La imagen fue extraída del blog Historias de Doncel,
de José Antonio Doncel Dominguez
En Mi Mundo hubo muchas organizaciones, sectas, órdenes o grupos más o menos minoritarios. El denominador común es que todas tenían un objetivo específico, ya fuera religioso, militar o cualquier otro.
Estos días he estado trabajando en la Hermandad del Camino, una orden sacerdotal, de credo cristiano, que exisitó en el Viejo Mundo desde la Guerra de los Mil Años.
Estoy trabajando en ella por dos razones: como trasfondo para un relato que estoy escribiendo, que se desarrolla en uno de los bastiones de la Hermandad, y de cara a preparar la sección de cómo crear organizaciones para el curso de Literatura Fantástica: Creación de Mundos, de la Escuela de Formación de Escritores.
La Hermandad del Camino tuvo su origen en la época en que los elfos de la Alta Estirpe de Laentis-Anne habitaron el Viejo Mundo, antes de que los hombres representaran una amenaza para ellos. En esa época establecieron puntos estratégicos, generalmente a lo largo de las vías que construyeron cruzando el continente. Tenían el objetivo de vigilar dichos caminos, de dar alojamiento y provisiones a los viajeros, mantener un sistema de correo, etc. No fue hasta más tarde cuando se le dio fines militares.
Estos bastiones (como los llamaron después) cayeron en desgracia paulatinamente durante la Guerra de los Mil Años, a medida que los elfos fueron perdiendo sus territorios en el Viejo Mundo. Pero durante la Paz de Cartesse, en el año 339, se reestablecieron, en acuerdo con los pridonios, helenos y gonotes. En ese momento se establecieron las bases para su continuidad, dotándolos de ciertos privilegios: gobierno soberano e independiente sobre sus territorios (los bastiones); obligación por parte de los gobiernos donde se hallaban de dotarlos de defensa militar; mecanismos para mantener un sistema de correo, etc. Por otra parte, su obligación era proteger a los viajeros y vigilar los caminos. Sentadas las bases en el Tratado de Cartesse, y dada su utilidad durante lo que quedaba de la Guerra de los Mil Años, los bastiones prosperaron, y una vez acabada la guerra, se respetó lo firmado en el Tratado. En ese momento, en el S. V, los elfos de Laentis-Anne se marcharon del Viejo Mundo, por lo que la Hermandad del Camino quedó integrada solo por hombres.
En el S. IV, al reestablecer la Hermandad, se estaba imponiendo con fuerza el cristianismo en el Viejo Mundo, y la orden, en parte por convicción, y en parte por supervivencia, adoptó ese credó. Los elfos lo permitieron, pues sabían que su tiempo se acababa allí, y porque en realidad la Hermandad cumplía su fin, aunque fuera en nombre de un dios ajeno.
Con el tiempo, y una vez que la guerra acabó, la Hermandad quedó aislada en un continente que se sumió en una época oscura. Tras la Guerra de los Mil Años, cuando los elfos se marcharan, el Viejo Mundo quedó bajo gobierno de los hombres, cuyos imperios, reyes y ciudades-estado debieron arreglárselas para progresar. Fueron siglos de guerras y las fronteras se redibujaron continuamente. Casi siempre respetaron lo firmado en el Tratado de Cartesse, permitiendo a la Hermandad del Camino continuar su objetivo, y los bastiones se relacionaron con los reinos donde se encontraban de diferentes maneras: sirviendo vasallaje o incluso recibiendo diezmos por su labor. Poco a poco la Hermandad se fue escindiendo de la iglesia cristiana, que se hizo con el poder del Viejo Mundo por encima de gobiernos, reyes y naciones. La hermandad mantuvo su idiosincracia y peculiaridades, como la endogamia, su fervor religioso y primitivo, y su objetivo primordial: cuidar a los viajeros. La Hermandad se hizo hermética, en respuesta al caos que imperó en el Viejo Mundo durante los primeros siglos tras la Guerra de los Mil Años, y tal vez gracias a eso sobrevivieron. Mantuvieron privilegios que no se le concedía a otras órdenes religiosas, como la posibilidad de tener hijos a los propios sacerdotes, siempre que fuera con mujeres de la Hermandad.
La secta prosperó, tratando de ser fiel a su causa original, y todo lo independiente de la iglesia que pudieron, manteniendo un sistema interno que le permitió la supervivencia.
