de nuestro ordenador. Buena elección si señor, la del color de la fuente. Acertadísimo.

A ver si nos vemos pronto crack.
Te tengo que contestar al email, no me he olvidado.

¡Un abrazo!

cimujo dijo...

Muy visual, se me ha hecho fácil el recrear en mi mente las imágenes.
¿al final despierta?

Te seguiré leyendo :-)

Esther dijo...

Hola:

Te llevo viendo por ahí hace algún tiempo, por El cuentacuentos, por el Foro de Nunca Jamás, por los blogs de Maat... Y hoy pensé:

- Vamos a ver qué tiene Darka.

Qué decirte, que me gustó mucho. Lo estuve viendo todo y es como que me creó una sensación de tranquilidad... Y me recordó a los sueños, ese mundo fantástico, paralelo, donde podemos hacer cosas que en esta realidad no haríamos. Ese es un mundo genial, me parece incluso mejor a veces que la realidad y cada noche, me acuesto pensando en qué nuevas aventuras viviré, aun aunque normalmente, ni me acuerde al despertar y sueñe con tonterías.

Supongo, que en la realidad, hay imágenes que aún te pueden sorprender por las sensaciones que te despiertan.

Un saludito y sigue escribiendo siempre :)

*Sechat* dijo...

¡Dios mío, qué desazón y qué intranquilidad! Menos mal que todo acabó, aunque claro igual que sucedió esa vez, puede volver a regresar, ¿no es cierto? Un abrazo.

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