12 de marzo de 2008

Firin, Primero de Firindain

Hoy vengo a contaros una curiosidad... Algo que es importante para mí, para este cuento que estoy escribiendo, y que con vosotros me gustaría compartir...

Esta pequeña historia comenzó cuando estaba de viaje. En el verano de 2005 (dios mío, van a hacer tres años ya...), fui con mis padres y mi tía a Beiging, la cual conocemos aquí como Pekín, la ciudad que había sido capital de todo el Imperio Chino desde hacía ya muchísimo tiempo...
Beiging es una ciudad preciosa, me encantó. Es otro mundo. Es incríble pensar que aquella gente tiene una cultura tan diferente a la nuestra, pero cuando vas, y lo ves... Eso ya no tiene nada que ver.
Fue sólo una semana, y me encantó. Visité muchos sitios, y entre ellos, el Palacio de Verano, donde la corte del emperador pasaba las temporadas estivales. Es un lugar impresionante... Precioso. Todo un palacio en medio de un bosque, con un lago inmenso...No me atrevería a intentar describirlo.
En el Palacio de Verano, decía, hay un museo, con antiguas reliquias y objetos. Y de entre todas aquellas, hay una que me maravilló.
A veces pasa, que ves cosas, personas, o lugares, que te evocan directamente una historia, o una idea de un cuento...
Lo que allí encontré, fue la figura de un barco, tallado en madera... Era... Se trataba de un barco antiguo de cuyo casco brotaban como ramas, envolviendo lo que quedaba sobre cubierta, de modo que formaba una bóveda sobre ella.
De verdad, no sé cómo describirlo. Creo que la mejor manera es mostraros la foto que le pude hacer. Fue muy gracioso, porque estaba prohibido sacarle fotos, pero no me pude resistir. Saqué la cámara y le hice un par de fotos mientras la chica que cuidaba no miraba... ¡Y era una sala muy pequeña! Así que con eso os digo todo, para que veáis lo movida que salió.

Aquí os dejo la que salió mejor de las dos...





Todo esto venía a que cuando vi ese barco en el museo del Palacio de Verano me vino la idea para un cuento. O al menos la idea de algo. En aquel momento no supe qué era, pero vi ese barco, navegando los Mares de Mi Mundo, lleno de gente...
Me encantó.
En aquel momento, no escribí nada sobre el cuento, sobre esa idea. Aquel barco lo guardé en forma de foto, y hasta ahora lo había tenido en la cabeza.
Pero ahora he comprendido lo que era. Ya sé qué barco era, y quién lo navegaba.

En este cuento se narra cómo llegaron por primera vez las Doce Altas Estirpes de los Elfos. Los Dioses los colocaron en el mundo, sobre el mar, en Doce Navíos. Y todos navegaron en dirección a una isla, la que llamarían después la Tierra de Aradán. Poco a poco después se fueron dispersando por todo el mundo, y su historia, una a una, fue contada.
Estaba claro. Ese barco tenía que ser de una de las doce casas de elfos. ¿Pero cuál?
Pues ya lo sé.

Aquí os cuento, un poco a modo de continuación de la entrada anterior, otra parte de la historia de Firin, Primero de los Firindain. Es un pedazo extraído del capítulo del cuento, pronto lo subiré entero en PDF. Pero quería hablaros de él, y contaros todo esto que os acabo de contar.


Nota para situaros en el curso de los acontecimientos:
A estas alturas, las Guerras de la Sangre ya han terminado, y en ellas Firin ha visto morir a dos de sus hijos y a uno de sus nietos. Firin odia la guerra más que ningún otro elfo, y decide hacer una promesa de paz.
No habría mas guerra para él.



Sobre Firin, Primero de los Firindain...


. . .

Una noche de luna menguante, cuando ésta se asomaba entre el infinito manto negro, Firin prometió que lograría hacer la paz con todas las Altas Estirpes de Elfos. Aquella promesa lanzada al viento nocturno, fue escuchada por Moulth, la Diosa de los Sueños y las Estrellas, o eso dijeron algunos. Moulth, al escuchar a Firin, acudió hasta Dianae, la Diosa de la Vida, y le contó todo. Entonces, ambas, decidieron aparecérsele a Firin, Primero de los Firindain. Las Diosas le desearon suerte a Firin para cumplir su promesa, y le otorgaron con la visión de una bellísima obra de arte.

Firin, con esa visión en mente, hizo doce figuras de cristal, y las llevó ante Moulth y Dianae, y les dijo que le regalaría cada una de las figuras a cada Alta estirpe de los Elfos. Ellas, entonces, bañaron con su poder las doce joyas, consagrándolas. Algunos incluso dijeron que Moulth guardó en el interior de cada una la luz de una estrella. Las figuras tenían la forma de una hermosa flor abierta, y brillaban por alguna energía o poder de su interior. Las llamó las Doce Flores de Aissed.