Llegaron incluso a acuñar su propia moneda: la Dobla del Camino (escudo de la Hermandad por el enverso, y la silueta del Bastión donde era acuñado del revés), aunque en el S. XV se sutituyó por el Ducado de Venetto, muy extendido en todo el Viejo Mundo.
El relato en que trabajo, del que no quiero hablaros mucho aquí, pues es para enviar a concurso, se situa en el año 1263, en uno de estos bastiones gobernados por la Hermandad del Camino.
Os iré contando sobre él a medida que las circunstancias me lo permitan.
Tipo
Religiosa, sacerdotal
Objetivo
Están apostados en lugares estratégicos del camino, y tienen la función de proteger y alojar a los viajeros, mantener un sistema de correo, y dar aviso ante posibles ataques enemigos.
Son puntos estratégicos y comerciales.
Emblema
Su escudo es la silueta de un ave sobre una cruz cristiana.
Simboliza las gigantescas aves que los elfos usaron antaño en la orden original. La Hermandad la mantuvo como emblema.
Votos
Los votos se hacen al entrar en la Hermandad. A ella pueden formar parte personas de cualquier condición, siempre que sean cristianos y rechacen la magia. Los votos se hacen al cumplir los catorce años, sino se hacen, deben ser expulsados.
Son los siguientes:
· Vigilia. Deben vigilar los caminos y alertar de invasiones.
· Cuidado. Atender con los alimentos suficientes al viajero, ofreciéndole alojamiento si lo precisa.
· Correo. Mantener la correspondencia.
· Perseguir la herejía. Perseguir la magia.
· Pobreza.
· Endogamia.
Origen
Su origen está en la Orden elfa que tenía una función similar, antes de la Guerra de los Mil Años. Durante la Paz de Cartesse la constituyen, por consejo elfo, y después permaneció enre los hombres. En sus inicios participaron en ella también elfos, pero ahora solo son hombres.
Está formada por voluntarios, exiliados, castigados, o que fueron huérfanos o abandonados al nacer.
Organización
Cada bastión que gobiernan es autónomo, pero todos colaboran y operan en comunión.
Cada bastión tiene su propio líder, elegido en democracia entre los líderes del resto de bastiones. Se reúnen en cónclave una vez al año en un bastión diferente, de este a oeste.
Vasallaje y Territorio
Se organizan en bastiones, fuertes o poblaciones en puntos estratégicos del Viejo Mundo.
Los bastiones son independientes de otras naciones, aunque en ocasiones tienen relación con ellas, por encontrarse en sus territorios: pueden servir vasallaje u ofrecer un servicio por el cual reciben un pago anual.
Por decreto durante el Tratado de Cartesse, los gobernantes de las tierras donde se encuentran, deben provisionarlos de un ejército en caso de necesidad.
Credo
Son cristianos.
Idiosincrasia
Los habitantes de los bastiones de la Hermandad son endógamos. Entre ellos, hasta a sacerdotes se les permite tener hijos. Por ello, no son bien vistos por el resto de la iglesia. Constituyen una secta, de origen cristiano, pero desvinculada parcialmente. En todo caso, por contrato les pertenecen los bastiones desde el S. V, y fueron respetados. Hacen voto de pobreza, y los líderes manejan el dinero que obtienen del comercio, además ostentan el poder militar sobre las tropas asignadas.
Bastiones
Durante el Tratado de Cartesse, se decidió que la Hermandad ocuparía los antiguos enclaves que los elfos usaron con tal fin. A menudo eran monasterios, ciudadelas o atalayas en lugares remotos o encrucijadas sobre las antiguas vías elfas que cruzaban el Viejo Mundo. En algunas ciudades se les permitió tener delegaciones, y se establecieron enclaves en lugares más o menos remotos, con el objetivo de alertar de posibles invasiones.
Los Bastiones fueron llamados por los elfos Thor + nombre (por ejemplo: Thor Addil). En muchos sitios se les mantuvo el nombre original elfo, pero no siempre.
Sólo os diré que el relato que estaba (nota: lo terminé antes de publicar esta entrada) transcurre en Thor Addil, situada en la Vía Consular, que cruza el Viejo Mundo de oriente a occidente, en paralelo al Río Largo, en la encurcijada entre las ruinas de Torres Mirdan, Torres Sillian, y el occidente.
Estos días he estado trabajando en la Hermandad del Camino, una orden sacerdotal, de credo cristiano, que exisitó en el Viejo Mundo desde la Guerra de los Mil Años.
