4 de diciembre de 2007

El Cuentacuentos: Las turbulencias presagiaban lo peor

Las turbulencias presagiaban lo peor. Podría ser cierto todo lo que decían, y en ese caso, ya no habría más esperanza. Los dos chiquillos estuvieron escalando la montaña a pesar de la dura ventisca y del temblar de las rocas que servían para agarrarse. Toda la montaña parecía estar viva. Aquella energía no podía pertenecer a este mundo. Nada podría igualarlo. En una de ésas, él fue a aferrarse a una raíz que sobresalía de la roca, y ésta se retorció a voluntad, como si estuviese animada, como si tratase de dejar al chaval que se despeñara montaña abajo.

La subida fue terrible, pero lo lograron. Todo podría ser una leyenda, un cuento para asustar, o incluso una pesadilla... En ese momento todo podía ser, a lo mejor estaban los dos dormidos y todo aquello realmente no estaba ocurriendo. Fuese o no, habría valido la pena aquello. La sensación, la aventura, la osadía... Unos metros más arriba estaba la cima, el extremo más alto del mundo, el techo de todo cuanto existía. Y según decían, ahí habitaba algo que no era mortal, ni de este mundo, ni de ninguno... Y estaba ahí desde hacía milenios, a la espera...

Ella le tomó la mano a él, y éste le sonrió para darle ánimos. Como siempre, lo consiguió, y juntos escalaron los últimos metros. Allá arriba, en lo alto, en el final del cuento, o de la pesadilla, había algo que jamás habrían podido describir con palabras si hubieran logrado regresar... Se trataba de una gran puerta, un tremendísimo arco ojival, cuyas columnas estaba retorcidas y agrietadas, esculpidas por completo con miles de figuras y símbolos. Tras el umbral no se veía el cielo, ni la noche, ni las estrellas... Era un negro infinito que atrapaba la luz, que no la soltaba, y aun así, brillaba en su oscuridad...

No podían creerlo. Todo era cierto. Un cuento que se hacía realidad. No tenía porque acabar bien, pero eso era lo de menos, lo importante es que era real. Ahí estaba la entrada a... el camino a otro lugar. ¿Quién podía saber a dónde?

El gran arco temblaba como si estuviera a punto de desplomarse, pero ambos sabían que aquello no ocurriría. Y sin dudarlo, sin mediar palabra, aferrándose la mano como jamás lo hubieran hecho, echaron a correr hasta llegar al arco. Aquello parecía un terremoto. Las figuras de su superficie, demonios horrorosos advirtiendo que no pasaran, se burlaban de ellos en su forma pétrea, y haciendo eco de un valor insospechado, cruzaron el arco, desapareciendo de este y de cualquier mundo. Al instante, el arco se desplomó cerrando su camino de regreso... La montaña entera se derrumbó, y tras el cataclismo, una gran brecha se abrió tragándose todo en leguas a lo largo... Ese cuento había terminado ahí.

En algún otro lugar inimaginado, los dos pequeños se despertaron. Los dos lo hicieron con un grito. No estaban tomándose la mano, sino abrazándose. Se miraron de cerca, y se dieron cuenta de lo que había ocurrido.
Cuando un cuento termina, otro da comiendo...



Para más supervivientes a turbulentas historias, o no...

6 comentarios:

Klover dijo...

Dichosos los ojos, Darka ^^ que hacía un porrón que no te dejabas ver por cuentacuentos :)

Un relato con chicha y bien narrado...seguramente me equivoque pero...me ha parecido el cuento del paso de una etapa a otra...el salto de la niñez a otras edades más "confusas"

¡Un abrazo y muy buen puente!

Jara dijo...

Ellos lo saben, nadie más y sinceramente creo que da igual. Es su historia. Etapas que empiezan y terminan. Quizás hay que dejarlas atrás, que formen parte de nuestro pasado, de nuestro crecimiento personal, sabiendo que eso pasó y que somos quien ahora vemos. Mañana quizás vuelva a cambiar el cuento.


pd: Si antes hablo, antes te veo por aquí.

Un besazo.

Carlos dijo...

Kaixoo!!! Un relato fantástico. Ni la mayor dificultad puede detener el inmenso poder de la imaginación y sobre todo el de la magia que genera.No se destruye nunca,va cambiando,eternamente renaciendo.
Me alegró mucho volverte a leer!
Un abrazo!

Hellraiser dijo...

Ya ves si hacía tiempo que no se te veía el pelo, no?
Menudo relato nena!
Por instantes me veía delante del portalón circundado de tanto mal petrificado.
Muy bien descrito todo, me gusta!
A ver si nos deleitas con más historias como esta, oki?
Muchos muxus!

Lost girl dijo...

Juas! Me ha encantado!!! ^^
Comentaría más, pero estoy medio muerta ya (maldita fiebre... Eso me pasa por negarme a tomar medicinas XD). De todos modos me has amenizado un buen rato, gracias jeje!
Besos

Niobe dijo...

Cuando un cuento se acaba comienzan muchos más y cada vez que tomamos una elección o un camino, un nuevo relato empieza, dejando otro atrás... Así es la vida...

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

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