Firin comenzó entonces su gran odisea. Las dos primeras Flores de Aissed se las regaló a Aradán, de Assëe, y a Eleanor, de Avanissián. Después acudió hasta Jalhia, de Quivarén, y le regaló otra flor en recuerdo de su nieto Assär, con quien ésta había combatido gloriosamente en el pasado. Incluso dio con Gelidenos, Primero de la Alta Estirpe de Gelidén, y así le regaló una flor a cada pueblo de los elfos que aun vivían en al isla... Repartidas ocho Flores de Aissed en los Reinos de Eleanor, se empeñó en navegar el océano hasta dar con las cuatro restantes.

Recuperó las antigualla en que se había convertido el Navío con que llegaran a la Tierra de Aradán al comienzo de sus tiempos los Firindains, el último de los Doce Navíos que se conservaba. Firin se hizo a la mar entonces, a bordo del navío de la Alta estirpe de Firindain, y navegó los mares del Mundo en busca de las Estirpes de Laentis-Anne y Barafundär, en el Viejo Mundo, como lo llamarían después. Estos últimos dijeron estar esperándolo a su llegada...

Tras aquello, Firin navegó cruzando los Mares del Caos, hasta las Tierras Oscuras de Elhada. Y haciendo acopio de honor y de rechazo al orgullo, acudió hasta las puertas de Dunottar, la Fortaleza de la Arpía, donde por aquel entonces estaba preso Efgo, de Yandalath. Allí solicitó verle, y se atrevió a regalarle una Flor de Aissed. Le dijo que le perdonaba por todo, y que se marchaba. Sin más. Efgo se lo agradeció, y le permitió marchar de Dunottar.

Después Firin, que sólo le quedaba por entregar una Flor de Aissed, a los elfos de Hirinen, partió de las Tierras de Elhada, y navegó por el mundo en su busca. Muchos dicen que jamás los encontró. Otros dicen que sí. Como tantos otros misterios de las historias de los Días Antiguos, de este desconocemos, o eso dejaremos escrito aquí, el final verdadero que aconteció.

. . .

Extraído de la Alta Estirpe de Firindain, los Artesanos
Los Doce Navíos
Memorias Olvidadas
Darka Treake






Me vais a permitir que añada aquí esta cita del director de cine Vicente Aranda (con quien estuve precisamente ayer!!!), refiriéndose a su película Tirant Lo Blanc, pues creo que transmite exactamente lo que quería contaros con todo esto:


"Esta película – creo que toda película – es un ser vivo que hace manifestación de su deseo de existir, da órdenes para existir. Claro que estoy hablando en términos transferibles a ese idioma inespecífico – pero el más poderoso de todos – que es la abstracción."


Vicente Aranda, 5 de septiembre de 2003


6 comentarios:

Favole dijo...

El barco mola un montón!! Y es cierto que hay cosas que te inspiran y quedan latentes en la cabeza y un día, sin más... Salen :)


P.D.: tengo algo que enseñarte... No es gran cosa, pero bueno...

Anonymous dijo...

Lo primero de todo gracias... por seguir narrando sobre Firín...

Yo quiero pensar que encuentra a Hirinen, lo necesita para sentirse completo y tranquilo, (aunque ello suponga repartir las doce flores y quedarme sin :P)

El barco está way..quizá en otra parte de la historia el "Vasa" puede darte mucho juego.. sobretodo si recuerdas la motivaciones de su creación y su destino final...

emm dijo...

Hola :)
Navega mucho... no le pasa nada por las aguas??

Sabes que? Desde hace mucho tiempo, me pasa parecido a ti, desde que se que una palabra, un gesto, una persona, un lugar... te muestran historia, a mi tambien me pasa, claro y me acuerdo de ti tb. Claro, pero a mi no me muestra una historia, sino el "agumento", por llamarlo de alguna manera, de una historia. Eso solo lo tienes tu.

Creo que cualquiera que viera ese barco, pensaría en más allá de detrás de él.

Es precioso pensar, que el autor de ese relato no hablaba de ese barco solo porque si, como de muchas otras cosas..

Molaría que hicieran una peli de elfos, de estas creo que no hay! Que englobara todo referente a ellos! Pero claro... tambien algo de amor! Entre humanos mejor, asi la gente puede sentirse identificada... para todos los públicos!

Un beso.

Darka Treake dijo...

mmm...me guardaré si Firin encontró a Hirin, Primero de Hirinen, para darle una Flor de Aissed...

Lo que sí es seguro, es que Ïlandil de Barafundär llegó a poseer una de ellas... así que...

:p

Anonymous dijo...

... la compartió con su querida Siläe mientras hasta que su muerte les separó...

lost girl dijo...

Estoy de vuelta! Se me acumula el trabajo, desde luego XD En fin, ya me pondré, ya... ^p^
Me ha encantado el barco, es realmente precioso. No me extraña que no pudieras resistirte a no hacerle una foto jaja!
La verdad es que entiendo muy bien lo que quieres decir con "tener algo en mente, pero no saber qué". Me pasa mucho, pero cada vez menos... Siento como si pudiera expresarme mejor con palabras cada día que pasa, es algo de lo que me enorgullezco un poquitín ^^
1beso!

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