Estoy trabajando en ella por dos razones: como trasfondo para un relato que estoy escribiendo, que se desarrolla en uno de los bastiones de la Hermandad, y de cara a preparar la sección de cómo crear organizaciones para el curso de Literatura Fantástica: Creación de Mundos, de la Escuela de Formación de Escritores.
La Hermandad del Camino tuvo su origen en la época en que los elfos de la Alta Estirpe de Laentis-Anne habitaron el Viejo Mundo, antes de que los hombres representaran una amenaza para ellos. En esa época establecieron puntos estratégicos, generalmente a lo largo de las vías que construyeron cruzando el continente. Tenían el objetivo de vigilar dichos caminos, de dar alojamiento y provisiones a los viajeros, mantener un sistema de correo, etc. No fue hasta más tarde cuando se le dio fines militares.
Estos bastiones (como los llamaron después) cayeron en desgracia paulatinamente durante la Guerra de los Mil Años, a medida que los elfos fueron perdiendo sus territorios en el Viejo Mundo. Pero durante la Paz de Cartesse, en el año 339, se reestablecieron, en acuerdo con los pridonios, helenos y gonotes. En ese momento se establecieron las bases para su continuidad, dotándolos de ciertos privilegios: gobierno soberano e independiente sobre sus territorios (los bastiones); obligación por parte de los gobiernos donde se hallaban de dotarlos de defensa militar; mecanismos para mantener un sistema de correo, etc. Por otra parte, su obligación era proteger a los viajeros y vigilar los caminos. Sentadas las bases en el Tratado de Cartesse, y dada su utilidad durante lo que quedaba de la Guerra de los Mil Años, los bastiones prosperaron, y una vez acabada la guerra, se respetó lo firmado en el Tratado. En ese momento, en el S. V, los elfos de Laentis-Anne se marcharon del Viejo Mundo, por lo que la Hermandad del Camino quedó integrada solo por hombres.
En el S. IV, al reestablecer la Hermandad, se estaba imponiendo con fuerza el cristianismo en el Viejo Mundo, y la orden, en parte por convicción, y en parte por supervivencia, adoptó ese credó. Los elfos lo permitieron, pues sabían que su tiempo se acababa allí, y porque en realidad la Hermandad cumplía su fin, aunque fuera en nombre de un dios ajeno.
Con el tiempo, y una vez que la guerra acabó, la Hermandad quedó aislada en un continente que se sumió en una época oscura. Tras la Guerra de los Mil Años, cuando los elfos se marcharan, el Viejo Mundo quedó bajo gobierno de los hombres, cuyos imperios, reyes y ciudades-estado debieron arreglárselas para progresar. Fueron siglos de guerras y las fronteras se redibujaron continuamente. Casi siempre respetaron lo firmado en el Tratado de Cartesse, permitiendo a la Hermandad del Camino continuar su objetivo, y los bastiones se relacionaron con los reinos donde se encontraban de diferentes maneras: sirviendo vasallaje o incluso recibiendo diezmos por su labor. Poco a poco la Hermandad se fue escindiendo de la iglesia cristiana, que se hizo con el poder del Viejo Mundo por encima de gobiernos, reyes y naciones. La hermandad mantuvo su idiosincracia y peculiaridades, como la endogamia, su fervor religioso y primitivo, y su objetivo primordial: cuidar a los viajeros. La Hermandad se hizo hermética, en respuesta al caos que imperó en el Viejo Mundo durante los primeros siglos tras la Guerra de los Mil Años, y tal vez gracias a eso sobrevivieron. Mantuvieron privilegios que no se le concedía a otras órdenes religiosas, como la posibilidad de tener hijos a los propios sacerdotes, siempre que fuera con mujeres de la Hermandad.
La secta prosperó, tratando de ser fiel a su causa original, y todo lo independiente de la iglesia que pudieron, manteniendo un sistema interno que le permitió la supervivencia.
Llegaron incluso a acuñar su propia moneda: la Dobla del Camino (escudo de la Hermandad por el enverso, y la silueta del Bastión donde era acuñado del revés), aunque en el S. XV se sutituyó por el Ducado de Venetto, muy extendido en todo el Viejo Mundo.
El relato en que trabajo, del que no quiero hablaros mucho aquí, pues es para enviar a concurso, se situa en el año 1263, en uno de estos bastiones gobernados por la Hermandad del Camino.
Os iré contando sobre él a medida que las circunstancias me lo permitan.
Ficha de la organización
Tipo
Religiosa, sacerdotal
Objetivo
Están apostados en lugares estratégicos del camino, y tienen la función de proteger y alojar a los viajeros, mantener un sistema de correo, y dar aviso ante posibles ataques enemigos.
