25 de noviembre de 2006

El perro negro...

La chica corrió asustada hasta tropezar con una pequeña lápida, que la hizo caer de bruces. El suelo estaba embarrado a causa de la lluvia, que caía incesante desde hacía varias horas. La tremenda tormenta hacía la noche muy oscura, salvo los pequeños espasmos de luz con los que de pronto algo mostraba. La chica había llegado hasta allí huyendo, estaba llorando y desconsolada, y ahora, encima, en el suelo. Sintió, ahí tirada sobre la lápida, como la lluvia caía sobre su vestido, a su espalda, fría e incesante. Y escuchó a su alrededor, al silencio de la tormenta, ese ruido sordo de las gotas al llegar al suelo, al frío barro del cementerio. La chica levantó la cabeza, sus lágrimas caían mezclándose con el barro, y lo que vio la estremeció por completo. Más allá de unos arbustos, donde ya no había lápidas y el cementerio terminaba, había un tremendo perro negro. Su silueta bajo la lluvia casi no se apreciaba, pero se le veía merodeando. Avanzaba rodeando el cementerio, casi sorteando lápidas y tumbas, pero sin acercarse.
Ella pensó en quedarse muy quieta. Tal vez así no la vería. Lo observó allá, lejos, a través de la cortina de lluvia gris, y ella hubiera jurado ahí mismo que la estaba mirando. Pero no parecía tener intenciones de acercarse. Eso la tranquilizaba mucho, pero aun así...


A su espalda, de pronto, se oyó un ruido. Ella no miró atrás, quedó observando al animal, que levantó la cabeza, como alarmado, y salió huyendo. Perdiéndose de vista... Al momento, apareció un chico, corriendo, que la estaba buscando. Al llegar, se agachó junto a ella, y le acarició sus largos cabellos empapados. Ella sonrió, más tranquila, y trató de levantarse. Él la ayudó y pronto regresaron. Salieron del cementerio, tratando de darse prisa por la lluvia. Y en el último momento, ella se giró y miró de vuelta, pero ya no vio al perro negro a través de la cortina de lluvia gris. Ya no estaba...

Cuando ambos hubieron regresado a resguardo, aunque en la intimidad, ella trató de excusarse por su huída, pero él la calló de improviso. Ya no importaba, tenía una noticia que darle. Una mala noticia. Alguien cercano, muy cercano e importante para ella, acababa de morir. Había resultado un grave accidente. Un estúpido y casual accidente que se lo había llevado...

Al día siguiente, la chica regresaría al cementerio...



Relato inspirado a partir de lo que he leído en un post de otro blog, donde se muestran artículos del folklore inglés e irlandés. Para entenderlo mejor, os aconsejo que lo leáis: † Halloween Moon † - Grim.
Espero que a su autor no le importe que me haya apropiado de tanto espacio en los comentarios de ese post, pues me he atrevido a dejarle ahí este relato...
Darka Treake

5 comentarios:

Anonymous dijo...

...me ha gustado, como me gustan las historias de cementerios y el folklore sobre ellos de Oz. :D
Daludos y besos desde mi camino.

Darka Treake dijo...

Me alegro de que os haya gustado...
gracias!

Oz, si me sale algo de las Banshees... ya os lo enseñaré.
Es que eso era bienísimo...

Tu sigue escribiendo y dándome ideas!!

Anonymous dijo...

Hola,
Es la primera vez que dejo un comentario en este blog, supongo que porque no creo que mi imaginación esté a la altura de los escritos que aquí se prestan.
Sólo quería decir que me ha gustado mucho,es un relato fácil de sentir e imaginar...

Darka Treake dijo...

Ya sé quien eres, gracias por escribirme...
Me ha encantado que lo hicieras...

Darka.

Anonymous dijo...

De nada... fue todo un placer,sólo que prefiero mantener mi anonimato,me siento más libre, sin sombra...

un abrazo, y hasta la próxima

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