Acabo de escribir la historia de Ülathar, a ver si os gusta, os la muestro después del mapa que me ha hecho la artista y buena amiga Yanina Fiorio Pettina para Historia de una estatua de piedra, que se desarrolla en este vasto continente, cuento que será publicado en junio, espero.
¡Me encanta!
Podéis compararlo con el original aquí:
(Atlas Histórico de Mi Mundo)
El Continente Nuevo de Ülathar surgió durante el Gran Cataclismo, cuando diera fin la Edad de los Elfos, y diera comienzo la de los Hombres. Entonces, el Mundo convulsionó, pues al Otro Lado el poderoso dragón Mëryl, el Dorado, se batió en duelo con Ssuhl, el Dios Muerto. Éste golpeó desde gran altura a la bestia, y así Mëryl se estrelló contra el suelo y atravesó el Mundo. Así, surgió el inmenso continente, pues la tierra que había al otro lado, hasta ahora sumergida, nació en mitad del océano. En su centro surgió un enorme volcán, el monte más alto de todo ese Mundo, lugar por el que el dragón atravesó de un lado al otro. Desde entonces Mëryl, el Dorado, moró el Gran Volcán, buscando la forma de regresar.
El vasto continente surgido permaneció deshabitado por largo tiempo, pues no eran más que desiertos y montañas lo que quedaron en su superficie, hasta que los elfos comenzaron a explorarlo. Aún se levantan poderosos bastiones gobernados por los elfos marinos en sus costas en recuerdo de aquella época. Pero éstos no fueron los únicos en acudir hasta allí.
Muy lejos, en la Tierra Prohibida de Hiria, en aquel extenso continente cubierto en su mayoría de jungla, convivían los elfos de Hirinen, los Olvidados, con los Siluallüi, uno de los linajes de los hombres. Éstos, tras tanto tiempo en harmonía con los elfos, habían sobrepoblado la Tierra de Hiria. Eran tantos, que comenzaba a ser un problema, y los elfos decidieron navegar con grandiosos navíos rumbo al Continente Nuevo de Ülathar, enviando grandiosas cantidades de hombres, un exilio que muchos incluso aceptaron. Así, los elfos poblaron el sur de Ülathar con numerosas familias de hombres. Por aquel momento los vientos y demás acciones del tiempo habían hecho crecer una enorme selva al sur del Gran Volcán, ocupando vastos territorios hasta llegar a la costa al sur. El continente quedaba dividido por una tremenda cordillera que lo dividía de oriente a poniente, dejando al norte los extensos Desiertos de Arena, y al sur la enorme selva que ya por aquel entonces llamaron Agana. Aun así, al sur de las montañas, quedaron grandes sabanas que jamás se cubrirían de selva. Los hombres que trajeron los elfos terminarían ocupando así toda la mitad sur de Ülathar, tanto las espesas selvas de Agana, como las Sabanas de las Tribus Chagna, al oeste, y la de Athad-Dil, al este.
Además, en torno al segundo milenio de la Edad de los Hombres, los elfos de Gelidén, los amantes de las estrellas, navegaron también hasta el Continente Nuevo de Ülathar, cambiándolo todo. Fue Elean, nieto de Gala, hermana de Golodán, Rey de Catai, que en un arrebato se enfrentó a todos y se dispuso a marchar. Al llegar a las costas más orientales de Ülathar levantó allí una ciudad, a la que llamó Nilith. Allí vivió mucho tiempo, dominando la Sabana de Athad-Dil. Tuvo cinco hijos, que como fueron criados en el rencor, se pelearon mucho por su trono, hasta el punto de que dos de ellos decidieron partir al norte, cruzando las montañas que dividían el continente. Al otro lado quedaban los enormes Desiertos de Arena, que eran cruzados de sur a norte por un caudaloso río, y en sus orillas encontraron una zona cultivable que fue el nacimiento de una alta civilización. Ellos fueron Lucinea y Ahelaz, hermanos que se casaron, y desataron la Guerra del Desierto, que terminaría con Nilith y su padre. Ellos dos, sintiéndose dueños de los Desiertos de Arena, levantaron los Reinos de Perittia, fundando su Primera Dinastía. Abrazaron entonces la fe de Ssuhl, el Dios Muerto, y la hija que tuvieron allí engendró el miedo en el Mundo. La llamaron Nathara, y de ella dijeron ser la primera vampira.
Los elfos de Perittia, siguiendo su credo, terminaba entregándose a la no vida, y así, Lucinea y Ahelaz ordenaron construir un enorme mausoleo en forma de una inmensa pirámide, a la que llamaron Thi. Allí se encerraron para siempre, como voto a Ssuhl, lo que hizo que Nathara, su hija, se convirtiera en Faraona de la Dinastía de Perittia. Con ella comenzaría la pesadilla, que terminaría con toda su civilización, de la cual quedan hoy tan sólo aquellas majestuosas pirámides.
Los elfos de Perittia hicieron incursiones en los Desiertos de Ceniza, cruzando el Mar de los Aullidos, hacia el este, para traer ingentes cantidades de esclavos. Los hombres se vieron obligados a servir a los elfos, lo cuales hicieron de ellos la máquina de construcción de aquellos tremendos mausoleos, además de enormes palacios y monumentos. Los esclavos sirvieron bien a los perittios, incluso llegando a abrazar su fe a Ssuhl, el Dios Muerto… Éstos al final harían caer a los elfos del poder, acabando con la mayoría de ellos. Así los hombres terminarían habitando el norte del Continente Nuevo de Ülathar, pero muchas fueron las invasiones, los cambios y los movimientos, y muchas culturas las que por allí florecieron y sucumbieron a los largo de la historia…
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