Son puntos estratégicos y comerciales.
Emblema
Su escudo es la silueta de un ave sobre una cruz cristiana.
Simboliza las gigantescas aves que los elfos usaron antaño en la orden original. La Hermandad la mantuvo como emblema.
Votos
Los votos se hacen al entrar en la Hermandad. A ella pueden formar parte personas de cualquier condición, siempre que sean cristianos y rechacen la magia. Los votos se hacen al cumplir los catorce años, sino se hacen, deben ser expulsados.
Son los siguientes:
· Vigilia. Deben vigilar los caminos y alertar de invasiones.
· Cuidado. Atender con los alimentos suficientes al viajero, ofreciéndole alojamiento si lo precisa.
· Correo. Mantener la correspondencia.
· Perseguir la herejía. Perseguir la magia.
· Pobreza.
· Endogamia.
Origen
Su origen está en la Orden elfa que tenía una función similar, antes de la Guerra de los Mil Años. Durante la Paz de Cartesse la constituyen, por consejo elfo, y después permaneció enre los hombres. En sus inicios participaron en ella también elfos, pero ahora solo son hombres.
Está formada por voluntarios, exiliados, castigados, o que fueron huérfanos o abandonados al nacer.
Organización
Cada bastión que gobiernan es autónomo, pero todos colaboran y operan en comunión.
Cada bastión tiene su propio líder, elegido en democracia entre los líderes del resto de bastiones. Se reúnen en cónclave una vez al año en un bastión diferente, de este a oeste.
Vasallaje y Territorio
Se organizan en bastiones, fuertes o poblaciones en puntos estratégicos del Viejo Mundo.
Los bastiones son independientes de otras naciones, aunque en ocasiones tienen relación con ellas, por encontrarse en sus territorios: pueden servir vasallaje u ofrecer un servicio por el cual reciben un pago anual.
Por decreto durante el Tratado de Cartesse, los gobernantes de las tierras donde se encuentran, deben provisionarlos de un ejército en caso de necesidad.
Credo
Son cristianos.
Idiosincrasia
Los habitantes de los bastiones de la Hermandad son endógamos. Entre ellos, hasta a sacerdotes se les permite tener hijos. Por ello, no son bien vistos por el resto de la iglesia. Constituyen una secta, de origen cristiano, pero desvinculada parcialmente. En todo caso, por contrato les pertenecen los bastiones desde el S. V, y fueron respetados. Hacen voto de pobreza, y los líderes manejan el dinero que obtienen del comercio, además ostentan el poder militar sobre las tropas asignadas.
Bastiones
Durante el Tratado de Cartesse, se decidió que la Hermandad ocuparía los antiguos enclaves que los elfos usaron con tal fin. A menudo eran monasterios, ciudadelas o atalayas en lugares remotos o encrucijadas sobre las antiguas vías elfas que cruzaban el Viejo Mundo. En algunas ciudades se les permitió tener delegaciones, y se establecieron enclaves en lugares más o menos remotos, con el objetivo de alertar de posibles invasiones.
Los Bastiones fueron llamados por los elfos Thor + nombre (por ejemplo: Thor Addil). En muchos sitios se les mantuvo el nombre original elfo, pero no siempre.
Sólo os diré que el relato que estaba (nota: lo terminé antes de publicar esta entrada) transcurre en Thor Addil, situada en la Vía Consular, que cruza el Viejo Mundo de oriente a occidente, en paralelo al Río Largo, en la encurcijada entre las ruinas de Torres Mirdan, Torres Sillian, y el occidente.
* * *
A la hora de crear organizaciones, éstas son las cosas que considero más importantes: origen, objetivos, organización (interna y de relación exterior), territorios, religión, y sus propios votos. Sus particularidades, características e idiosincracia son muy importantes, son las que definen las organizaciones y su rol en la historia que pretendo narrar, pero su origen e historia son igualmente relevantes, hay que tenerlas en cuenta para comprender cómo es la organización en el "momento presente" (término muy relativo a la hora de crear un mundo). Esta ficha os puede ayudar en el proceso de creación de una organización. Si crees que hay otras dimensiones relevantes que no he contemplado, ¡no dudes en decírmelo! Además, escribir su origen e historia me permiten narrar una historia paralela a la del propio relato para el que servirá.
¿Hay algo más divertido que crear tu propia fantasía?
¿Hay algo más divertido que crear tu propia fantasía?
0 comentarios:
Publicar un comentario