11 de noviembre de 2007

Primera planta. 06.11 horas.

Antes de que leas esto:
A pesar de ser esta la primera parte de un capítulo doble que se llama Dos encuentros. Debe leerse antes la segunda parte del capítulo doble, que lo encontrarás en la entrada que le sigue a esta - aquí -.
Te recomiendo que la leas primero.
¿Por qué es así? Bueno, en realidad si te fijas en la hora, el otro capítulo ocurre primero.
Otra razón es, simplemente, que me gusta más así...

Lo siento, capitana, no me dio tiempo a avisarte...
Aun así, me alegro de que te gustara.

La Dama Negra avanzaba pegada a la pared, tratando de ocultarse en el umbral de la única puerta que tenía el pasillo. Iba siguiendo a los valientes de Düredar y al elfo, que caminaban en grupo unos cuantos pasos por delante suyo. A través del corredor, podía ver perfectamente la lucecilla de ese incordio de hada que siempre acompañaba al elfo. Daba vueltas alrededor de todos ellos, yendo y viniendo, adelante, a iluminar la cabeza, y atrás, donde estaba el elfo. Ese elfo... El heredero de una de las grandes Estirpes de los Elfos, y estaba ahí, jugándose la vida, arriesgando trono y nombre por salvar a esa chica. Era incomprensible para ella. Hasta los príncipes elfos son manipulables cuando se enamoran... Sonrió, y se asomó desde el umbral. El grupo de salvadores, los muy ineptos, giraban la esquina, el corredor seguía a la izquierda.

Cuando el último de ellos, el elfo, había girado la esquina, ella caminó silenciosamente hasta ella. Creyó haberse precipitado, tal vez, cuando escuchó su voz, con ese acento élfico que tanto le asqueaba.

- Parad. He oído algo ahí atrás.

Lo dijo en voz baja, y los pasos cesaron. Ella intuitivamente, ordenó a su bastón que dejara de emitir esa luz que sólo ella veía, que se apagó. Y de pronto, frente a sí, apareció el hada del elfo, que giró la esquina y se le plantó en la cara. La elfa, al ver que estaba a punto de ponerse a chillar, asquerosa voz de pito, la atrapó entre sus manos con agilidad, y guardó completo silencio.

Entonces no vio nada, nada en absoluto, pero le escuchó acercarse. Permaneció completamente quieta, pero el elfo estaba ahí. Podía sentirle. Debían estar cara a cara, a escasos palmos de distancia. No respiró, no se movió un ápice...

- Lya, vámonos.- El elfo habló y la Dama Negra se estremeció. Le tenía justo enfrente. Entonces él se debió dar la vuelta y alejarse, derecho al grupo.- No ha debido ser nada...- Dijo, y reanudaron la marcha.

Si esa elfa era capaz de poseer corazón, le estaba palpitando frenético, a toda velocidad. Tardó un segundo en reaccionar, y entonces cayó en el cosquilleo entre sus manos. Abrió las palmas, y el hada salió revoloteando e iluminándolo todo. Salió espantada, girando la esquina hacia su amo.
Entonces la elfa desapareció. No sé si por arte de magia o es que veloz se deslizó por el pasillo, en todo caso, se escabulló.




Dos encuentros (primera parte)
El Cuento de Siläe
Memorias Olvidadas
Darka Treake

2 comentarios:

Angelica Black dijo...

Genial la segunda parte *O*

un besito pirata ^^

Klover dijo...

Leeré ambas en cuanto pueda (aunque a lo mejor ya me leí en su día el relato que linkeas...que todo puede ser...)

¡Buen lunes!

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